jueves, 19 de julio de 2018

Páter matutinorum nada transfigurado

¡Buenos días!

¿El padre de los matutinos?... pues supongo debo ser yo, como siempre soy, y quizás también madre, que los germino y concibo para que cada mañana salgan al mundo y transmuten, como a ellos mejor les parezca, en las mentes de cada cual que quiera pasarse a conocerlos. Este verano no excesivamente ardoroso no pasará de momento a los anales como la madre de todos los veranos, ni como el padre, si es que queréis verlo de otro modo. Otra veraniega jornada sin grandes agobios, soleada, de noches llevaderas por debajo de la veintena, y máxima prevista de 33ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Lola pater", de Nadir Moknèche, y con Fanny Ardant, Tewfik Jallab, y Nadia Kaci. De este director francés de origen argelino había visto uno de sus anteriores films, "Délice Paloma" (2007).

Un joven veinteañero, hijo de inmigrantes argelinos, que vive y trabaja en París como afinador de pianos, asiste apesadumbrado al funeral de su madre, fallecida repentinamente. Hijo único, ella le crio en solitario pues su padre les abandonó 20 años atrás cuando era un niño pequeño. Decide buscarle, pero cuando llega a la dirección de una casa de campo en el sur de Francia que le facilitó el notario se encuentra con una mujer con su mismo apellido, Lola, que regenta una academia de baile oriental. Le dice que no conoce a nadie con el nombre de su padre, y el joven, desconcertado, vuelve a casa. En realidad Lola es su padre, pues años atrás se sometió a una operación de cambio de sexo. Arrepentida de no haberle confesado a su hijo quien era realmente, viaja a París con la esperanza de reencontrarse de nuevo con él.

Una buena película (nota: 6), agradable y bien narrada, que me tuvo interesado en lo que cuenta, aunque con algunos peros... ¡qué no peras, ni lolas, de cirugía estética!... a los que no presté demasiada atención. Drama familiar tirando a convencional, sin estridencias, de buenas intenciones, sobre reencuentros padre-hijo, mutuo conocimiento, rechazos iniciales y finales de aceptación de la tozuda realidad.

Ahora, en la sección de sabiduría ajena, una cita sacada de una entrevista, que leí ayer en el periódico, al libérrimo filósofo Antonio Escohotado, que siempre me ha fascinado por sus razonamientos que hurgan en la llaga, y que me viene como anillo al dedo para lo tratado en la película hoy glosada:

 - "En mi caso, la veneración por mis padres es simplemente cumplir el mandamiento de honrar a padre y madre y, el que no es capaz de cumplir eso es un mierda. En privado puedes criticar determinados comportamientos pero, hacia los demás y como norma, honrar a los padres es sagrado".  (Antonio Escohotado).

Besos y abrazos,

Don.
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