Difícil
que os rete a nada, dada mi proverbial verborrea a base de aporrear tecla tras
tecla para ir desgranando el torrente de ideas que bullen entre mis neuronas y
que se atropellan por salir tratando de no quedarse coartadas por el limitado
espacio de cada matutino. Así que pues sí, no me puedo callar, y el único
silencio que tal vez pueda permitirme esté en el espacio reflexivo entre uno y
el siguiente. Y estos calores veraniegos, no demasiado tórridos este año, nos
provocan, especialmente en las horas centrales del día, a sestear al amparo de
la quietud de cualquier sombra que nos quiera cobijar. La máxima para hoy será
de 35ºC por los madriles, con llevaderas noches sin sudor y que no revolucionan
nuestro normal dormir.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "La revolución silenciosa"
("Das schweigende klassenzimmer"), de Lars Kraume, y con Jonas
Dassler, Judith Engel, Tom Gramenz, Michael Gwisdek, Max Hopp, y Lena Klenke,
entre varios otros más, que es un film coral. Es el segundo largo que veo de
los de este director alemán, tras su anterior, "El caso Fritz Bauer" ("Der staat gegen Fritz
Bauer", 2015). En ambos narra sendos episodios de la reciente historia de
su país, que quedó dividido en dos tras el fin de la II Guerra Mundial, y así
como en el anterior estaba referido a la Alemania Federal, la occidental, en el
hoy glosado está referido a la Alemania Democrática, la comunista.
Año
1956 en la Alemania del Este, pocos años antes de que se construyera el muro de
Berlín. Un par de estudiantes de último curso de instituto descubren en un
viaje furtivo a Berlín Occidental, en el que se cuelan en un cine, que en el
noticiario previo a la película se habla de la revuelta de los húngaros contra
la invasión del ejército soviético desde el final de la guerra. De vuelta a su
ciudad hablan con el resto de compañeros de clase y acuerdan por mayoría que en
solidaridad con los húngaros fallecidos en la lucha por su libertad guardarán
un minuto de silencio al comenzar las clases de ese día. Esto supone todo un
desafío a las autoritarias autoridades, comenzando por los adoctrinados
profesores, que no están dispuestas a tolerar tal insumisión, llegando incluso
a oídos del mismísimo Ministro de Educación, quien tomará cartas en el asunto.
Una
estupenda película (nota: 8), este drama político, basado en hechos reales,
de tensión in crescendo, bien narrado, con muy buenas maneras, y con el que
pasé un muy buen rato, entretenido con las peripecias de este grupo de
chavales, amén de darme que pensar con los varios temas que deja caer. A través
del inocente acto simbólico de los idealistas jóvenes, y de la montaña que se
hace de ese grano de arena por parte de los jerarcas (cosas del miedo, al que
se responde con represión), se nos habla del desafío al autoritarismo, tanto en
las esfera socio-política como en la personal, al de los padres, tanto los de
la patria como los genéticos, cosa muy propia y sumamente natural cuando se
está en la adolescencia y en la primera juventud. También destila que hay que
estar al unísono y como una piña en determinadas situaciones, unas pocas y
escogidas por su relevancia (el problema está en saber discernir cuales son
estas), y en el resto de ellas, la mayoría del tiempo, debe primar la libertad
individual de cada cual de hacer lo que más le plazca.
Pues,
no sé si a la chita callando, hemos llegado a la sección de la sabiduría ajena,
así que ahí os dejo revueltas unas pocas citas para que escojáis las que mejor
os acomoden, o todas, a vuestro libre albedrío:
- "Habla solo en dos circunstancias:
cuando se trate de algo que conoces bien, o cuando la necesidad así lo exige.
Solo en estos dos casos es preferible la palabra al silencio; en los demás, es
preferible callar que hablar".
(Isócrates).
- "Un rostro silencioso con frecuencia
expresa más que las palabras".
(Ovidio).
- "Los silencios no prestan testimonio
contra sí mismos". (Aldous Huxley).
- "Memoria selectiva para recordar lo
bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente, y optimismo desafiante
para encarar el futuro". (Isabel
Allende).
Besos
y abrazos,
Don.
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