Que
nos une y atrae inevitablemente, así que ya rendidos a la evidencia, nos
dejamos llevar por las autopistas y vericuetos que nos van surgiendo, conduciéndonos
de la mejor manera posible. Por lo demás, el verano sigue tan apegado a
nosotros, que no nos queda otra que aceptarle tal cual es, con sus sofocos y
alivios, disfrutando el camino que nos quede por ir juntos, sabiendo que algún
día se irá y nos dejará. Hoy está amable con sus 31ºC de máxima prevista, dando
confortable calor, pero sin agobios, y dejándonos respirar, segura fórmula para
que no queramos que se vaya tan pronto.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo una deliciosa película que me encandiló,
una dulce caricia sobre mi cuerpo y alma que me desestresó, y que por tanto os
recomiendo muy encarecidamente que vayáis a ver. Se trató de "303",
de Hans Weingartner, y con Mala Emde y Anton Spieker. De este director y
guionista alemán había visto uno de sus anteriores largos, "Los edukadores" ("Die fetten jahre sind
vorbei", 2004).
Dos
jóvenes universitarios, que no se conocen, acaban de terminar los últimos
cursos de sus respectivas carreras universitarias en Berlín. Ella, que estudió
bioquímica y le suspendieron una asignatura, se embarca en su vieja
autocaravana, una Mercedes modelo 303, rumbo a Portugal, donde su novio está
desarrollando un proyecto de investigación, para comunicarle personalmente que
está imprevistamente embarazada. Recoge al otro, licenciado en ciencias
políticas y que no pudo conseguir una beca post-grado, que hace autostop en una
gasolinera a las afueras de la capital para dirigirse a España para conocer a
su padre biológico. Tras un desencuentro inicial, a medida que van recorriendo
Europa irán conociéndose mejor, al otro y a sí mismos... y ya se sabe, el roce
va haciendo el cariño.
Sobresaliente
película (nota: 9) que me enamoró, esta, podría decirse, road movie romántica muy dicharachera,
de gran naturalismo, casi que minimalista, en la que los dos protagonistas, con
indudable química entre ellos, que exuda a través de la pantalla, nos llevan
de viaje no solo por diversos territorios europeos, sino también por sus
adentros, emocionales e intelectuales, a través de sus conversaciones sobre los
más variopintos temas, con un punto idealista, sean socio-políticos,
científicos, de relaciones amorosas, o de intimidad personal; y hablando,
hablando, el amor va palpitando, cada vez con mayor intensidad. Así, cual si
estuviéramos viendo crecer la hierba, vamos viendo como brota el amor de a
poquito a partir de la primigenia química corporal que lo enciende.
Recuerda
a "Antes del amanecer" ("Before sunrise", 1995)
de Richard Linklater, en la que también se narra un amor incipiente, luego
continuado en las otras dos de la exquisita trilogía, "Antes del atardecer" ("Before sunset", 2004),
y "Antes del anochecer" ("Before midnight",
2013). De hecho, Hans Weingartner trabajó como asistente de producción de la
primera, y algo se le quedó prendido.
Ahora,
en la sección de sabiduría ajena comienzo con una cita del propio director del
film hoy glosado, y os termino acariciando con la otra, antes de besaros y
abrazaros... pero dejando correr el aire, que estamos en verano:
- "[El amor] es la base de nuestra
felicidad, la decisión más importante de nuestras vidas, pero realmente no
sabemos nada al respecto y, a menudo, tomamos decisiones equivocadas porque nos
aferramos a viejos ideales románticos que están lejos de la
realidad". (Hans Weingartner).
- "Las caricias son tan necesarias para
la vida de los sentimientos como las hojas para los árboles. Sin ellas, el amor
muere por la raíz". (Nathaniel
Hawthorne).
Besos
y abrazos,
Don.
_____
No hay comentarios:
Publicar un comentario