lunes, 24 de julio de 2017

Agraciados hados matutinos a caballo

¡Buenos días!

No creo que estos matutinos sigan su natural camino impulsados por espectrales hados sin que nada puedan hacer para cambiarlo a su antojo, si acaso por sus agraciadas hadas y ninfas que les insuflan el necesario ánimo para que decidan por sí mismos qué quieren hacer al respecto. Todo esto será así hasta que algún eventual cataclismo y sus apocalípticas consecuencias a lomos de briosos corceles destierren mis creencias, cambiando sus parámetros axiales por la fuerza de los hechos, o al infiltrar en ellos un caballo de madera. Pues el verano riguroso va a volver a imponer sus despiadadas condiciones a pocos días de hoy, pues todavía tendremos una máxima soportable de unos 33ºC, pero en breve rozaremos la insoportable cuarentena térmica que nos oprimirá hasta que casi no podamos, pero podremos.

Este fin de semana estuve en Mérida viendo una de las obras de su Festival Internacional de Teatro Clásico, "Troyanas", escrita por Eurípides en el siglo V antes de Cristo, versionada por Alberto Conejero, dirigida por Carme Portaceli, e interpretada por Aitana Sánchez Gijón, Ernesto Alterio, Alba Flores, Maggie Civantos, Pepa López, Míriam Iscla, y Gabriela Flores.

Troya acaba de ser conquistada y saqueada por los griegos, poniendo fin a una guerra de diez años, y las mujeres troyanas están siendo sorteadas como botín de guerra. Las de la corte están prisioneras esperando su destino, sabedoras de las muertes de sus maridos, padres e hijos. Hécuba, esposa del rey Príamo, pregunta a un heraldo griego, Taltibio, por el destino que les espera. Ella será entregada a Odiseo (Ulises) como esclava amante; su nuera Andrómaca, viuda de Héctor, al hijo de Aquiles; su hija Cassandra, a Agamenón; su hija Políxena será sacrificada como ofrenda ante la tumba de Aquiles, el gran héroe griego muerto en combate; su otra nuera, la hermosa Helena, a la que culpa de todas las desgracias que todas padecen y de la ruina de Troya entera, será devuelta a su anterior esposo, Menelao, para que haga lo que quiera con ella y de quien huyó para casarse con el bello Paris, hijo de Hécuba. Además, ante el temor de que se convierta en futuro héroe que vengue a sus paisanos, el hijo de Andrómaca y Héctor, nada más que un niño, será sacrificado lanzándolo desde lo más alto de las murallas de Troya, que será definitivamente arrasada antes de que las naves griegas zarpen de regreso a casa.

Estupenda obra de teatro (nota: 8) representada en el inmejorable marco del teatro romano de Mérida, toda una tragedia griega clásica, de esas inmortales, por las que no pasa el tiempo, pues siempre están vigentes, jamás caducan, ya que en muchos aspectos el mundo apenas nada ha cambiado. Nos habla de las terribles consecuencias de las guerras, centradas en las que padecen las mujeres, a merced de sus despiadados captores, utilizadas como objetos, como botín de guerra, siendo violadas, asesinadas, torturadas, y luego desechadas. Además nos muestra que nadie, ni siquiera los vencedores, salen sin daño de las guerras, y la finísima y quebradiza línea que separa la felicidad de la desgracia, pues esta puede cebarse con nosotros inesperadamente y sin que apenas nada podamos hacer al respecto la inmensa mayoría de las veces.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, todas de Eurípides y con bastante relación con lo que destila la obra hoy glosada:

 - "Cuestiona todo, aprende algo, pero no esperes ninguna respuesta".  (Eurípides).

 - "Al sostener que existen los dioses, ¿no será que nos engañamos con mentiras y sueños irreales, siendo que sólo el azar y el cambio mismo controlan el mundo?".  (Eurípides).

 - "La felicidad es inconstante, y cuando la aflicción viene después de la dicha, la vida es intolerable para el hombre".  (Eurípides).

 - "No debe lamentarse la muerte, debe lamentarse la vida destinada a la lucha y a una vida miserable".  (Eurípides).

 - "Sé muy bien que el mal proviene de lo que pienso, pero mi cólera es aún peor que mis pensamientos, la ira lleva a los mortales a incurrir en los peores males".  (Eurípides).

Besos y abrazos,

Don.
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