Igual
que no como "pezqueñines", tampoco me voy a poner ahora a comer
"avequeñines", que menos que un pollo no me zampo, por muy feliz que
pudiera tal cosa hacerme, según el cuento, y quien te lo cuente. Es más, ahora
estamos de comienzo del matutino, y cuan largo me lo fiais esto del final
perdicero, que ya llegará, a su debido momento. Otra mañana que amanece de
verano, fresca al alba, y calurosa como toca en las horas centrales, sin mucho
agobio tampoco, mucho más hoy, en que las máximas bajan unos dos o tres grados
respecto a ayer, quedándose en unos 33ºC previstos, con sol y raso de nubes,
como casi siempre.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Happy end",
de Michael Haneke, y con Isabelle Huppert, Jean-Louis Trintignant, Mathieu
Kassovitz, Fantine Harduin, Toby Jones, Franz Rogowski, y Laura Verlinden. De
este septuagenario director he visto casi todas sus anteriores películas, a
saber, "El séptimo continente" ("Der siebente
kontinent" ,1989), "71 fragmentos de una cronología al azar" ("71
fragmente einer chronologie des zufalls", 1994), "El castillo" ("Das Schloß", 1997), "La pianista" ("La pianiste", 2001), "El tiempo del lobo" ("Le temps du loup",
2002), "Caché (Escondido)" ("Caché", 2004), "Funny games" (2007), "La cinta blanca" ("Das weiße band", 2009), y
"Amor" ("Amour", 2012).
Una
familia de la alta burguesía afincada en Calais, cerca de los campamentos de
refugiados que tratan de pasar al Reino Unido, posee una empresa de
construcción. El patriarca, con síntomas de incipiente demencia senil, dejó
tiempo atrás al cargo de la empresa a su hija mayor. Su otro hijo es médico. El
único hijo de la primogénita es un joven amargado y rebelde que no parece vaya
a heredar el negocio. El médico, casado en segundas nupcias y con un bebé, debe
acoger a su otra hija, una introvertida preadolescente, pues su ex falleció, no
se sabe si por accidente o suicidio.
Una
buena película (nota: 6) de sarcástico título, que no me llegó tanto
como otras del reverendísimo maestro Haneke, el rey absoluto en eso de
mostrarnos el más perturbador lado de nuestra cotidianidad, la individual y la
social, mientras nos provoca toda una catarata de preguntas y más preguntas...
sin respuesta, salvo la que nos demos a nosotros mismos. No tan desabrida como
sus anteriores, pero casi tan incómoda de ver como siempre. Enlaza tangencialmente
con su anterior film, "Amor", porque los personajes de padre e hija están
encarnados por los mismos actores en ambas y porque además hay un guiño a esta
hacia el final.
Como
dice el propio autor, nos habla del autismo de la moderna sociedad occidental
de hoy día, anestesiada ante el sufrimiento ajeno, pues de refilón y como fondo
de escenario, nos habla del problema de los refugiados e inmigrantes que cada
vez más nos llegan, de los desheredados en general. Hipocresía social. También
de redes sociales e incomunicación personal. Y de muertes accidentales (de no
querer morirse y hacerlo) y provocadas (deseadas por el afectado y negadas por
el resto). Amén de ser todo un desolador retrato de una familia con frías
relaciones afectivas, microcosmos de toda la sociedad. Y todo resaltando las
contradicciones inherentes a ello, caminando por el filo de la ambigüedad, sin
decantarse y dejando un final totalmente abierto.
Ahora,
casi al final, unas citas de sabiduría ajena que no sé si nos harán más
felices, pero al menos dejan cierto... mucho poso de reflexión, comenzando por
un par del propio director:
- "El arte debe hacer preguntas y no
avanzar respuestas, que siempre me parecen sospechosas, incluso
peligrosas". (Michael Haneke).
- "Todo el que infringe la corriente
principal de pensamiento, y no me refiero sólo al cine, generalmente es
provocativo. Cualquiera que sea la antítesis a la norma y a la forma convencional,
se le llama obsceno y provocativo. Así que espero que todas mis películas sean
obscenas y provocativas". (Michael
Haneke).
- "Lo mismo es nuestra vida que una
comedia; no se atiende a si es larga, sino a si la han representado bien.
Concluye donde quieras, con tal de que pongas buen final". (Séneca).
- "La muerte como final de tiempo que se
vive sólo puede causar pavor a quien no sabe llenar el tiempo que le es dado a
vivir". (Viktor Frankl).
Besos
y abrazos,
Don.
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