miércoles, 24 de julio de 2019

Prístinos amores matutinos

¡Buenos días!

Más que recordarlos, los evoco confusamente en mi memoria, sin demasiada añoranza, que la vida sigue y hay que fluir con ella. Por lo que al tórrido clima veraniego de estos días respecta no tengo muy claro, que ayer tarde el cielo se puso muy gris y descargó una breve tormenta, cuando comenzó a abrasarnos, a hacernos arder, no de amor, sino de puro sofoco que nos deja sin aliento. Seguimos igual que ayer, y parece que también en sucesivos días. En algún momento se nos romperá el amor, perdón, la canícula quería decir, de tanto usarla, que decía la canción de la Jurado, que con estos arrebatos térmicos no sé dónde vamos a parar.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Génesis" ("Genèse"), de Philippe Lesage, y con Théodore Pellerin y Noée Abita. Es el tercer largo, y primero que veo de este director canadiense.

Un adolescente, en los últimos años de instituto, y su hermanastra, en su primer año de universidad, viven las turbulencias amorosas y sexuales de su edad. Él se enamora en secreto de su mejor amigo, y ella, decepcionada por su inmaduro novio, se va distanciando de él hasta dejarle e, insatisfecha, precipitarse hacia relaciones amorosas cada vez más dañinas. Además, un preadolescente, durante un campamento de verano, empieza a experimentar, titubeante, sus primeros amores hacia una compañera que allí conoce.

Estupenda película (nota: 8), evocadora de pasadas sensaciones a flor de piel, y eso que no me convenció, me descolocó, con su estructura de dos historias que corren paralelas, intercalándose sus momentos en pantalla, y una historia al final, cuando parecía que acababa la película, sin nada que ver aparentemente con las anteriores. Eran tres mediometrajes en un largo. Sin embargo, la hermosura, la exquisita delicadeza de las historias, las tres, su complejidad, con momentos sublimes, el modo de mirar, me cautivaron.

Historia de sentimientos prístinos, casi que ingenuos, y confusos, sin cortapisas, pero sumamente auténticos, del despertar sexual, de amores no correspondidos... o sí, de rupturas, de deseos, dudas, miedos, del lanzarse al vacío inconscientemente, de... todo a borbotones, pero aquí plasmado con suma serenidad.

Ahora, en la sección de sabiduría ajena, tan solo un largo extracto de una entrevista al director, que me ha parecido perfectamente niquelada, profundamente sabia para encajarla aquí:

 - "[...] No hay edad para que un primer encuentro logre cambiarlo todo. El amor revolucionario puede surgir en cualquier momento [...] Pero la realidad es que un año en la vida de un adolescente equivale en términos de intensidad y descubrimientos a cinco, diez, quince años de un adulto. Por ello, la juventud se convierte en un período fascinante [...] Tengo también mucha admiración por los jóvenes protagonistas porque ellos se entregan al amor sin desconfianza. Yo prefiero los corazones temerarios a aquellos que retroceden por miedo a ser heridos. Ahora bien, es lo propio de la adolescencia, enamorarse de las personas equivocadas, cometer errores, hacer demasiado o no lo suficiente. Solo después de ser heridos, comenzamos a escondernos, a hacer cálculos, a tomar decisiones racionales. La ceguera amorosa me fascina más. Los protagonistas van hasta el final de su búsqueda; quizá se golpeen con la pared, se hagan daño, pero se levantarán [...] Ellos lo dan todo [...]".  (Philippe Lesage).

Besos y abrazos,

Don.
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