miércoles, 31 de julio de 2019

Matutino empollón

¡Buenos días!

Otro pipiolo matutino que sale del cascarón tras haberlo incubado la noche anterior, y al que dejo volar a su libre albedrío para que vaya creciendo, creciéndose, aprendiendo de la vida, con más o menos trompicones según lo que se vaya encontrando, disfrutándola, divirtiéndose incluso según la ocasión. El calor vuelve a subir en este día de verano con 35ºC de máxima prevista, todavía levemente por debajo del umbral febril, pero suficiente para incubar de nuevo sudores sin apenas movernos. En cualquier caso, solacémonos lo que sea menester, que tiempo habrá para enjugarse los humores.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Súper empollonas" ("Booksmart"), de Olivia Wilde, y con Kaitlyn Dever y Beanie Feldstein. Es el debut como directora de esta también actriz.

Dos amigas del alma desde la infancia, y súper aplicadas estudiantes que jamás han salido de juerga por tratar de conseguir las mejores notas posibles de cara a poder escoger la mejor universidad, están en el último día de clase de instituto, y de repente toman conciencia de que podrían haber estudiado algo menos, divertido algo más, como adolescentes que son, y sacado similares notas, así que deciden que tras la ceremonia de graduación acudirán a una de las fiestas que organizan sus compañeros, tratando de recuperar en una noche loca toda la diversión perdida anteriormente.

Una muy buena película (nota: 7), de muy buenas maneras, divertida, inteligente y lúcida (también luminosa y optimista), mucho, esta deslenguada comedia de desparrame juvenil con enfoque femenino, que se aleja, aun manteniendo algunas, de las convenciones del cine de desmadre de instituto o universitario, que en general produce bastante bazofia. No es este el caso, pues incluso el humor más grueso tiene su aquel, cosas del bastante inusual, hasta ahora, punto de vista femenino sobre estas u otras cuestiones en el mundo cinematográfico.

Es bastante atípico y chocante este retrato de amistad adolescente (de colegueo femenino), y también historia iniciática de madurez, conseguida en una intensa noche, para luego seguir cada una su propio camino, con bastante enjundia, que me dijo muchas cosas. Por eso de la disparatada y extravagante aventura nocturna que viven sus protagonistas, me recordó a un clásico de Martin Scorsese, "¡Jo, qué noche!" ("After hours", 1985).

Ahora, unas citas de sabiduría ajena, que espero os estudiéis bien, que seguro caen en el examen... el que la vida nos hace de continuo:

 - "De mis disparates de juventud, lo que me da más pena no es el haberlos cometido, sino el no poder volver a cometerlos".  (Pierre Benoit).

 - "Si pudiese volver a la juventud, cometería todos aquellos errores de nuevo, solo que más temprano".  (Tallulah Bankhead).

 - "No basta con ser joven. Es preciso estar borracho de juventud. Con todas sus consecuencias".  (Alejandro Casona).

Besos y abrazos,

Don.
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martes, 30 de julio de 2019

La química matutina que nos une

¡Buenos días!

Que nos une y atrae inevitablemente, así que ya rendidos a la evidencia, nos dejamos llevar por las autopistas y vericuetos que nos van surgiendo, conduciéndonos de la mejor manera posible. Por lo demás, el verano sigue tan apegado a nosotros, que no nos queda otra que aceptarle tal cual es, con sus sofocos y alivios, disfrutando el camino que nos quede por ir juntos, sabiendo que algún día se irá y nos dejará. Hoy está amable con sus 31ºC de máxima prevista, dando confortable calor, pero sin agobios, y dejándonos respirar, segura fórmula para que no queramos que se vaya tan pronto.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una deliciosa película que me encandiló, una dulce caricia sobre mi cuerpo y alma que me desestresó, y que por tanto os recomiendo muy encarecidamente que vayáis a ver. Se trató de "303", de Hans Weingartner, y con Mala Emde y Anton Spieker. De este director y guionista alemán había visto uno de sus anteriores largos, "Los edukadores" ("Die fetten jahre sind vorbei", 2004).

Dos jóvenes universitarios, que no se conocen, acaban de terminar los últimos cursos de sus respectivas carreras universitarias en Berlín. Ella, que estudió bioquímica y le suspendieron una asignatura, se embarca en su vieja autocaravana, una Mercedes modelo 303, rumbo a Portugal, donde su novio está desarrollando un proyecto de investigación, para comunicarle personalmente que está imprevistamente embarazada. Recoge al otro, licenciado en ciencias políticas y que no pudo conseguir una beca post-grado, que hace autostop en una gasolinera a las afueras de la capital para dirigirse a España para conocer a su padre biológico. Tras un desencuentro inicial, a medida que van recorriendo Europa irán conociéndose mejor, al otro y a sí mismos... y ya se sabe, el roce va haciendo el cariño.

Sobresaliente película (nota: 9) que me enamoró, esta, podría decirse, road movie romántica muy dicharachera, de gran naturalismo, casi que minimalista, en la que los dos protagonistas, con indudable química entre ellos, que exuda a través de la pantalla, nos llevan de viaje no solo por diversos territorios europeos, sino también por sus adentros, emocionales e intelectuales, a través de sus conversaciones sobre los más variopintos temas, con un punto idealista, sean socio-políticos, científicos, de relaciones amorosas, o de intimidad personal; y hablando, hablando, el amor va palpitando, cada vez con mayor intensidad. Así, cual si estuviéramos viendo crecer la hierba, vamos viendo como brota el amor de a poquito a partir de la primigenia química corporal que lo enciende.

Recuerda a "Antes del amanecer" ("Before sunrise", 1995) de Richard Linklater, en la que también se narra un amor incipiente, luego continuado en las otras dos de la exquisita trilogía,  "Antes del atardecer" ("Before sunset", 2004), y "Antes del anochecer" ("Before midnight", 2013). De hecho, Hans Weingartner trabajó como asistente de producción de la primera, y algo se le quedó prendido.

Ahora, en la sección de sabiduría ajena comienzo con una cita del propio director del film hoy glosado, y os termino acariciando con la otra, antes de besaros y abrazaros... pero dejando correr el aire, que estamos en verano:

 - "[El amor] es la base de nuestra felicidad, la decisión más importante de nuestras vidas, pero realmente no sabemos nada al respecto y, a menudo, tomamos decisiones equivocadas porque nos aferramos a viejos ideales románticos que están lejos de la realidad".  (Hans Weingartner).

 - "Las caricias son tan necesarias para la vida de los sentimientos como las hojas para los árboles. Sin ellas, el amor muere por la raíz".  (Nathaniel Hawthorne).

Besos y abrazos,

Don.
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jueves, 25 de julio de 2019

Matutino despavorido

¡Buenos días!

Totalmente a salvo, en el refugio de mi imaginación matutina no hay miedo que pueda atenazarme, ni hacerme correr cual pollo descabezado, así que las únicas huidas por aquí son las de mi imaginación, que fluye con reflexiva serenidad, al albur de lo que la pueda incitar a volar. El que tampoco parece lleno de pavor es este verano que se niega a salir pitando de aquí hasta que le llegue el momento, y nos abrasa con otro día de tórrido calor cerca de la cuarentena centígrada, parece que el último de esta asfixiante ola... hasta la siguiente que nos atosigue.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una película que no os deberíais perder. Os la recomiendo aunque se sufre viéndola. Se trató de "Utoya. 22 de julio" ("Utøya 22. juli"), de Erik Poppe, y con Andrea Berntzen. Es el segundo largo que veo, tras "Mil veces buenas noches" ("A thousand times goodnight", 2013), de los de este director noruego, quien anteriormente fue fotorreportero de guerra.

El 22 de julio de 2011 un fanático de extrema derecha pone una bomba en el barrio gubernamental de Oslo, con el resultado de varios muertos. Varias horas después llega a Utoya, una pequeña isla a pocos kilómetros de la capital noruega, donde varios centenares de idealistas adolescentes y jóvenes disfrutaban de un campamento de verano en el que se debatían cuestiones políticas de su interés, y perpetra una matanza indiscriminada, a tiros de su fusil automático, durante 72 eternos minutos, con el resultado de setenta y tantos muertos y casi un centenar de heridos graves.

Sobresaliente película (nota: 9), peliculón, que cámara en mano, absolutamente inmersiva, sin necesidad de gafas 3D ni leches, cosas de incitar adecuadamente la imaginación del cerebro, esa poderosa herramienta que todos tenemos (o eso se supone), y que nos hace creernos partícipes de la horrenda peripecia, siguiendo a la protagonista en su pesadilla, en su pavor, su angustia, su absoluta desesperación, en el no saber por dónde le viene. Tras un prólogo con textos informativos e imágenes de archivo del suceso previo (las bombas en Oslo) a lo narrado en el film, este se desarrolla en tiempo real, 72 minutos, y en un portentoso plano secuencia. Obviamente, el asesino, por depravado que fuera, no interesa aquí, que es un perfecto don nadie, sino el cómo vivieron las víctimas el terrible suceso. Película que a partir de los testimonios de algunos de los supervivientes desarrolla una historia ficticia sobre lo que realmente pudo haber ocurrido entonces.

Ahora, sin miedo, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena, espero que remedio ante la ignorante barbarie, si no de cura, sí de prevención antes sus desmanes:

 - "Sin duda que las maldades y los dolores, las pasiones y los fanatismos han sido, son y serán siempre un elemento perturbador de todo bien; pero su poder se restringiría mucho si no estuviese favorecido por la ignorancia; ella es la primera y más poderosa rémora del progreso".  (Concepción Arenal).

 - "Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable".  (Voltaire).

 - "Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso".  (Denis Diderot).

Besos y abrazos,

Don.
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miércoles, 24 de julio de 2019

Prístinos amores matutinos

¡Buenos días!

Más que recordarlos, los evoco confusamente en mi memoria, sin demasiada añoranza, que la vida sigue y hay que fluir con ella. Por lo que al tórrido clima veraniego de estos días respecta no tengo muy claro, que ayer tarde el cielo se puso muy gris y descargó una breve tormenta, cuando comenzó a abrasarnos, a hacernos arder, no de amor, sino de puro sofoco que nos deja sin aliento. Seguimos igual que ayer, y parece que también en sucesivos días. En algún momento se nos romperá el amor, perdón, la canícula quería decir, de tanto usarla, que decía la canción de la Jurado, que con estos arrebatos térmicos no sé dónde vamos a parar.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Génesis" ("Genèse"), de Philippe Lesage, y con Théodore Pellerin y Noée Abita. Es el tercer largo, y primero que veo de este director canadiense.

Un adolescente, en los últimos años de instituto, y su hermanastra, en su primer año de universidad, viven las turbulencias amorosas y sexuales de su edad. Él se enamora en secreto de su mejor amigo, y ella, decepcionada por su inmaduro novio, se va distanciando de él hasta dejarle e, insatisfecha, precipitarse hacia relaciones amorosas cada vez más dañinas. Además, un preadolescente, durante un campamento de verano, empieza a experimentar, titubeante, sus primeros amores hacia una compañera que allí conoce.

Estupenda película (nota: 8), evocadora de pasadas sensaciones a flor de piel, y eso que no me convenció, me descolocó, con su estructura de dos historias que corren paralelas, intercalándose sus momentos en pantalla, y una historia al final, cuando parecía que acababa la película, sin nada que ver aparentemente con las anteriores. Eran tres mediometrajes en un largo. Sin embargo, la hermosura, la exquisita delicadeza de las historias, las tres, su complejidad, con momentos sublimes, el modo de mirar, me cautivaron.

Historia de sentimientos prístinos, casi que ingenuos, y confusos, sin cortapisas, pero sumamente auténticos, del despertar sexual, de amores no correspondidos... o sí, de rupturas, de deseos, dudas, miedos, del lanzarse al vacío inconscientemente, de... todo a borbotones, pero aquí plasmado con suma serenidad.

Ahora, en la sección de sabiduría ajena, tan solo un largo extracto de una entrevista al director, que me ha parecido perfectamente niquelada, profundamente sabia para encajarla aquí:

 - "[...] No hay edad para que un primer encuentro logre cambiarlo todo. El amor revolucionario puede surgir en cualquier momento [...] Pero la realidad es que un año en la vida de un adolescente equivale en términos de intensidad y descubrimientos a cinco, diez, quince años de un adulto. Por ello, la juventud se convierte en un período fascinante [...] Tengo también mucha admiración por los jóvenes protagonistas porque ellos se entregan al amor sin desconfianza. Yo prefiero los corazones temerarios a aquellos que retroceden por miedo a ser heridos. Ahora bien, es lo propio de la adolescencia, enamorarse de las personas equivocadas, cometer errores, hacer demasiado o no lo suficiente. Solo después de ser heridos, comenzamos a escondernos, a hacer cálculos, a tomar decisiones racionales. La ceguera amorosa me fascina más. Los protagonistas van hasta el final de su búsqueda; quizá se golpeen con la pared, se hagan daño, pero se levantarán [...] Ellos lo dan todo [...]".  (Philippe Lesage).

Besos y abrazos,

Don.
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martes, 23 de julio de 2019

Rosáceo matutino indómito

¡Buenos días!

No conforme con estos calores me refugio por aquí, a la luz de la rosa alborada, al frescor de este lugar matutino, donde de verdad me encuentro la mar de confortable, por mucho que deje volar mi imaginación por ignotos lugares que no sé si serán mejores que este, que ya he visto por mí mismo unos cuantos. Y el verano sigue bastante salvaje, diría yo, con sofocantes máximas y mínimas, rondando la cuarentena y los 25ºC, respectivamente, capaces de agostar, aunque todavía sea julio, cualquier ilusión, que bien regadas, sin embargo, perdurarán lo que deseemos.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Wild Rose", de Tom Harper, y con Jessie Buckley y Julie Walters. Es el primer largo que veo de los de este director británico.

Una joven veinteañera de Glasgow, algo irresponsable e inmadura, talentosa cantante cuyo mayor sueño es el de triunfar en la música country, acaba de salir de la cárcel por un pequeño delito de tráfico de drogas cometido inconscientemente. Regresa a casa de su madre, quien quiere que se responsabilice de su vida y acepte su realidad y que mientras tanto ha estado cuidando de sus dos hijos pequeños, que tuvo cuando adolescente. Pero una casualidad hace que sus sueños de ser una estrella musical se reaviven, lo que la enfrentará consigo misma, a la decisión de perseguirlos o quedarse a cuidar de su prole.

Una buena película (nota: 6) este drama musical con toques de realismo social. A través de la peripecia de la vitalista protagonista, que se debate entre sus deberes maternales, que le recuerda su madre, y los sueños de realización personal, muy difíciles dada su condición social, aparentemente incompatibles, se nos habla de relaciones materno-filiales, de tomar conciencia, una vez libre de tomar su propio camino, de que no siempre los sueños se cumplen... del todo.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, que bien nos podrían servir tanto para asilvestrarnos como para domesticarnos, según necesitemos, o queramos nosotros mismos:

 - "Las verdades, como las rosas, tienen espinas; recíbelas por la parte de la flor y no te pincharás".  (Salvador Jacinto Polo de Medina).

 - "Vivid, creedme, no esperéis a mañana. Coged hoy las rosas de la vida".  (Pierre de Ronsard).

Besos y abrazos,

Don.
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viernes, 19 de julio de 2019

Matutino que hace lo imposible

¡Buenos días!

Pues sí, por lograr que todo sea posible, con cariño maternal, en este entorno durante el breve lapso que cada mañana me paso por aquí. Y el verano sigue haciendo todo lo posible por desazonarnos a base de calor y más calor, con un día en el que las máximas subirán, y más que lo seguirán haciendo en próximos días, con 37ºC previstos para hoy por los madriles.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Un amor imposible" ("Un amour impossible"), de Catherine Corsini, basada en la novela homónima de Christine Angot, y con Virginie Efira y Niels Schneider. De esta directora francesa había visto uno de sus anteriores largos "Partir" (2009).

A finales de los años 50 en una pequeña ciudad francesa de provincias una modesta oficinista se enamora perdidamente de un joven culto e inteligente de una familia muy acomodada. De resultas quedará embarazada, pero él se niega a casarse y a reconocer a la niña como suya, alejándose cada vez más, en espacio y sentimientos, aunque regresa periódicamente para yacer con ella, pues la quiere solo como amante ocasional, manipulándola emocionalmente. Ella siempre tiene la esperanza de que se quede. Un día él le dice que se casó con otra, pero a pesar del tremendo varapalo sigue adelante y cría sola a su hija.

Una buena película (nota: 6) este sereno drama romántico con aires clásicos, que se desarrolla durante 50 años, y que encierra un secreto de gran crudeza que la protagonista casi ni alcanza a asimilar, y eso que tiene gran entereza a pesar de ser continuamente baqueteada por su ciego amor, que no ve los escollos, y por la vida en general. Este retrato de una época desde un punto de vista femenino, nos habla de relaciones paterno-filiales, especialmente entre madre e hija, muchas veces bastante difíciles; también de las frustraciones de las mujeres, abusadas y humilladas, en un entorno machista de antaño (y a veces casi que de ahora) con desigualdad sexual (de género, que se dice hoy en día) y social.

Ahora unas citas de sabiduría ajena que, muy posiblemente, nos den buenos consejos:

 - "No hay cosa más fría que un consejo cuya aplicación sea imposible".  (Confucio).

 - "Y nunca a los amantes aconsejes
cuando tienen por gloria sus cuidados;
que es como quien predice a los herejes,
en sus vanos errores obstinados.
Por eso juzgo y discierno
por cosa cierta y notoria,
que tiene el amor su gloria
a las puertas del infierno".  (Miguel de Cervantes).

 - "Hay dos maneras de llegar al desastre: una, pedir lo imposible; otra, retrasar lo inevitable".  (Fernando Cambó).

 - "Una vida feliz es imposible. El fin supremo al que debe aspirar un hombre es una carrera heroica".  (Friedrich Nietzsche).

Besos y abrazos,

Don.
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jueves, 18 de julio de 2019

Matutino requeteenvenenado

¡Buenos días!

De tan envenenado, y dado que según dicen que los extremos se juntan, creo, y efectivamente así es, que son de una pureza tan auténtica que por eso me tienen tan engatusado como para robarme el corazón. Por los demás, estos últimos días de verano siguen razonablemente benevolentes, con máximas en torno a los 34ºC, y sin excesiva calorina, pero en pocos días, según las previsiones, parece que volverán a emponzoñarse, hasta casi asfixiarnos, con su más radical y opresivo calor, con máximas rondando y casi superando la cuarentena.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El cuento de las comadrejas", de Juan José Campanella, y con Graciela Borges, Óscar Martínez, Luis Brandoni, Marcos Mundstock, Clara Lago, y Nicolás Francella. Octavo largo de este director argentino, de quien había visto cuatro de sus siete anteriores, a saber, "El secreto de sus ojos" (2009), "Luna de Avellaneda" (2004), "El hijo de la novia" (2001), y "El mismo amor, la misma lluvia" (1999). Es la recreación de un film argentino de 1976 titulado "Los muchachos de antes no usaban arsénico", de José A. Martínez Suárez.

Una vieja gloria del cine vive cual trasnochada diva, rememorando sus pasados éxitos como actriz, en su viejo caserón aislado, junto a su marido inválido, actor segundón, y los dos mejores amigos de ambos, director y guionista de la mayoría de sus películas de antaño. Mantienen una peculiar relación, que esconde turbios secretos del pasado, espetándose, a la mínima oportunidad, aceradas mordacidades entre ellos, y a quien se cruce en su camino. Un día llega por allí, parece que perdida, una joven pareja, que cuando se aperciben de la gran estrella del pasado que allí habita manifiestan su gran admiración por ella, y que al poco le plantean, con adulaciones y engaños, comprarle su propiedad.

Una estupenda película (nota: 8) esta comedia negra, con mucho humor negro, cínica, muy metacinematográfica y que juguetea con ciertos clichés cinematográficos, socarrona, de ácido y retorcido humor, ingeniosísimos y afilados diálogos, sarcásticos, poliédricos, con múltiples sentidos, que casi destilan veneno, de vueltas y revueltas argumentales, que nos habla de la vejez y su arrumbamiento social, de lo fácil (o no) que es engañarlos (a unos sí y a otros no, como a cualquier hijo de vecino), del enfrentamiento generacional entre la engreída juventud y la experimentada vejez, de la amistad y el amor con cierta sorna, y deja caer una crítica contra la especulación inmobiliaria y el capitalismo salvaje que arrasa con todo sin miramientos.

Ahora unas citas de sabiduría ajena de entre las que he husmeado y cazado por ahí cual avispada comadreja:

 - "Los cazadores atrapan las liebres con perros; muchos hombres atrapan a los ignorantes con la adulación".  (Plutarco).

 - "Quien se complace en ser adulado es digno de ser engañado por el adulador".  (William Shakespeare).

Besos y abrazos,

Don.
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miércoles, 17 de julio de 2019

Matutino requeteeducado

¡Buenos días!

Como cada mañana, siguiendo su natural y libre albedrío, haciendo camino al andar, que diría Machado, estos matutinos van aprendiendo cada día un poco más, sin necesidad de que los encauce hacia ningún lado. Así todos felices, haciendo de nuestra capa un sayo, y compartiendo estos gratos momentos. El verano intenta hoy, pero no puede, dejar de ser como es, caluroso, dejándose llevar por su natural idiosincrasia, pues aunque ha bajado algo la temperatura, la máxima prevista para hoy será de 34ºC, con sol sin tapujos, sin complejos de ser él mismo.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La (des)educación de Cameron Post" ("The miseducation of Cameron Post"), de Desiree Akhavan, basada en la novela homónima de Emily Danforth, y con Chloë Grace Moretz, John Gallagher Jr., Sasha Lane, Forrest Goodluck, y Jennifer Ehle. Es el segundo largo y primero que veo de esta directora.

Años 90 en el profundo Estados Unidos. Una adolescente está en su último curso de instituto. La noche de celebración de la fiesta de graduación es sorprendida por su novio morreándose (y mucho más allá) con su mejor amiga. Sus ultraconservadores padres adoptivos, sus tíos, la ingresan inmediatamente en un centro religioso donde se promete reconvertir pervertidos homosexuales en presuntas personas de bien, rectas y formales, mediante terapias un tanto extravagantes, cuando no sutilmente opresivas. Allí tomará contacto por primera vez en su vida con diversos chicos y chicas con similares inclinaciones.

Una buena película (nota: 6) este sencillo y natural drama psicológico, con repuntes de soterrado humor irónico, que nos habla de la entereza emocional de una joven que trata de no dejarse comer el coco, así como de buenrollistas inquisidores que pretendiendo hacer el bien (según sus retorcidos y aviesos parámetros) hacen mucho daño, impidiendo ser ellos mismos a los jóvenes que tratan de reeducar, en el que se denuncia, con suavidad, casi que compadeciéndose de los presuntos sanadores, que más necesitarían ser sanados ellos de sus aberraciones mentales, especie de curas que necesitan ser curados... de su fanatismo e intolerancia. De paso, también es un retrato de cualquier adolescente que trata de buscar su lugar en el mundo, su propio camino, iniciándose en la vida, madurando en el proceso, él solo, sin necesidad de ser encarrilado a la fuerza, que lo que para unos es lo bueno, para otros no necesariamente tiene que serlo. Por tema me recordó mucho a otra que vi hace pocos meses, "Identidad borrada" ("Boy erased", 2018) de Joel Edgerton, que me gustó más.

Y ahora, para seguir aprendiendo, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena:

 - "Vosotros enviáis a vuestro hijo al maestro; pero son los condiscípulos quienes lo educan".  (Ralph W. Emerson).

 - "No aprendemos gracias a la escuela, sino gracias a la vida".  (Séneca).

 - "Todo hombre recibe dos educaciones: la que le dan y la que él se da; esta última es la más importante".  (Edward Gibbon).

 - "La base de la urbanidad, de la buena educación, es moral: no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti".  (Amando de Miguel).

Besos y abrazos,

Don.
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martes, 16 de julio de 2019

Matutino de ayer y de hoy

¡Buenos días!

Intemporales, o atemporales, creo que son ya para mí estos matutinos que voy componiendo cada mañana al albur de mi inspiración y recuerdos, e incluso desconocimiento de ciertos temas... pues no sé si algún día la fama me llegará... ¡o ni falta que me hace! Por lo demás, ayer hubo 36ºC de máxima y 20ºC de mínima por la madrugada, y hoy, pues lo mismo, el verano sigue inalterable en su canícula, no dejando ni un ápice para la existencia de otro paralelo con mayor frescor, así que cual escarabajos peloteros no nos quedará otra que buscar el frescor bajo tierra al ritmo de la buena música.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Yesterday", de Danny Boyle, y con Himesh Patel y Lily James (una preciosidad), además de un autoparódico cameo de Ed Sheeran. He visto casi todos los anteriores films de este espléndido director, a saber, "T2: Trainspotting" (2017), "Steve Jobs" (2015), "Trance" (2013), "127 horas" ("127 hours", 2010), "Slumdog millionaire" (2008), "Sunshine" (2007), "Millones" ("Millions", 2004), "28 días después" ("28 Days Later", 2002), y "Trainspotting" (1996).

La película está escrita por Richard Curtis, guionista también de bastantes taquillazos, tales como la saga de Bridget Jones, "Cuatro bodas y un funeral", "Notting Hill", y de alguna que otra mítica serie televisiva. Y se nota su estilo, casi más que el del propio director. Además es director y guionista de tres películas, "Una cuestión de tiempo" ("About time", 2013), "Radio encubierta" ("The Boat That Rocked", 2009), y "Love actually" (2003).

Un joven que trabaja como reponedor en una gran superficie aspira a conseguir el éxito como cantautor, sin éxito alguno, a pesar del entusiasta apoyo de sus amigos y especialmente de su mejor amiga, secretamente enamorada de él, que le hace las veces de representante artístico y lo lleva en coche a las actuaciones en pequeños locales. Una noche, al volver de una de estas actuaciones, camino de su casa es atropellado por un autobús durante un breve apagón eléctrico que sucede simultáneamente en todo el mundo. Al poco empieza a tomar conciencia de haber entrado en un mundo paralelo, casi idéntico al anterior, pero con pequeñísimas alteraciones, tales como que no existe, entre otras pequeñas cosas, un famoso refresco de cola, ni los cigarrillos... ni nadie parece conocer la existencia del grupo The Beatles, salvo él. Así que cuando se recupera del shock empieza a hacer pasar por suyas todas las canciones del celebérrimo grupo, conforme va recordando sus letras y acordes.

Una estupenda película (nota: 8) con la que pasé un rato muy agradable, que parte de una idea bastante ocurrente, a pesar de que su final demasiado dulce y complaciente me la desmereció algo respecto del resto de metraje. Es más, si hubieran suprimido ese final hubiera sido mejor. Encantadora comedia romántica con leve toque de cine fantástico que nos habla de lo que sacrificamos por alcanzar nuestros sueños, o incluso el éxito, y si nos merece la pena o no. Está en nuestra mano, pero una vez decidido es sumamente difícil regresar al ayer, salvo en los cuentos como este.

Ahora, hoy, en la sección de sabiduría ajena os pongo estas citas del ayer:

 - "Un hombre no debe nunca avergonzarse por reconocer que se equivocó, lo cual es como decir que hoy es más sabio que lo que fue ayer".  (Jonathan Swift).

 - "Ayer vaquero y hoy caballero".  (Refrán).

 - "Nadie confíe en los halagos de la prosperidad, porque es estilo de la fortuna entretenerse y deleitarse en quitar hoy lo que dio ayer".  (Fray Antonio de Guevara).

 - "Vivir es desatinar:
tejer para destejer;
aprender para olvidar;
amar para recordar
amor que no pudo ser
o la alegría de ayer
que nunca vuelve a pasar".  (Antonio Machado).

Besos y abrazos,

Don.
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viernes, 5 de julio de 2019

¡Cuánta incertidumbre matutina!

¡Buenos días!

Este es el meollo de la cuestión, no sé si voy o vengo, ni donde estoy, quizá vosotros podáis determinar, con vuestra aguda observación, ya os anticipo que bastante incierta, que ahora mismo estoy dentro de los matutinos mientras leéis de buena mañana estas disquisiciones que estoy escribiendo, ahora para mí en la vespertina víspera de vuestra lectura, dudoso pasado para vosotros, tal vez. Por lo demás, el verano sigue a lo suyo, con un tórrido sol que nos funde con su calor de fusión nuclear y que tal vez consiga hacernos explotar por fisión con sus rayos inclementes cuando la masa crítica de nuestro aguante ya no lo resista. La máxima prevista para hoy volverá a ser de 35ºC.

Antes de ayer por la tarde estuve en el teatro viendo la obra "Copenhague" ("Copenhagen", 1998), escrita por Michael Frayn, adaptada y dirigida por Claudio Tolcachir, e interpretada por Carlos Hipólito, Emilio Gutiérrez Caba y Malena Gutiérrez. De este director argentino, también dramaturgo y actor, había visto anteriormente cuatro obras suyas dirigidas por él: "La mentira" ("Le mensonge"), escrita por Florian Zeller; "Tierra del fuego", escrita por Mario Diament; "Todos eran mis hijos" ("All my sons"), escrita por Arthur Miller; y "La omisión de la familia Coleman", escrita y dirigida por él.

A principios del otoño de 1941, en plena II Guerra Mundial, los físicos teóricos Werner Heisenberg (alemán) y Niels Bohr (danés), discípulo y maestro respectivamente, dos de las mayores eminencias científicas del siglo XX, pilares de la física cuántica, se reúnen en la casa de este, en la Copenhague invadida por los nazis, a petición de aquel. Amigos de antaño, enemistados por ser ciudadanos de países enfrentados por una guerra, hablaron de la futurible (por entonces) bomba atómica, abominable aplicación técnica de sus teorías. Parece que el maestro se negó a ayudar a su discípulo en tal cometido, lo que privó al régimen nazi de conseguir fabricar una bomba atómica.

Una sobresaliente obra teatral (nota: 9), por contenido y montaje, que conjetura lo que pudo haber pasado en esa reunión, toda una incertidumbre, casi como en el homónimo principio de Heisenberg, si realmente este solicitó ayuda a Bohr para resolver ciertos problemas de cálculo en su formulación teórica sobre como llegar a obtener la bomba atómica y este se negó, o si simplemente debatieron sobre la ética del uso de sus conocimientos sobre física nuclear para construir armas de destrucción masiva, o si... Al hilo de esto, os planteo esta disyuntiva que dejo caer en similares debates... ¿debería prohibirse la producción de cuchillos, magnífica herramienta ancestral de múltiples utilidades, porque algunos degenerados la usen para asesinar?... En la obra, el personaje de la mujer de Bohr, lega en ciencias, aparece como narradora in situ con la misión de hacer más divulgativo el denso mensaje científico, y por ende filosófico, que contiene esta magnífica obra, que da mucho que pensar.

Pues lejos de toda duda acerca de cuántica... o según diría un maño o murciano, cuantica sabiduría ajena hay por el mundo, ahí os dejo unos botones de muestra, recogidos sin el más leve atisbo de azar... o no, ya lo dudo, todo es posible a la vez, ahora que lo pienso:

 - "La mayoría de las ideas fundamentales de la ciencia son esencialmente sencillas y, por regla general pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos".  (Albert Einstein).

 - "Las ideas no son responsables de lo que los hombres hacen de ellas".  (Werner Heisenberg).

 - "Toda frase que yo emita habrá de ser considerada por ustedes no como una aseveración, sino como una pregunta".  (Niels Bohr).

 - "La incertidumbre es una posición incómoda. Pero la certeza es una posición absurda".  (Voltaire).

Besos y abrazos,

Don.
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jueves, 4 de julio de 2019

Cuarto de juegos matutinos

¡Buenos días!

Hoy día cuatro me meto de nuevo a este lúdico cuarto matutino para retozar lo mejor que sé y puedo por entre mis chispeantes sinapsis a ver que consigo sacar de mis entendederas que me ayude a tratar de comprender, no ya lo que me rodea, sino además a mí mismo. No hay nada como jugar para mejor lograrlo. Por lo demás, el verano sigue a lo suyo, despreocupado cual juguetón infante con sus habituales divertimentos, tales como hacernos sudar la gota gorda sin apenas movernos. La máxima prevista para hoy será de 35ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una de animación por ordenador, de la Pixar, "Toy story 4", de Josh Coley. Es el debut como director de este guionista y animador de otras de la Pixar. Es la cuarta entrega de la saga, y la cuarta que veo tras las tres anteriores: "Toy story 3" (2010) de Lee Unkrich; "Toy story 2" (1999) de John Lasseter, Ash Brannon, Lee Unkrich; y "Toy story" (1995) de John Lasseter, el primer largo de animación por ordenador (en su totalidad) de la historia del cine.

Los juguetes del niño protagonista de los anteriores episodios, ya en la universidad, han pasado a ser de una nueva niña que debe enfrentarse a su primer día de colegio, donde como primera actividad crea un simple juguete a partir de un tenedor de plástico desechable que recoge de una papelera y lo convierte en su bien más preciado. El caso es que este nuevo juguete no se siente tal, no tiene conciencia de lo que es ahora y no cesa de lanzarse temerariamente a todo cubo de basura que encuentra, que es lo único que ha conocido en su corta vida, así que el resto de lúdicos colegas deben ayudarle a saber quien es y cual es su noble cometido.

Una más que sobresaliente película (nota: 10), apta para todas las edades; la mejor con diferencia de toda la saga, por lo que a mí respecta, y la más madura; de excelentísimas maneras formales y prodigioso virtuosismo técnico, siempre al servicio de la requetemagnífica historia que nos narra; profunda, muy, muy divertida y emocionante, incluso emotiva a ratos, en su justa medida... cosas del amor y las renuncias que conlleva este compromiso.

Rezumando empoderamiento femenino, nos habla, y muy bien, de varias cuestiones: del cambio (cosas de crecer y madurar) que sufre no solo la niña sino también sus juguetes, cada vez más expuestos al mundo exterior en sus aventuras; de la camaradería entre todos; de no pertenecer a nadie; de saber jugar con cualquier fruslería (como bien saben hacer los niños), mucho más divertida que juguetes ex profeso; de saber enfrentarse a las pérdidas (materiales y emocionales); de...

Por cierto, no salgáis de la sala oscura en cuanto empiecen los créditos finales, pues durante ellos está lo mejor de la película, brillantísima coda. Tan refulgente como los cortos Pixar que llevo varios largos echando en falta, casi siempre mejores que los excelentísimos largos que prologaban o teloneaban... ¿volverán las oscuras golondrinas... que recitaba Gustavo Adolfo Bécquer?

Pues jugueteando por ahí me encontré estas citas de sabiduría ajena, que espero nos ayuden a ver el lado divertido de la vida y jugar, en el buen sentido, con ella:

 - "No abandonéis nunca vuestros negocios por vuestro placer, pero trazaros una especie de regla, que os permita momentos de libertad y de diversión".  (Luis XIV).

 - "Nuestro cerebro es el mejor juguete que se ha creado. En él están todos los secretos, incluso el de la felicidad".  (Charles Chaplin).

Besos y abrazos,

Don.
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miércoles, 3 de julio de 2019

Instintiva dualidad matutina

¡Buenos días!

Por mero instinto adopto diferentes actitudes, aunque en realidad no tanto, que van convergiendo según avanza el tiempo, influyendo la una en la otra y viceversa, según me encuentre en los matutinos o fuera de ellos. Viene a ser lo mismo que ese refrán sobre el matrimonio que dice "dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma opinión". Pues de tanto dormir arropado, casi que diría que ahogado por los sudores veraniegos, y por mucho que casi que odie la canicular calorina, creo que el estío ya es parte de mí propio ser, mucho más si como en estos últimos días afloja en sus rigores. Hoy tendremos una soleadísima máxima prevista de 36ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Instinto maternal" ("Duelles"), de Olivier Masset-Depasse, basado en la novela "Derrière la haine" de Bárbara Abel, y con Veerle Baetens y Anne Coesens. Es el tercer largo, y primero que veo, de este director belga.

En Bruselas a principios de los años 60, dos íntimas amigas que viven en sendos chalets adosados con sus respectivos marido e hijo único, también íntimos amigos entre ellos, mantienen una relación muy especial. Un día el hijo de una de ellas fallece en trágico accidente, y la dolida madre echa la culpa a la otra (que no la tiene en absoluto). A partir de ahí su relación, antes tan perfecta, se enturbia, pues la primera empieza a comportarse extrañamente y la otra desconfía y teme que trate de vengarse de algún modo, dejándose llevar por una intermitente paranoia in crescendo.

Una buena película (nota: 6) este reposado, tenso e inquietante thriller psicológico de estupendas maneras formales y actuaciones, que avanza con pausada intensidad en aumento y que va y viene, donde nunca llegas a tener claro quien está loco y quien no, y que es lo que ocultan en sus adentros, lo que genera bastante desasosiego.

Ahora un par de citas de sabiduría ajena, no sé si antagónicas:

 - "Todos los actos instintivos aparecen ocultos bajo ciertos disfraces, con los que voluntariamente nos engañamos para hacer como que obramos libremente, o por un estímulo libremente aceptado, cuando lo cierto es que somos muñecos".  (Ángel Ganivet).

 - "A falta de certezas, lo único que nos queda para guiarnos es el instinto".  (Jonathan Cainer).

Besos y abrazos,

Don.
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martes, 2 de julio de 2019

Los no matutinos que no vendrán

¡Buenos días!

Supongo que serán aquellos que mis neuronas amagaron con diseminar pero con el preservativo puesto, así que no llegaron a tomar conciencia dentro de mí, ni por supuesto pude dar a luz. Pero anulando la doble negación del título, que se compensa, me queda la absoluta afirmación de todos los matutinos que, como este, ¡alegrémonos por ello y cuidémoslos a todos!, sí que verán amanecer, amanecer como el de esta veraniega mañana soleada de tenues nubes, con 21ºC al alba y con una máxima prevista para hoy de 35ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Los días que vendrán" ("Els dies que vindran"), de Carlos Marques-Marcet, y con David Verdaguer y María Rodríguez Soto. Es el tercer largo de este director, de quien había visto sus dos anteriores, "Tierra firme" ("Anchor and hope", 2017) y "10.000 Km." (2014).

Una pareja de treintañeros lleva un año conviviendo, y ella le dice que se han quedado embarazados imprevistamente. Tras unos primeros momentos de duda (si abortar, si tenerlo) deciden seguir adelante, lo que supondrá un cambio radical en sus vidas. Durante los nueve meses del proceso deberán afrontar sus miedos, alegrías, expectativas y demás inquietudes, intentando encajar lo que se les viene cuando apenas si habían tenido tiempo para conocerse mejor.

Una buena película (nota: 6), o no no película, pues ni es película, ni es realidad documental, que es ambas a la vez. En realidad es una historia de ficción con maneras de documental, aprovechando el embarazo de ella, y además los dos protagonistas también son pareja en la vida real. Es realidad hecha ficción y ficción que rezuma autenticidad. Narración de naturalidad total que nos habla de las turbulencias, anímicas para ambos, físicas además para ella, que origina en la vida de pareja el hecho de ser padres, muy especialmente si son primerizos. Dificultades de convivencia, para entender al otro, de como vive cada cual en sus adentros el hecho de la paternidad inminente.

Bueno, pues creo que no llegó el momento de no encontrarnos con la sabiduría ajena, así que ahí os dejo unas citas, las que vendrán a continuación:

 - "No te impacientes, que vendrá el tiempo de lo que tú has elegido, y poseerás la eternidad para vivirlo".  (Jean Émile Charon).

 - "¿Por qué aguardas con impaciencia las cosas? Si son inútiles para tu vida, inútil es también aguardarlas. Si son necesarias, ellas vendrán y vendrán a tiempo".  (Amado Nervo).

Besos y abrazos,

Don.
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lunes, 1 de julio de 2019

Los matutinos no madrugan

¡Buenos días!

Ni trasnochan, que viven en su propia dimensión temporal ajena a los constreñidos límites que les pretendamos poner, sin tampoco parecer alelados, pues empiezan a surgir de lo más hondo de mi ser muchas horas antes del alba, e incluso a veces del anterior ocaso, si es que fui temprano al cine. El verano, sigue sin agostarse, que agosto aún queda lejos, aunque hoy parece algo más alicaído que en los torridísimos pasados días, con máximas que superaron sin miedo la cuarentena, y para hoy nos regalará una máxima prevista de 36ºC, más normalita.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Los muertos no mueren" ("The dead don't die"), de Jim Jarmusch, y con Bill Murray, Adam Driver, Tilda Swinton, Chloë Sevigny, Steve Buscemi, Danny Glover, Caleb Landry Jones, Rosie Pérez, Iggy Pop, Selena Gomez, y Tom Waits. De este prestigioso director había visto bastantes de sus películas, en concreto, "Paterson" (2016), "Solo los amantes sobreviven" ("Only lovers left alive", 2013), "Los límites del control" ("The limits of control", 2009), "Flores rotas" ("Broken flowers", 2005), "Ghost Dog, el camino del samurái" ("Ghost Dog: The way of the samurai", 1999), "Noche en la Tierra" ("Night on Earth", 1991), y "Mystery train" (1989).

En un pequeño pueblo de la Norteamérica profunda empiezan a ocurrir extraños fenómenos, tales como que empieza a ser de día cuando debería ser de noche y viceversa, todo parece que debido a un cambio en el giro de rotación terráqueo a causa de prospecciones de fracking que se están haciendo en ambos polos. La policía del lugar investiga unos misteriosos y horripilantes asesinatos que han sucedido por la noche y que van in crescendo en días sucesivos. Enseguida advertirán la súbita invasión de muertos vivientes que no cesan de salir de sus tumbas, hambrientos, para devorar a todo bicho viviente con el que se cruzan.

Una buena película (nota: 6) esta comedia con zombis, punteada de referencias metacinematográficas, con el peculiar sentido del humor de su autor, un puntito extravagante y excéntrico, que hace corrosiva parodia de los tópicos del género de zombis y de algunas otras cosas más. No es de sus mejores, pero tiene lo suyo, como algunos toques de sabiduría vital. Como toda de zombis que se precie, es toda una metáfora de la lela condición humana, adocenados como estamos por las pequeñas tonterías que nos rodean, tales como móviles, moda, y demás zarandajas, ciegos ante lo esencial de la vida.

Ahora, antes de terminar con este matutino, no sé si decapitándolo, que volverá a surgir el siguiente amanecer de sus cenizas, cual Ave Fénix, o Hidra de siete cabezas, ahí os dejo una cita de sabiduría ajena del director a cuento de lo hoy contado:

 - "Estoy harto de los putos zombis. He dedicado dos años de trabajo a esta película, así que estoy cansado. Pero sigo viéndolos vaya donde vaya. Ahí están. Estoy harto de caminar por Nueva York y tener que ir apartando a los zombis de los móviles. Ni siquiera se dan cuenta de que hay gente a su alrededor, están zombificados (...) También estoy harto de los zombis de la política".  (Jim Jarmusch).

Besos y abrazos,

Don.
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