¡Buenos
días!
No
me acabo de creer lo estupendamente que me encuentro cada vez que llego a estos
matutinos, que jamás me defraudan a base de contarme cuentos, historias de
mentirijillas que me hablan a veces de grandes verdades, y de mentiras que son
más verdad que ellas mismas, y ya no sé qué es lo uno y qué es lo otro, que
todo depende del enfoque y del color del cristal con que se mire. Como en esta
deliciosa mañana de otoño, donde algunas perdidas nubes, tan tintadas de rosa
que no parecen de verdad, pero que lo son, cual si las mirara con filtro de ese
color, me alegran el somnoliento despertar mañanero y me reconcilian con otra
jornada en la que más desearía seguir soñando que vivir de verdad la realidad,
pero esta se impondrá antes o después... o no.
Este
fin de semana estuve en el teatro viendo la obra "La
mentira" ("Le mensonge"), escrita por Florian
Zeller, adaptación dirigida por Claudio Tolcachir, y con Carlos Hipólito,
Natalia Millán, Armando del Río, y Mapi Sagaseta.
Una
mujer ve por la calle al marido de su mejor amiga besándose apasionadamente con
una desconocida, y esa misma noche ambas parejas van a quedar a cenar en la
casa de ella. Le plantea a su marido si debe contarlo durante la cena, y éste
le dice que ni se le ocurra hacerlo, que no es bueno decir ciertas verdades,
que pueden herirse los sentimientos y malograr viejas amistades.
Una
buena obra de teatro (nota: 6) esta comedia que, si
bien al principio no me acababa de gustar del todo, pareciéndome de lo más
normalita y tópica, pasada su mitad empezó a divertirme de verdad, risas
incluidas, con sus enredos de mentiras, medias verdades, y silencios cómplices
que velaban la verdad. Verdades sin tapujos y mentiras piadosas, que así lo
parecen, o no, y mentiras sobre esas verdades y viceversa, y más capas de
verdades y mentiras, presuntas o ciertas, sobre las anteriores, todo en un
torbellino que va ganando en intensidad. Nos habla de confianza en la pareja,
posiblemente rota por las infidelidades, o por las nubes de humo que verdades
-verdaderas o inventadas- y mentiras -simuladas o reales- pueden echar sobre la
presunta estabilidad conyugal.
Ahora
algo de sabiduría ajena, que tal vez nos ayude a discernir entre verdades y
mentiras, si es que tal cosa fuera posible:
- "Ser preguntados por un autor qué es lo
que pensamos de su libro es parecido a ser sometidos a la tortura: no tenemos
la obligación de decir la verdad".
(Samuel Johnson).
- "La vergüenza de confesar el primer
error, hace cometer otros muchos".
(Jean de la Fontaine).
- "El que dice una mentira no sabe qué
tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la
certeza de esta primera".
(Alexander Pope).
- "Ni la utilidad del mentir es sólida,
ni el mal de la verdad perjudica mucho tiempo". (Juan Luis Vives).
- "El corazón del hombre necesita creer
algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer". (Mariano José de Larra).
- "En este mundo traidor
nada
es verdad ni mentira
todo
es según el color
del
cristal con que se mira". (Ramón de
Campoamor).
Besos
y abrazos,
Don.
_____
No hay comentarios:
Publicar un comentario