¡Buenos
días!
No;
ni esto es una receta; ni tengo mi pequeño melón hueco, aunque también pudiera
parecer una ensaimada embutida de cabello de ángel en lugar de neuronas, mera
apariencia; ni me han rechazado un poquito por gordito mis bien amados
matutinos, que tan reconfortante cariño me dan en cuanto tienen oportunidad de
hacerlo, y yo que se lo agradezco correspondiéndoles. Quid pro quo. El cielo
sigue algo aborregado de nubes, a veces más, otras menos, con temperaturas
estables, todavía con predominio solar, pero están pronosticadas
precipitaciones, de lluvia o nieve según la altitud, para este próximo fin de
semana, bastante más frío que estos días de invierno suave por los madriles.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo otra de animación, hecha con la técnica
de stop-motion, "La vida de Calabacín"
("Ma vie de Courgette"), dirigido por Claude Barras, con guión de
Céline Sciamma basado en el libro de Gilles Paris "Autobiografía de un
Calabacín" ("Autobiographie d'une Courgette"). Con premios en
diversos festivales, esta producción suiza ha estado nominada a mejor película
de animación en la reciente gala de los Óscar (no ganó). De este director
francés es la primera película que veo. Sin embargo, de la guionista Céline
Sciamma, había visto sus dos últimos films como directora, "Girlhood" ("Bande de filles", 2014) y "Tomboy" (2011).
Calabacín
es un niño que vive con su madre alcohólica que apenas le hace caso, si acaso
para regañarle y castigarle por todo, que se queda huérfano al morir ella en un
accidente doméstico a causa de su borrachera. Es llevado a un centro de acogida
para menores por un amable policía. Al principio, echando en falta a su madre y
sintiéndose solo y culpable por el accidente, se mostrará retraído y percibirá
su nuevo hogar como algo hostil, pero poco a poco se irá integrando con sus
nuevos amigos, cada uno con su particular rareza y trauma, aprendiendo a
confiar en ellos y a sentir algo que parece felicidad.
Una
estupenda película (nota: 8) este agridulce drama infantil, duro pero sin
alharacas, pleno de delicadeza y profundidad, que no esconde las oscuridades de
la vida, nada condescendiente y sin el más leve ápice de azúcar añadido, sobre
niños maltratados, con algunas preciosas elipsis de esa violencia a lo largo de
su breve metraje. El orfanato se nos presenta como remanso de tranquilidad,
nada que ver con los horrores que padecían allí los personajes infantiles de
Dickens, o fuera los propios protagonistas de este film. En definitiva, un bonito
canto a la amistad, a la empatía, a la convivencia y a la tolerancia y
confianza en el otro; con un delicioso final que me conmovió.
Ahora
un poco de sabiduría ajena, que tal vez nos ayude a ser algo menos
atolondrados:
- "La infancia tiene sus propias maneras
de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por
las nuestras". (Jean Jacques
Rousseau).
- "Los niños adivinan qué personas los
aman. Es un don natural que con el tiempo se pierde". (Charles Paul de Kock).
- "El amor es para el niño como el sol
para las flores; no le basta pan: necesita caricias para ser bueno y ser
fuerte". (Concepción Arenal).
Besos
y abrazos,
Don.
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