Otra
mañana más en la que por aquí me dejo caer, sin romántica languidez, para
fomentar la irracional creación de fantasías que liberen mi mente de los
monstruos que pudieran atenazar mis despiertas entendederas, cual homeopática
medicina para tratar de evitar eso que Francisco de Goya nos mostraba en una de
sus obras más emblemáticas, el aguafuerte "El sueño de la razón produce
monstruos" (1799). Por lo demás, no creo que, de momento, y basado en las
razonables previsiones meteorológicas, el verano vaya a sacar a la luz esa
bestia que lleva dentro y que nos derrite con tórridos sofocos. Hoy, llevadero
día de calor veraniego, con impoluto sol, máxima prevista de 34ºC, y noche nada
tropical que permite dormir, y soñar, razonablemente.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Mary Shelley",
de Haifaa Al Mansour, y con Elle Fanning, Douglas Booth, y Bel Powley. Es el
segundo largo de esta directora saudí, de quien ya vi su muy buen debut con
"La bicicleta verde" ("Wadjda", 2012).
Nos
narra la vida de Mary Shelley (1797-1851), autora de la famosísima novela
gótica "Frankenstein o el moderno Prometeo" ("Frankenstein: or,
The Modern Prometheus", 1818), y su tormentosa, tortuosa y apasionada
relación amorosa cuajada de altibajos con el poeta romántico Percy B. Shelley,
de quien se enamoró perdidamente cuando le conoció con 16 años. Ante la
oposición de su familia a la relación con ese vividor (estaba casado y con una
hija), ambos decidieron fugarse acompañados por la hermanastra de ella. Tras
varias vicisitudes, acaban como invitados en una mansión que Lord Byron tenía
en Ginebra, donde holgaban en largas jornadas de vida disoluta, y creativa, y
lugar donde ella concibió su más afamada novela, cual exorcismo de un gran
dolor que la atenazaba a causa de la muerte de su primer hijo y de los desencantos
de su amor.
Una
estupenda película (nota: 8) que os recomiendo, que comenzó correcta y sin
alharacas, fluyendo con naturalidad, siguió así casi todo su metraje, pero ya
cerca de su final se me vino arriba, y me cautivó con arrobo, y casi que podría
decirse que al estilo romántico del siglo XIX, entre otras cosas por lo que
destila con elegancia. Es un drama romántico, sobre una inquieta e
inconformista adolescente, a la que la vida y el amor le harán sufrir, y lo que
necesariamente aprenderá de ello, en el entorno de una sociedad que ninguneaba
todo lo femenino. Con gran esfuerzo y empeño se hizo valer y logró que le
reconocieran la autoría de una de las obras cumbres del romanticismo gótico y
pionera de la ciencia ficción moderna, podría decirse que metafóricamente
autobiográfica, pues los padecimientos del monstruo son los de su autora.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, de ambos tórtolos, una de él, más halcón y con
poético y embaucador pico de oro, y dos de ella, que mucho dicen en sus dudas:
- "La luz del sol ciñe a la tierra
y la
luna besa los mares:
¿para
qué esta dulce tarea
si
luego tú ya no me besas?". (Percy
B. Shelley).
- "¿Por qué no he de continuar por estas
olas indómitas y a la vez sumisas? ¿Qué podría detener un corazón decidido y la
voluntad firme de un hombre?".
(Mary Shelley).
- "¿Cómo es posible contemplar a un ser
tan noble destruido por el dolor sin experimentar una profunda
pena?". (Mary Shelley).
Besos
y abrazos,
Don.
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