jueves, 25 de julio de 2019

Matutino despavorido

¡Buenos días!

Totalmente a salvo, en el refugio de mi imaginación matutina no hay miedo que pueda atenazarme, ni hacerme correr cual pollo descabezado, así que las únicas huidas por aquí son las de mi imaginación, que fluye con reflexiva serenidad, al albur de lo que la pueda incitar a volar. El que tampoco parece lleno de pavor es este verano que se niega a salir pitando de aquí hasta que le llegue el momento, y nos abrasa con otro día de tórrido calor cerca de la cuarentena centígrada, parece que el último de esta asfixiante ola... hasta la siguiente que nos atosigue.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una película que no os deberíais perder. Os la recomiendo aunque se sufre viéndola. Se trató de "Utoya. 22 de julio" ("Utøya 22. juli"), de Erik Poppe, y con Andrea Berntzen. Es el segundo largo que veo, tras "Mil veces buenas noches" ("A thousand times goodnight", 2013), de los de este director noruego, quien anteriormente fue fotorreportero de guerra.

El 22 de julio de 2011 un fanático de extrema derecha pone una bomba en el barrio gubernamental de Oslo, con el resultado de varios muertos. Varias horas después llega a Utoya, una pequeña isla a pocos kilómetros de la capital noruega, donde varios centenares de idealistas adolescentes y jóvenes disfrutaban de un campamento de verano en el que se debatían cuestiones políticas de su interés, y perpetra una matanza indiscriminada, a tiros de su fusil automático, durante 72 eternos minutos, con el resultado de setenta y tantos muertos y casi un centenar de heridos graves.

Sobresaliente película (nota: 9), peliculón, que cámara en mano, absolutamente inmersiva, sin necesidad de gafas 3D ni leches, cosas de incitar adecuadamente la imaginación del cerebro, esa poderosa herramienta que todos tenemos (o eso se supone), y que nos hace creernos partícipes de la horrenda peripecia, siguiendo a la protagonista en su pesadilla, en su pavor, su angustia, su absoluta desesperación, en el no saber por dónde le viene. Tras un prólogo con textos informativos e imágenes de archivo del suceso previo (las bombas en Oslo) a lo narrado en el film, este se desarrolla en tiempo real, 72 minutos, y en un portentoso plano secuencia. Obviamente, el asesino, por depravado que fuera, no interesa aquí, que es un perfecto don nadie, sino el cómo vivieron las víctimas el terrible suceso. Película que a partir de los testimonios de algunos de los supervivientes desarrolla una historia ficticia sobre lo que realmente pudo haber ocurrido entonces.

Ahora, sin miedo, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena, espero que remedio ante la ignorante barbarie, si no de cura, sí de prevención antes sus desmanes:

 - "Sin duda que las maldades y los dolores, las pasiones y los fanatismos han sido, son y serán siempre un elemento perturbador de todo bien; pero su poder se restringiría mucho si no estuviese favorecido por la ignorancia; ella es la primera y más poderosa rémora del progreso".  (Concepción Arenal).

 - "Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable".  (Voltaire).

 - "Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso".  (Denis Diderot).

Besos y abrazos,

Don.
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