lunes, 31 de octubre de 2016

Yo, matutino, reivindico:

¡Buenos días!

Que este otoño sea como tiene que ser, hoy con estos plácidos y soleados días, mañana con eventuales lluvias y grisuras, siempre con esa arrobadora belleza de ocres arbóreos que nos hace la vida mejor. Que mis hadas y ninfas cuiden de mí, del mismo modo que yo cuido de ellas, ni más ni menos, lo que es justo y a lo que nos hemos comprometido. Que...

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Yo, Daniel Blake" ("I, Daniel Blake"), de Ken Loach, y con Dave Johns, y Hayley Squires. De este veteranísimo director británico había visto algunos de sus films del siglo pasado, y casi todos los rodados en éste, todos plenos de compromiso socio-político en pro de las clases menos favorecidas: "Jimmy's hall" (2014), "El espíritu del 45" ("The spirit of '45", 2013), "La parte de los ángeles" ("The angel's share", 2012), "Route Irish" (2010), "Buscando a Eric" ("Looking for Eric", 2009), "En un mundo libre" ("It is a free world", 2007), "El viento que agita la cebada" ("The wind that shakes the barley", 2006), "Sólo un beso" ("Ae fond Kiss", 2004), "Felices dieciséis" ("Sweet sixteen", 2002), y "La cuadrilla" ("The navigators", 2001).

Daniel Blake, un hombre viudo de 59 años que lleva toda su vida trabajando como carpintero, debido a una enfermedad del corazón tiene que dejar de hacerlo por recomendación médica, así que por primera vez en su vida debe solicitar un subsidio social del estado, pero se da de bruces contra las trabas burocráticas, cayendo en un bucle de absurdas situaciones. En sus continuas visitas a la oficina de empleo conoce a una joven, madre soltera con dos niños, a la que han concedido una ruinosa vivienda social a más de 400 km. de donde vivía, con lo que está alejada de su familia. En similar situación ante el kafkiano laberinto burocrático, intentarán ayudarse mutuamente.

Una estupenda película (nota: 8) este drama sobre la burocracia y el ayudarnos unos a otros, directo y sin florituras al meollo de la cuestión, marca de la casa Ken Loach, aunque emotivo en ciertos y medidos momentos, que nos remueve las conciencias sobre lo injusto de ciertos modos de operar de la administración. Historia, plena de veraces absurdos casi surrealistas, de estos dos protagonistas, atrapados en el laberinto burocrático de los servicios sociales, que en sus rígidas rutinas normativas deja de lado a los más desfavorecidos, donde la justicia social se convierte en caridad mal entendida, donde se culpabiliza a las víctimas, que no son sino gente que lucha por sobrevivir lo más dignamente posible, quedando realzada la casi crueldad, consciente o inconsciente, de unos servicios sociales que mucho deberían aprender de algunas ONG en eso del buen trato individual que humaniza, y que no deberían existir en nuestros "ricos" países si el estado protector funcionara como debe.

Pues reforcemos este reivindicativo alegato con algo de sabiduría ajena:

 - "El hombre que solamente es justo según las leyes, puede muy bien carecer de toda virtud social".  (Barón de Holbach).

 - "La libertad, por lo que respecta a las clases sociales inferiores de cada país, es poco más que la elección entre trabajar o morirse de hambre".  (Samuel Johnson).

 - "Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos".  (John F. Kennedy).

 - "La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo".  (Eduardo Galeano).

 - "Yo creo que el mejor medio de hacer bien a los pobres no es darles limosna, sino hacer que puedan vivir sin recibirla".  (Benjamín Franklin).

 - "El egoísmo que genera el sistema hace que los gobernantes antepongan su éxito personal a su responsabilidad social".  (Erich Fromm).

Besos y abrazos,

Don.
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sábado, 29 de octubre de 2016

Matutinearlo o no

¡Buenos días!

Nunca acabo de decidirme por quien soy en realidad, porque cuando llego a hacerlo ya no estoy allí, soy otro, de modo análogo a la matemática paradoja de la liebre y la tortuga, cosas de la discontinuidad, o no, de nuestra medida del tiempo y demás ejes que rigen nuestras vidas. Y espero que los demás también lo entiendan de este modo, o no. Y viceversa. El otoño, de momento, sí que parece tenerlo claro, clarísimo, como el cielo raso de nubes con el que hoy nos regala, iluminando nuestro ser en su natural devenir como sólo el sol sabe hacer. Máximas rondando la veintena térmica.

Este fin de semana estuve en el teatro viendo la obra "Serlo o no. Para acabar con la cuestión judía" ("Pour en finir avec la question juive"), escrita por Jean Claude Grumberg, dirigida por Josep María Flotats, e interpretada por Josep María Flotats y Arnau Puig.

Dos vecinos se encuentran a menudo en el rellano del portal, y un día uno le pregunta al otro, incitado por su mujer, adicta a internet, si es verdad que es judío, que su mujer lo leyó en la red y quería saber qué significa ser judío. Esto desencadena una traca de preguntas y respuestas a cada cual más absurda y divertida, o no.

Espléndida comedia (nota: 8), estupendamente interpretada que, a partir de la anécdota de ser judío, o no, con suma inteligencia e irónicos diálogos, se habla poliédricamente de cosas muy serias con gran humor y que nos dan mucho que pensar, de nuestro derecho a ser distintos, a ser nosotros mismos según nuestras creencias, sin imposiciones ajenas, del respeto al otro. En definitiva, sobre identidad, convivencia, tolerancia; y de internet como nuevo Dios que todo lo sabe sobre nosotros y del que todo lo que dice parece dogma de fe... y demás absurdos de la vida y las religiones. En su tramo final deviene en un afilado y emotivo soliloquio sobre memoria histórica y personal.

Ahora algo de sabiduría ajena, citas recogidas de aquí y de allá, dudo si relacionadas con lo leguminoso o no:

 - "Si todos tirásemos en la misma dirección, el mundo volcaría".  (Proverbio judío).

 - "Sé flexible como un junco, no tieso como un ciprés".  (Talmud).

 - "Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me basta con saber que es un ser humano".  (Walt Whitman).

Besos y abrazos,

Don.
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jueves, 27 de octubre de 2016

Traqueteo matutino bien encarrilado

¡Buenos días!

Cada vez que me subo a los matutinos, que bien sabéis que me tienen encandilado, casi cogido por el gaznate, disfruto del suave vaivén que me zarandea con sutileza mientras dura el trayecto. Una vez que me apeo, ya puedo seguir el resto del día bien encaminado, sin dar bandazos ni descarriarme de mis objetivos. Por lo demás, estos soleados días otoñales, dulces y serenos, sin sobresaltos, siguen su natural fluir, lejos ya las lluviosas nubosidades que lo oscurecían, pero que también le daban lustre.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La chica del tren" ("The girl on the train"), de Tate Taylor, basada en el best-seller homónimo de Paula Hawkins, que no he leído, y con Emily Blunt, Rebecca Ferguson, Haley Bennett, Justin Theroux, Luke Evans, Edgar Ramírez, y Allison Janney. Es el cuarto largo de este director, y primero suyo que veo.

Una mujer desolada por no haber podido ser madre y por su divorcio debido a que su exmarido la abandonó por otra, alcohólica desde entonces e incapaz de superar esa ruptura y obsesionada con ello, viaja cada día ida y vuelta en tren a la ciudad para trabajar. En el trayecto fantasea sobre la vida de una idílica pareja desconocida que ve en su casa, a dos manzanas de en la que vivía con su ex, desde de la ventanilla del vagón cuando el tren se detiene en un semáforo. Una mañana ve algo distinto e inusual, y se baja en esa estación para tratar de averiguar el misterio, pero se despierta tirada en el suelo, magullada y ensangrentada, sin recordar nada de lo sucedido, y viéndose implicada en el caso de la desaparición de la mujer de esa pareja que veía cada mañana.

Una película normalita (nota: 5) este thriller de suspense y misterios, correcta, para pasar un rato sin más, plana y sin fondo. Historia dispersa, no demasiado bien tramada, confusa y sin mordiente alguno. Al final tiene un par de toques gore, casi divertidos. No entiendo lo del best-seller literario, ni lo del taquillazo de esta adaptación cinematográfica en Estados Unidos, y parece que también algo en España. Tampoco lo de que la comparen con estas dos películas de diez, a las que ni de lejos llega, absolutamente carente de las retorcidas dobleces y cargas de profundidad de ambas: las magistrales, imprescindibles, y obviamente recomendabilísimas, "La ventana indiscreta" ("Rear window", 1954) de Alfred Hitchcock, y "Perdida" ("Gone girl", 2014) de David Fincher.

Estamos llegando a la estación de la sabiduría ajena, en la que se suben un par citas, que espero miréis con buenos ojos:

 - "Muchos hombres se enamoran de un hoyuelo y cometen el error de casarse con la chica entera".  (Stephen Leacock).

 - "El único modo de estar seguro de coger un tren es perder el anterior".  (Gilbert K. Chesterton)

Besos y abrazos,

Don.
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miércoles, 26 de octubre de 2016

Pequeñeces matutinas

¡Buenos días!

Estos retoños matutinos míos, a punto de ser mayores de edad en unos meses, aunque ya maduros desde hace bastantes años, como también apuntaba ayer, me van creciendo con sus pequeñas y grandes cosas, todas la mar de importantes para mí, retazos de vida que se engrandecerán en su natural devenir, no hay más que dejarlos discurrir; como también parecen estar haciendo las nubes, cada vez más ralas y escurridas, así que el sol se nos va viniendo arriba cada vez más, y las temperaturas con él, ya claramente por encima de los 20ºC de máxima.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Verano en Brooklyn" ("Little men"), de Ira Sachs, y con Theo Taplitz, Michael Barbieri, Greg Kinnear, Jennifer Ehle, Paulina García, Alfred Molina, y Talia Balsam. De este director había visto los dos últimos de sus varios films anteriores, "El amor es extraño" ("Love is strange", 2014) y "Keep the lights on" (2012).

Un chaval de 13 años, muy introvertido, se muda con sus padres a vivir a Brooklyn a la casa del abuelo, que acaba de fallecer y también era propietario de la tienda de la planta de abajo, que está arrendada a una mujer, inmigrante sudamericana que vive sola con su hijo, bastante extrovertido. Ambos chicos se hacen grandes amigos enseguida, con independencia de sus distintos caracteres y condición social. Pero los padres de ambos acabarán enfrentados por la cuantía del alquiler de la tienda.

Estupenda película (nota: 8), que me cosquilleó con sutileza intelecto y corazón, que vi con sumo agrado, mientras ante mis ojos fluía plácidamente la vida cotidiana de los dos chavales protagonistas, con sus problemas y decepciones, mientras van creciendo, aprendiendo, adaptándose a los inevitables cambios del natural transcurrir de la vida. Historia de una fugaz amistad de verano, que va a más conforme sus respectivas familias se enconan por una cuestión económica, y que es puesta a prueba por los imponderables provenientes del mundo adulto, situación que no entienden pero que tratan desde su inocencia de ponerle remedio, aunque los adultos no les hagan demasiado caso. Y todo narrado con delicada serenidad, acompañado por una muy buena y relajante banda sonora.

Ahora toca la sabiduría ajena, pequeños concentrados del saber de otros que seguro nos ayudan a crecer vitalmente:

 - "Todo cabe en lo breve. Pequeño es el niño y encierra al hombre; estrecho es el cerebro y cobija el pensamiento; no es el ojo más que un punto y abarca leguas".  (Alejandro Dumas).

 - "De pequeña pelea nace muy gran rencor".  (Refrán).

 - "Con la concordia crece lo pequeño; con la discordia se arruina lo más grande".  (Salustio).

 - "No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos".  (Hermann Hesse).

 - "Nada pasa sin dejar una huella tras nosotros, y cada acto, incluso el más insignificante, ejerce influencia en nuestra vida presente y futura". (Antón Chejov).

Besos y abrazos,

Don.
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martes, 25 de octubre de 2016

Los matutinos tienen diecisiete

¡Buenos días!

¡Sí!, y en pocos meses ya se me van a hacer mayores de edad -por calendario-, pero creo que maduraron muchos años antes, y a veces me parecen más sensatos y cabales que yo mismo. El que sí sigue madurando conforme las lluvias van cayendo, es este otoño, que va a terminar por reventar cual espinilla primaveral en cualquier momento, henchido de humedad, al poco que las tantas nubes grises que nos arropan dejen un resquicio para que el sol se atreva a asomar.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Cuando tienes 17 años" ("Quand on a 17 ans"), de André Téchiné, y con Sandrine Kiberlain, Kacey Mottet Klein, y Corentin Fila. Puede parecer increíble, pero de este veteranísimo director francés es la primera película que veo. Sin embargo, de la coguionista junto al director, Céline Sciamma, había visto sus dos últimos films como directora,  "Girlhood" ("Bande de filles", 2014) y "Tomboy" (2011).

Un joven de 17 años vive con su madre, médico, y su padre, militar que casi siempre está fuera de misión. En el instituto tiene un compañero, que vive en una aislada granja con sus padres adoptivos, por el que siente una inexplicable e irracional animadversión, mutuo sentimiento, con lo que muy frecuentemente acaban peleándose. Ambos tienen tendencia a aislarse del resto de sus compañeros. Debido a la enfermedad de la madre del segundo, la madre del primero se ofrece para acogerle en su casa, así que los conflictos entre ambos irán a más.

Una película regularcilla (nota: 5), con sus más y sus menos, que ni me desagradó ni me gustó gran cosa, salvo momentos sueltos. Estructurada en los tres trimestres de un curso escolar, conforme avanzan las estaciones, esta historia nos muestra el despertar a la sexualidad de los dos jóvenes protagonistas, cada uno a su estilo, el autodescubrimiento de sí mismos, tratando de encontrar su lugar, confundidos emocionalmente, sin saber que pudiera estarles sucediendo, expresando a través de la violencia otros sentimientos subyacentes y ocultos. La escena de su pelea en la montaña tiene claras reminiscencias de "Brokeback Mountain (En terreno vedado)" (2005) de Ang Lee.

Pues no diecisiete, sino bastantes menos, serán las citas de sabiduría ajena, que espero ayuden a que nos aclaremos con nuestras posibles confusiones vitales, o no:

 - "Los niños usan los puños hasta que alcanzan la edad en que pueden usar el cerebro".  (Robert Browning).

 - "La adolescencia ha sido la única época de mi vida en la que he aprendido algo".  (Marcel Proust).

 - "Demasiada cordura en los jóvenes es mala señal".  (Baldassare Castiglione).

 - "La juventud sabe lo que no quiere, antes de saber lo que quiere".  (Jean Cocteau).

Besos y abrazos,

Don.
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lunes, 24 de octubre de 2016

Inmutable pellejo matutino

¡Buenos días!

El otoño sigue a lo suyo, como hacía tiempo que no se le veía, gris y lluvioso, sin apenas cambios desde hace ya bastantes días, casi dejándose el pellejo en el empeño, que de tanto llover van a acabar por secarse las nubes. Además el sol parece haber desaparecido en combate, ya veremos cuando le volveremos a ver, y en que estado nos vendrá y si recordará su pasado esplendor veraniego, o ya pensando en su próxima temporada.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "La próxima piel" ("La propera pell"), de Isaki Lacuesta e Isa Campo, y con Àlex Monner, Emma Suárez, Sergi López, y Bruno Todeschini. Es el debut en el largo de la segunda codirectora, y del primero había visto el más reciente de sus anteriores films, "Murieron por encima de sus posibilidades" (2014).

Un chaval desaparecido en el monte hace ocho años y dado por muerto regresa a su pueblo pirenaico ya como problemático adolescente desde un orfanato francés. Se incorporará a la vida familiar junto a su madre y su tío con el runrún del misterio de su desaparición y del fallecimiento de su padre. Salvo para su madre, enseguida comenzará a crecer la duda de si realmente se trata del niño que desapareció o de un impostor.

Una película que no me gustó (nota: 4), historia a medio camino entre el drama psicológico y el thriller de suspense, perturbadora, sobre una posible impostura, que me pareció en bastantes momentos algo impostada a pesar de querer ser natural. En esta errática historia, con situaciones sin mucho sentido para mí, parece querer reflexionarse sobre secretos y mentiras familiares, sobre la turbia y difusa frontera entre mentir y engañar a los demás o a nosotros mismos, sobre nuestra identidad, quienes somos, si nosotros mismos o una reconstrucción ficticia en nuestra memoria de recuerdos impostados.

De este tema, el cómo rehacemos nuestra realidad reconstruyendo consciente o inconscientemente nuestros recuerdos, no necesariamente coincidentes con lo que realmente sucedió, hay una magistral película para mí, "Memento" ("Memento", 2000) de Christopher Nolan.

Ahora algo de sabiduría ajena que tal vez consiga que nos pongamos en la piel de otros:

 - "Lo más profundo del hombre es su piel".  (Paul Valéry).

 - "Hay cosas que sentimos en la piel, otras que vemos con los ojos, otras que nomás nos laten en el corazón".  (Carlos Fuentes).

 - "Nada parece tan verdadero que no pueda parecer falso".  (Montaigne).

 - "Sucede muy a menudo que el hombre se engaña primero a sí mismo, antes de engañar a los otros".  (Jaime Balmes).

 - "Nosotros recordamos, naturalmente, lo que nos interesa y porque nos interesa".  (John Dewey).

Besos y abrazos,

Don.
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jueves, 20 de octubre de 2016

¡Ojo al dato!, no es un secreto, esto es un matutino

¡Buenos días!

Siempre miro con despierta curiosidad, a pesar de eventuales legañas, todo lo que me rodea, mucho más desde esta atalaya matutina desde la que escruto con mayor nitidez, para luego reportarlo con luz y taquígrafos a través del mundo cibernético, sin encriptar gran cosa, si acaso por algún palabro algo críptico que pudiera utilizar. No es un secreto que estamos de otoño, y como tal, toca lluvias, a ratos algo de sol, cuando deja de esconderse tras las nubes, así que estemos atentos a los posibles chaparrones para tratar de ponerle remedio con un buen paraguas, que no es necesario ir más allá, ni sacarlo antes de que se nos precipiten las nubes.

Antes de ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Snowden", de Oliver Stone, y con Joseph Gordon-Levitt, Shailene Woodley, Melissa Leo, Zachary Quinto, Tom Wilkinson, Rhys Ifans, y Nicolas Cage. De este afamado y veterano director he visto bastantes de sus films, pero de los de este siglo sólo dos de sus anteriores, la espléndida y muy recomendable "Salvajes" ("Savages", 2012), y "Alejandro Magno" ("Alexander", 2004).

En 2013 Edward Snowden, un empleado de la CIA y la Agencia de Seguridad Norteamericana, experto informático, decide revelar a la prensa el masivo acceso a datos privados de ciudadanos anónimos y presuntamente inocentes por parte de esos organismos a lo largo y ancho de este mundo, además de a líderes mundiales y corporaciones rivales económicamente, con la excusa de luchar contra el terrorismo, cuando más bien parecía tratarse de mantener la supremacía económica mundial con malas artes. En la entrevista mantenida con los periodistas en una habitación de hotel, desvela sus peripecias desde 2004 hasta ese momento. Esto provocará que tenga que renunciar forzosamente a su carrera, a su novia y a su patria.

Buena película (nota: 6) este entretenido thriller político con cierto suspense que me mantuvo el interés, y me dio bastante que pensar, a pesar de ser algo convencional y de que al final parece todo de color de rosa, pues se dice que la administración norteamericana dice haber eliminado esos programas de vigilancia masiva e indiscriminada, cosa que no me creo. Además son de una hipocresía supina, pues si reconocen que estuvo mal, que fue una inmoralidad, ¿por qué siguen empeñados en capturar y juzgar a Snowden por traición a su patria si lo que hizo fue denunciar unos hechos constitutivos de delito y negarse a cooperar en ese malévolo plan? Si no lo hubiera hecho y sucediera el futurible de unos juicios estilo Núremberg contra esos líderes que fomentaron ese crimen, ¿también le condenarían por haber colaborado con ello?... ¡todo un absurdo!

Bueno, que no sé si desbarro, volvamos al redil, no sé si embarrado, pero sin demasiada docilidad, todo sea dicho. Esta historia de big data recopilados por el big brother, todo muy orwelliano, me recordó en cierto modo a dos films que vi la década pasada: la excepcional "La vida de los otros" ("Das leben der anderen", 2006) de Florian Henckel von Donnersmarck, y "Minority report" (2002) de Steven Spielberg.

Ahora un poco de sabiduría ajena, que espero sepáis descifrar para mejor entender la maraña de datos que nos rodean y a veces confunden:

 - "La vida es el arte de sacar conclusiones suficientes a partir de datos insuficientes".  (Samuel Butler).

 - "A veces conviene cerrar un ojo, pero no es prudente cerrar ambos a la vez".  (Arturo Graf).

 - "Con el amigo incierto, un ojo cerrado y el otro abierto".  (Refrán).

 - "Consulta el ojo de tu enemigo, porque es el primero que ve tus defectos".  (Antístenes).

 - "Hay que vigilar a los ministros que no pueden hacer nada sin dinero y a aquellos que quieren hacerlo todo sólo con dinero".  (Indira Gandhi).

 - "La vigilancia no tiene que ver con la seguridad, tiene que ver con el poder".  (Edward Snowden).

 - "Nunca el honor se perdió mientras que duró el secreto".  (Félix Lope de Vega).

Besos y abrazos,

Don.
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martes, 18 de octubre de 2016

Matutinos al rescate, que están que arden, o la mar de tranquilos

¡Buenos días!

Otra mañana más que acudo a mis bien amados matutinos para que me rescaten de cualquier mal que pudiera acaecerme; y tal vez librarme de la vehemencia según la cual sopla o no el viento, y de bambolearme al albur de las circunstancias. Pues si pudiéramos prever algo de lo que esté por venir, tal vez navegaríamos con mejor y más decidido rumbo hacia donde sea menester. Por lo demás, las previsiones meteorológicas anuncian para hoy 17ºC de máxima, algo de sol y la desaparición de las lloviznas de ayer, o tal vez no, que es posible que vuelvan a caer; así que paraguas en ristre estemos prevenidos ante cualquier contingencia y gentilmente cedérselo a, o compartirlo con, quien lo necesite por su olvido o necesidad.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo un film documental. Se trató de "Fuego en el mar" ("Fuocoammare"), de Gianfranco Rosi. Es el primer largo que veo de este documentalista italiano.

La isla de Lampedusa, de 20 km2 y con unos cinco mil habitantes, es el punto más meridional de Italia, mucho más cerca de las costas africanas que de las de Sicilia. Desde hace poco más de 20 años se ha convertido en un lugar de cada vez más masivos desembarcos de desesperados inmigrantes ilegales procedentes de África y Asia que huyen de las guerras, el hambre y la miseria. En ese período, han pasado por allí unas 400.000 personas, de las cuales casi 20.000 han fallecido en los naufragios de las destartaladas barcazas que los transportaban. Para ellos esta mínima isla es la puerta de entrada en Europa.

Una buena película (nota: 6) este documental, con bellas imágenes, que no solamente nos muestra los trágicos sucesos que aparecen en los telediarios, eso sí, sin la más mínima concesión a truculencia alguna, sino que también nos relata la cotidianidad de sus habitantes naturales, básicamente a través de las peripecias de un inquieto chaval de 12 años, que podría verse como encarnación de la misma Europa, ensimismado en sus infantiles y algo crueles juegos, y con su ojo vago que no ve o no quiere ver lo que le rodea. También a través de algunos otros familiares y convecinos más. Dos mundos sin apenas conexión. En especial, a destacar, el médico de familia del pueblo, que también atiende a los inmigrantes que por allí pasan, y certifica su muerte (si tal es el caso), por las cosas que dice -las que ha visto, vivido y las que siente-. Se palpa la tragedia de los inmigrantes sin apenas ver nada de lo terrible de su experiencia, salvo en el tercio final, con algunos ramalazos secos (o húmedos de tanta agua de mar), de esos que te ponen el estómago del revés, cual si navegásemos por un mar proceloso.

Ahora la sabiduría ajena, con unas pocas citas, que no a mares, calentitas, recién sacadas del fuego de mis búsquedas, no sé si de la piedra filosofal, y que tal vez nos rescaten de la ignorancia:

 - "Probamos el oro en el fuego, distinguimos a nuestros amigos en la adversidad".  (Isócrates).

 - "La multitud, como el mar, es por sí misma inmóvil, es tranquila o procelosa, según sean los vientos o las auras que las conmuevan".  (Tito Livio).

 - "Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos".  (John F. Kennedy).

 - "Dar la felicidad y hacer el bien, he ahí nuestra ley, nuestra ancla de salvación, nuestro faro, nuestra razón de ser".  (H. F. Amiel).

Besos y abrazos,

Don.
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lunes, 17 de octubre de 2016

Gananciales matutinos

¡Buenos días!

Inconmensurable el provecho que obtengo de mi relación con mis bien amados matutinos... mutua ganancia, de inmateriales bienes y bondades en su inmensa mayoría, obtenida al poner cada cual lo mejor de sí mismo. Como los que nos aporta el otoño, da igual el día que tenga, sea tristonamente gris y lluvioso, o alegremente soleado.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Después de nosotros" ("L'économie du couple"), de Joachim Lafosse, y con Bérénice Bejo, Cédric Kahn, y Marthe Keller. Séptimo largo de este director belga, de quien había visto sus dos anteriores, "Los caballeros blancos" ("Les chevaliers blancs", 2015), y "Perder la razón" ("À perdre la raison", 2012).

Tras 15 años juntos, y con un par de gemelas de siete años, una pareja decide separarse. Ya no se quieren. La casa en la que viven es de ella, pero todas las reformas que hubo que hacer fueron cosa de él. No se ponen de acuerdo en el reparto del valor de sus bienes y ninguno da su brazo a torcer. Además, él ya no tiene trabajo por lo que, mientras tanto, acuerdan seguir viviendo juntos bajo ciertas condiciones impuestas por ella.

Una estupenda película (nota 8) este drama, que no melodrama, sobre los cascotes que quedan cuando el amor se derrumba en una pareja y no queda sustitutivo para ello, sobre las disputas de lo que cada uno ha aportado al matrimonio, con los bienes materiales como "mcguffin hitchcockiano", donde lo verdaderamente importante subyace, y aflora en erupciones de frustración y cabreo antaño mal digeridos.

Coloca al espectador, del mismo modo que a los amigos de la pareja en la escena de la cena, en una muy incómoda situación ante la tensa relación de la pareja, con amagos del "buñueliano ángel exterminador" impidiéndonos salir de esa olla a presión para librarnos de la desazón causada en nuestro ánimo, como la misma destartalada pareja ya está en su relación, obligada a convivir a la fuerza por causas económicas, tal y como antaño sucedía igualmente, pero por causas morales, según comenta el director en las entrevistas... pésimo pegamento el de las imposiciones, sean las nuestras, las del otro, o las sobrevenidas, para reparar nada.

Ahí os dejo ahora, cual bien ganancial que os aporto y que espero sepáis aprovechar con bien, unas citas de sabiduría ajena:

 - "Te amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz".  (George Sand).

 - "El amor es un juego; el matrimonio, un negocio".  (Alberto Moravia).

 - "Un matrimonio dichoso es un edificio que debe rehacerse cada día".  (André Maurois).

 - "Una escena entre un hombre y una mujer tiene siempre tres versiones distintas: lo que dice el hombre, lo que dice la mujer y lo que realmente ocurrió".  (León Daudí).

 - "Tal vez estemos en este mundo para buscar el amor, encontrarlo y perderlo, una y otra vez. Con cada amor volvemos a nacer y con cada amor que acaba se nos abre una enorme herida. Yo estoy llena de mis orgullosas cicatrices".  (Isabel Allende).

Besos y abrazos,

Don.
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viernes, 14 de octubre de 2016

Vacada matutina

¡Buenos días!

Parece que deja de llover por el momento en esta mañana en la que el sol "vacamino" de querer hacerse un hueco entre las nubes, ocupando la vacante que estas parecen querer dejar, cual si pensaran irse de vacaciones por unos días... muuuuuy bien... que si yo pudiera haría lo mismo, volver a vacar, que las de verano ya me quedan lejos.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La vaca" ("La vache"), de Mohamed Hamidi, y con Fatsah Bouyahmed, Lambert Wilson, y Jamel Debbouze. Es el segundo largo, y primero que veo, de este director francés de origen argelino.

Un humilde granjero argelino que nunca ha salido de su aldea, cuida con esmero de su preciosa vaca y sueña con llevarla a la Feria Internacional de la Agricultura que cada año se celebra en París. Tras varios intentos fallidos las veces anteriores, por fin le conceden una invitación, toma un barco hasta Marsella y, dada su escasez de dinero, cruza toda Francia a pie junto a su res.

Una película simplona (nota: 4), algo vacua, esta bienintencionada road movie sobre la buena convivencia entre extraños, con alguna escasa situación cómica que me hizo reír, y poco más. Sin embargo la vi sin desagrado, a pesar de su poca chicha, dejándola pasar sin molestarla, ni que me molestara, cual hinduista meditabundo en su particular nirvana cinéfilo, da igual el film que pasen por la pantalla, que todos tienen su aquel.

Y para este corral de las citas de sabiduría ajena, en mi particular rodeo para la ocasión, tan sólo conseguí atrapar con mi lazo una sola, que ahí os dejo para que la toreéis según vuestro entender:

 - "En tierra ajena, la vaca al buey cornea".  (Refrán).

Besos y abrazos,

Don.
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miércoles, 12 de octubre de 2016

Tripada matutina

¡Buenos días!

Hartos ya de verano o veranillo, hoy por fin nos visita el otoño del que teníamos hambre, y sed de sus lluvias, pero que nos tendrá a dieta de sol, a pan y agua, al menos hoy, quizá mañana también. Aun así, por el camino, disfrutaremos de los manjares que nos deparará, paladeándolos con fruición, como el tintineo de la lluvia en los cristales, ese olor a tierra mojada, la fresca y húmeda brisa acariciando nuestros rostros, y por encima de todo, esa embriagadora paleta de colores vegetales que sacia nuestra mirada.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Viaje a Italia" ("The trip to Italy"), de Michael Winterbottom, y con Steve Coogan y Rob Brydon. Es la natural continuación del anterior film que vi de éste prolífico director británico, "The trip" (2010), ambos consecuencia y resumen de una serie televisiva de la BBC. Además de estos dos, he visto la mayoría del resto de sus films, a saber, "El demonio bajo la piel" ("The killer inside me", 2010), "La doctrina del shock" ("The shock doctrine", 2009), "Génova" ("Genova", 2008), "Un corazón invencible" ("A mighty heart", 2007), "Camino a Guantánamo" ("The road to Guantanamo", 2006), "Tristam Shandy: a cock an bull story" (2005), "Código 46" ("Code 46", 2003), "In this world" (2002), "24 hour party people" (2002), y la muy maravillosa "Wonderland" (1999), la mejor de las suyas para mí.

Por encargo de un semanario, siguiendo la ruta de Lord Byron y otros poetas románticos (Percy y Mary Shelley, entre otros) autoexiliados en Italia dos siglos antes, los dos cómicos británicos, que simulan hacer de sí mismos, cuatro años después de haber hecho lo propio en "The trip" por el norte de Inglaterra, recorren ahora diversas regiones italianas (Toscana, Piamonte, Liguria, la costa amalfitana, Campania), disfrutando de sus comidas, vinos y mujeres, mientras hablan de lo divino y lo humano e imitan a todo colega actor que se les ocurra.

Comedia que no me hizo especial gracia (nota: 5), pues si no eres british, o estás muy al tanto de lo suyo, muchas de las ocurrencias de este par de cómicos con incontenible verborrea no las pillas. Tuvo algunos pocos buenos momentos. Con el pretexto de la ruta gastronómica, deja un buen regusto del disfrute de la vida. Además de imitar a otros actores y reírse de sí mismos, no cesan de evocar grandes películas del pasado con referencia a los lugares por donde van pasando.

Para alimentar el intelecto mientras transitamos por la vida, ahí os dejo unas pocas citas de sabiduría ajena, que espero os colmen sin hartazgos:

 - "Tripa vacía, corazón sin alegría".  (Refrán).

 - "Hay peregrinos de la eternidad, cuya nave va errante de acá para allá, y que nunca echarán el ancla".  (Lord Byron).

 - "Todos somos viajeros en el desierto de este mundo, y lo mejor que podemos encontrar en nuestros viajes es un amigo honesto".  (Robert Louis Stevenson).

 - "Como todos los grandes viajeros, yo he visto más cosas de las que recuerdo, y recuerdo más cosas de las que he visto".  (Benjamin Disraeli).

Besos y abrazos,

Don.
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martes, 11 de octubre de 2016

Vengo a estos matutinos que me llaman

¡Buenos días!

Y entro en ellos, y ellos salen de mí, porque son yo mismo, y ellos yo. Y ya que estamos, nos dejamos ir, por ese difuso y etéreo mundo de la fantasía matutina, que es la misma realidad de este lugar y momento, y la realidad de la que vengo parece un lejano eco de ilusión, a la que no quedará más remedio que volver más pronto que tarde, en cuantito que os dé los besos y abrazos al final. Y al final parece confirmarse que llegará el otoño de verdad, mañana, con sus lluvias y su frescor, que estos pasados fantásticos días de sol y calor casi veraniego que hoy terminan parecen entonar el colorín colorado.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una película... un peliculón, que desde ya mismo os recomiendo muy encarecidamente que vayáis a ver. Se trató de "Un monstruo viene a verme" ("A monster calls"), de Juan Antonio Bayona, basado en una novela de Patrick Ness (también guionista) sobre una idea de Siobhan Dowd, y con Lewis MacDougall, Felicity Jones, Sigourney Weaver, Liam Neeson, y Toby Kebbell. Es el tercer largo de este director, de quien había visto sus dos anteriores, "Lo imposible" ("The impossible", 2012) y "El orfanato" (2007).

Un chaval de doce años, demasiado joven para ser un hombre y demasiado mayor para ser un niño, taciturno e introvertido, acosado por sus compañeros de colegio, vive con su madre, enferma terminal y separada de su marido, así que para refugiarse de sus pesares se deja llevar por su imaginación y dibujos. Una noche, a la misma hora en que se despierta asustado todas las noches por la misma pesadilla, se le aparece un monstruo gigantesco con forma de árbol (un tejo milenario) que le dice que le contará tres cuentos fantásticos que le serán de mucha utilidad, uno cada noche sucesiva, y a cambio el muchacho deberá contarle otro a él, la cuarta noche, pero que sea verdadero, que diga la verdad de lo que realmente siente y le pasa por su cabeza.

Magistral película (nota: 10) este fantástico drama fantástico que me maravilló; por todo; por lo que cuenta, un poliédrico cuento con varias capas que encierra tres cuentos y una verdad -que son muchas a la vez-; y por su impecable factura formal, técnica y artísticamente hablando. Como me pasó cuando leí el cervantino Quijote, casi lo que más me gustó fueron los cuentos que se cuentan en la historia, aceradísimo retrato de la condición humana.

Se nos habla con verdades hechas cuento y mediante cuentos que nos hacen ver la verdad de las cosas, de lo necesarias que son las historias que nos cuentan para entender el mundo que nos rodea, con otra perspectiva, para comprender lo que nos pasa y dar sentido a lo que sentimos, para poder enfrentarnos con coraje a nuestras pesadillas, sin miedo. También de una relación madre-hijo, de la pérdida, de madurar a marchas forzadas a causa de una desgracia; y de cómo nos forjamos, a partir de nuestros padres, de las historias que nos cuentan, de dominar los monstruos que llevamos dentro, que todo es blanco y negro a la vez, incluso nosotros mismos. La manera de acabar el film, sublime.

Ahora toca acudir a la llamada de la sabiduría ajena, así que vamos a ver que nos depara hoy:

 - "Sin el animal que habita dentro de nosotros somos ángeles castrados".  (Hermann Hesse).

 - "Si un hombre cualquiera, incluso vulgar, supiese narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novelas que se hayan escrito jamás".  (Giovanni Papini).

 - "Si no hubiese podido participar del mundo de los cuentos y si no hubiese podido inventarme mis propios mundos, me habría muerto".  (Ana María Matute).

Besos y abrazos,

Don.
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lunes, 10 de octubre de 2016

Matutina rebeldía de pasión contenida

¡Buenos días!

Por fin parece que este otoño hasta ahora aborregado, que se dejaba acogotar por el calor veraniego, va tomando las riendas de su propio destino, y ya hoy se nota más frescor (máxima prevista 23ºC), e incluso pasado mañana miércoles lloverá como en el otoño más canónico, tranquila y melancólicamente, dejando fluir con serenidad sus más contenidas pasiones, sin ahogarse del todo en sus propios lamentos.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Historia de una pasión" ("A quiet passion"), de Terence Davies, y con Cynthia Nixon, Jennifer Ehle, Keith Carradine, Catherine Bailey, Duncan Duff, Jodhi May, y Emma Bell. De este veterano director británico había visto tan sólo dos de sus anteriores films, los más recientes, "Sunset song" (2015), y "The deep blue sea" (2011).

Se nos narra, se nos declama, más bien, la vida de la famosa poetisa estadounidense Emily Dickinson (1830-1886), su intimidad, desde su adolescencia, cuando solicitó a sus padres que la sacaran del internado puritano para señoritas en que estudiaba, ya que no comulgaba con su opresivo e intransigente modo de educar con estrechísimas miras, hasta su muerte. Poco a poco se fue recluyendo cada vez más en su casa, luego en su habitación, aislada del mundo mientras, para liberarse, escribía poemas -básicamente sobre la enfermedad, la muerte y la inmortalidad- que casi nadie quería publicar por su heterodoxia (en vida publicó sólo doce de los casi dos mil que creó).

Espléndida película (nota: 8), melodrama sobre esta mujer que terminó por objetar del mundo en que vivía, resentida contra una sociedad que no daba el más mínimo lugar a la independencia femenina, fuerte, inteligente, erudita, de muy compleja personalidad, con un afiladísimo pensamiento crítico sobre todo, rebelde ante toda imposición porque sí... en definitiva, nada convencional para su época, y casi para cualquier otra. Ritmo pausado para mejor degustar su fotografía de apabullante belleza, cuidadísima formalmente en encuadres, y también en sus mordaces diálogos, con interludios en los que se declaman algunos de sus versos para dar profundidad a sus estados de ánimo. Por cierto, siempre es recomendable, pero id a verla en versión original, por su perfecta dicción, ideal para aprendices de esa lengua.

Ahora algo de sabiduría ajena, con una cita del director del film, tres de la poetisa, y algunas más, que seguro nos ayuda a tranquilizar nuestras pasiones, o no:

 - "Las pasiones son como los vientos, que son necesarios para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes".  (Bernard le Bouvier de Fontenelle).

 - "El arte necesita o soledad, o miseria, o pasión. Es una flor de roca, que requiere el viento áspero y el terreno duro".  (Alejandro Dumas, hijo).

 - "No hay mejor fragata que un libro para llevarnos a tierras lejanas".  (Emily Dickinson).

 - "Triste puedo estar solo; para estar alegre necesito compañía".  (Emily Dickinson).

 - "Morir sin morir y vivir sin vivir la vida, es el más arduo milagro propuesto por la fe".  (Emily Dickinson).

 - "Todas las religiones son perniciosas, pues giran sobre los objetivos de reprimir la sexualidad y de que aceptemos la idea de la muerte. Lo primero lo consiguen a medias pero lo segundo es imposible, ya que todos tendemos a ver el hecho de morir como algo que concierne a los demás, nunca a nosotros".  (Terence Davies).

Besos y abrazos,

Don.
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sábado, 8 de octubre de 2016

Rijoso matutino de chichinabo que me sale de...

¡Buenos días!

No sé si me río, o sonrío verticalmente, pero desde luego no me sonrojo por mucho que se ponga picantón el lenguaje -a lo mejor con la comida sí-, cada vez que sale de mis partes nada pudendas, normalmente mis entendederas, otro matutino más, por supuesto ni de poca importancia ni escaso valor para mí. Desde luego, lo que sí me pone rijoso, no de reír precisamente, sino en su sentido literal y en sus dos acepciones, es este clima excesivamente cálido para octubre, pues me siento cual acémila en celo y, además de ponerme palote, ya está llegando casi a enervarme, poniéndome peleón, luchando para no perecer hervido por este calor fuera de lugar, sobre todo el de fuera de mí, que mis excitados ardores internos me parecen más normales y llevaderos, además de gratificantes.

Este fin de semana estuve en el cine viendo una de animación por ordenador, no precisamente para niños, ni muy recomendable para ellos, dada su procacidad. Se trató de "La fiesta de las salchichas" ("Sausage party"), de Greg Tiernan y Conrad Vernon.

En los estantes de un supermercado los diversos alimentos (y demás productos) viven felices y contentos esperando que sus dioses humanos los elijan y se los lleven al más allá... más allá de las puertas correderas, donde disfrutarán de una vida plena. Sin embargo, uno de los alimentos devuelto por un cliente cuenta los horrores que ha visto en las cocinas de los humanos, pero nadie le cree. Una salchicha (él) que se ha enamorado de un panecillo (muy sensual ella) sueña con meterse dentro y disfrutar eternamente (bien lubricados por salsa de mostaza) cuando se los lleve un humano al paraíso, cosa que sucede, pero por accidente caen del carrito de la compra, y emprenderán la aventura de descubrir lo que verdaderamente ocurre en el más allá.

Una muy buena película (nota: 7) esta comedia gamberra e iconoclasta, muy divertida, aunque no de echar muchas risas, satírica, con mucha retranca, con humor muy negro, casi chamuscado, y picantemente malsonante. Digamos que políticamente incorrecta siendo correctos políticamente. Desde luego no hace ni puñetero caso de ese aforismo imperativo de los padres a sus hijos de "¡con la comida no se juega!", ni se hacen guarradas, añadiría yo... je, je, je...

Se cachondea de todo, lúbricamente -en sus dos acepciones-, primero y sobre todo, de la religión, y de las religiones y sus luchas peregrinas, pero también del conflicto árabe-israelí, de la cuestión racial, de la drogadicción, de... No deja títere con cabeza, y lo hace con suma inteligencia en sus corrosivas reflexiones. Todo un jocoso desparrame orgiástico sobre la picante y secreta vida de la comida (y de demás artículos de consumo), con sus propios conflictos existenciales y sexuales, miedo a la muerte, dudas entre esperar a disfrutar en el inexistente más allá o de la libido en el más acá, que para algo estará en nuestra naturaleza, sin opresivas culpas impuestas por estrechas mentes. Un detalle, la banda sonora es de Alan Menken, que ha compuesto taquillazos para la Disney, por lo que las melodías suenan a Disney, pero las letras... más bien lascivas.

Ahora algo de sabiduría ajena, que seguro nos ayuda a vislumbrar el verdadero valor e importancia de las cosas, hoy muy con el espíritu de Woody Allen, pues el film hoy glosado lleva sus mismas jocosas preguntas existenciales, pero varios puntos gamberretes más allá:

 - "A dónde podrá ir el que hasta aquí llegó, si más allá sólo fueron los muertos".  (Thomas Jefferson).

 - "Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado".  (Lucano).

 - "Lo que se hace por amor está más allá del bien y del mal".  (Friedrich Nietzsche).

 - "Sólo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo y la segunda no me acuerdo".  (Woody Allen).

 - "El amor es la respuesta, pero mientras usted la espera, el sexo le plantea unas cuantas preguntas".  (Woody Allen).

 - "Sigo preguntándome si hay vida después de la muerte. Y si la hay, ¿Le cambiarán a uno un billete de veinte pavos?".  (Woody Allen).

 - "¿Por qué no dejo de destrozar mi vida buscando respuestas que jamás voy a encontrar, y me dedico a disfrutarla mientras dure?".  (Woody Allen).

Besos y abrazos,

Don.
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jueves, 6 de octubre de 2016

Matutinos que me conquistan, ahora y siempre

¡Buenos días!

Bien lo sabéis, me tienen enamorado, lo diga o no a los cuatro vientos, mucho más tras cada cotidiano reencuentro, como si fuéramos de nuevas, cual pipiolos principiantes. Por lo demás, estos días con aroma veraniego, y altas temperaturas fuera de lugar (hoy otra vez 28ºC de máxima prevista), parecen tener ganada la plaza de este otoño, que lo es, de momento, sólo si se mira el calendario. En poco tiempo, cuando todo madure, espero que la realidad empiece a ser otra.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La reconquista", de Jonás Trueba, y con Francesco Carril, Itsaso Arana, Aura Garrido, Candela Recio y Pablo Hoyos. Hijo de su padre, Fernando, también colega de profesión, es el cuarto largo de este director, de quien había visto su primero, "Todas las canciones hablan de mí" (2010), y su tercero, "Los exiliados románticos" (2015).

Una noche de fin de semana de otoño, en Madrid, una pareja se reencuentra. Hace quince años que no se ven, cuando ambos tenían quince y eran unos pipiolos novietes que se prometieron amor para siempre. Ella ha pasado todo este tiempo fuera de España, y él tiene nueva novia, con la que convive. Hablan, y recuerdan -lo que recuerdan y lo que olvidaron-, beben, bailan y se divierten.

Con estos mimbres me prometía, pero me desilusionó (nota: 4) casi desde el principio, y rompí enseguida con esta pausada historia romántica y nostálgica, a base de hablar y hablar y poco decir sobre si la historia de amor juvenil pudiera haber ido más allá en el tiempo. No conecté con las cuitas de la pareja protagonista, más vanas divagaciones que otra cosa. Me gustaron la factura técnica y algunas de sus maneras, pero la mayor parte del tiempo me aburrió y casi nada me dijo. Tiene tres partes bien diferenciadas: la primera, la noche del reencuentro; la segunda, la breve madrugada cuando él vuelve a casa con su pareja; y la tercera, la historia de amor (muy epistolar) de cuando tenían quince... y una breve posdata final a día de hoy pero referida al pasado, cerrando no del todo el círculo de este reencuentro con alguien que antaño significó mucho, dejando algún poso de ambigua duda.

Me ha pasado con los tres films vistos de este director, que casi todo su metraje me parece vano, pero hay un breve momento que me cautiva. En la hoy glosada es la segunda parte, que dura tan sólo unos pocos minutos, y que es el único momento en que Aura Garrido aparece, haciendo de la pareja actual del protagonista. Y me gustó verdaderamente esa escena, no sé si per se o por Aura, que llena la pantalla con su mera presencia, o por ambas causas. Me encanta, me cautiva, y dado que el resto del film no me motivó, me recreé ese instante en ella, tan deliciosa mujer, tan estupenda actriz, a la que descubrí en cine con la espléndida "Stockholm" (2013) de Rodrigo Sorogoyen, y después la seguí en la magnífica serie de TVE "El ministerio del tiempo"... y hasta ahora.

Ahora, para terminar, como siempre, nuevo reencuentro con la sabiduría ajena, que espero, como siempre, que vuelva a conquistar nuestras entendederas:

 - "El futuro no es un regalo, es una conquista".  (Robert Kennedy).

 - "Aquellos que ven en cada desilusión un estímulo para mayores conquistas, ésos poseen el recto punto de vista para con la vida".  (Goethe).

 - "¿Debe afligirme una hermosa felicidad porque huyó rápidamente? Un breve encuentro y un largo recuerdo hace el alma rica y libre".  (Emanuel Geibel).

Besos y abrazos,

Don.
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miércoles, 5 de octubre de 2016

Es tiempo de matutinos

¡Buenos días!

Seguimos de monstruosos días de verano en pleno otoño, con máximas rozando la treintena, fuera de lugar, que no parecen encajar en este calendario de octubre, que se desenvuelven y hacen que nos desenvolvamos con pesada fluidez, así que de momento me refugio en esta ficción matutina para dejar correr mi imaginación, tanto que a veces siento que se me va, y se me va la olla, pero vuelve enseguida a su ser y vuelvo a la serena razón, así que mis monstruos particulares jamás llegan a tomar cuerpo del todo.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El tiempo de los monstruos", de Félix Sabroso, y con Javier Cámara, Candela Peña, Carmen Machi, Julián López, Secun de la Rosa, Pilar Castro, Jorge Monje, y Yael Barnatán. Séptimo largo, y primero en solitario de este director, pues los seis anteriores los codirigió con Dunia Ayaso, fallecida hace un par de años. Había visto los tres más recientes de esta pareja de directores y guionistas: "La isla interior" (2009), "Los años desnudos (Clasificada S)" (2008), y "¡Descongélate!" (2003).

Un director de cine, enfermo terminal y que ha decidido suicidarse, reúne en su mansión a amigos y colaboradores, todos emparejados, para que terminen de realizar su última obra, ya póstuma. Su extraña convivencia deja entrever que no sólo están viviendo sus vidas sino que además son personajes de la película que van a crear, especie de peleles movidos por invisibles hilos.

Película que me aburrió (nota: 3), de la que entendí apenas nada, salvo algún brevísimo destello de lucidez perdida en este casi engendro incomprensible, irracional (ver última cita, la de Goya), un desparrame, una paja mental. Podría haber sido mucho mejor, tenía mimbres, pero no me llegó. Comedia, sin mucha gracia para mí, con maneras de thriller, absurda y surrealista, sin demasiado sentido, aunque hable de ficción basada en realidad y de realidad vivida como ficción, de mentiras narradas que revelan vívidas verdades vividas. Film con varias capas de metaficción de ida y vuelta sobre el arte de crear (historias, personajes o lo que sea). Todas las parejas del film parecen tener algo de la que formaron el director y su compañera fallecida.

Y ahora es el momento de la sabiduría ajena, cuyas razones tal vez nos eviten dejarnos llevar por absurdas quimeras, y cuya primera cita es con la que empieza el film hoy glosado:

 - "El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos".  (Antonio Gramsci).

 - "El matrimonio debe combatir sin tregua un monstruo que todo lo devora: la costumbre".  (Honoré de Balzac).

 - "Es demasiado fácil ser original haciendo lo contrario de lo que hacen los demás; esto es sólo mecánica".  (Antonio Gramsci).

 - "La fantasía, aislada de la razón, sólo produce monstruos imposibles. Unida a ella, en cambio, es la madre del arte y fuente de sus deseos".  (Francisco de Goya).

Besos y abrazos,

Don.
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martes, 4 de octubre de 2016

Los matutinos son otro cantar

¡Buenos días!

Sí, y no sólo son un relato de mis desparrames cinéfilos y demás, sino que también me sirven para otras cosas muy distintas, como hacer que todo lo que me rodea me parezca mejor de lo que ya de por sí es, amén de hacerme caer bien entre mis eventuales fans matutinos. Y este otoño también parece otro cantar, verano casi canónico diría yo, con máximas previstas para hoy de 28ºC, así que hará falta que cante mucho (yo), y no sé si mal, para que sea como esperamos que sea, decididamente gris y lluvioso, y bastante más frescales que hasta ahora.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una película que desde ya os recomiendo. Se trató de "Sing street", de John Carney, y con Ferdia Walsh-Peelo, Lucy Boynton, y Jack Reynor. Es el segundo largo que veo de este director irlandés tras su anterior, "Begin again" (2013). Tengo pendiente de ver otra de las suyas, "Once" (2007) y que trataré que sea cuanto antes.

Dublín, años 80. Un chaval de 15 años tiene que cambiar de colegio, de uno privado a otro público, debido a que sus padres se han quedado en el paro, y además están a punto de separarse. Deberá adaptarse al nuevo entorno, donde algunos compañeros le acosan. Para refugiarse de sus problemas y tratar de ligar con una chica que acaba de conocer y de la que se enamoró a primera vista, aunque no le haga mucho caso, decide formar una banda de música pop-rock siguiendo las nuevas tendencias y grabar videoclips musicales de sus canciones. Con la ayuda y consejos de su hermano mayor intentará lograr ambos deseos.

Una deliciosa película (nota: 9) que, vuelvo a repetir, os recomiendo. Comedia romántico-musical que me encandiló y con la que sintonicé perfectamente, que me tocó la fibra y dio con la nota justa que la hizo vibrar, y además con algunos momentos realmente sublimes, no sólo de pura emoción, sino de mucha sabiduría en la mirada sobre lo que nos cuenta. Nos muestra como se crea un grupo pop de entusiastas adolescentes, como surgen las canciones a partir de la vida, de sus frustraciones y alegrías, y del amor y sus decepciones. Nos habla con suma inteligencia, sensibilidad, y humor, de eso mismo, de la vida, del amor, y del desamor, de la amistad, de la alegría de vivir a pesar de los pesares, de los sueños, de lanzarse decididamente a por ellos si queremos conseguirlos, con optimismo, ahora, ya mismo, que si se dejan para después nunca serán realidad.

Ahora algo de cantarina sabiduría ajena, que tal vez nos ayude a llevarnos de calle los eventuales problemas:

 - "Quien canta, su mal espanta".  (Refrán).

 - "Ni el pelo ni el cantar entran en el ajuar; pero ayudan a enamorar".  (Refrán).

 - "Cuando un poeta canta estamos en sus manos: él es el que sabe despertar en nosotros aquellas fuerzas secretas; sus palabras nos descubren un mundo maravilloso que antes no conocíamos".  (Novalis).

Besos y abrazos,

Don.
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