martes, 7 de marzo de 2017

Matutino

¡Buenos días!

Seco y escueto título, sin apellidos, o sin nombre, según prefiráis. Tan es así, que casi ni lo conozco, cual si le faltaran o me faltaran referencias, uno más del montón que parece no distinguirse del resto. Pero no es así, que tiene su propia idiosincrasia, y como tal recibirá mi afecto y cuidados, como todos los anteriores y los que le seguirán, en esta mañana de invierno soleada y agradable, con máximas previstas de 18ºC, y algunas nubes anónimas que acarician el sol, cual si le curaran inexistentes heridas con sus borras de algodón.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La chica desconocida" ("La fille inconnue"), de Jean Pierre y Luc Dardenne, y con Adèle Haenel, cautivadora actriz. De este par de hermanos belgas había visto hasta ahora tres de sus anteriores films: "Dos días, una noche" ("Deux jours, une nuit", 2014), "El niño de la bicicleta" ("Le gamin au vélo", 2011), y "El niño" ("L'enfant", 2005).

Una joven y diligente médico de familia de un pequeño consultorio en el extrarradio de una ciudad, tras una larga jornada de trabajo ya finalizada, alecciona a su becario aprendiz, afectado por algunos casos de la consulta y cada vez menos motivado, para que no se implique tanto emocionalmente con los pacientes si quiere diagnosticar correctamente sus dolencias. Llaman a la puerta del consultorio, y como hace más de una hora que cerraron no abren, aunque el estudiante en prácticas sí quería hacerlo. Al día siguiente la policía acude allí para investigar la muerte de una joven inmigrante indocumentada, la persona a la que no abrieron. Profundamente afectada por la noticia, la doctora se entrega con tesón a averiguar por su cuenta el nombre de la fallecida, a pesar de silencios y miradas esquivas del resto, para que no sea enterrada anónimamente, especie de redención de una culpabilidad autoimpuesta.

Una buena película (nota: 6), este drama seco de crítica social, como siempre en los Dardenne, austero, sin aderezos formales, como por ejemplo banda sonora, sustituida por el ruido del tráfico que rodea el consultorio. También thriller un tanto particular, pues no interesa tanto quien la mató como el mero nombre de la víctima, aunque de gran importancia para salir del anonimato.

A pesar de que las pesquisas detectivescas de la protagonista mantienen muy bien el interés, me gustó menos que sus anteriores, tal vez porque esta vez no me impliqué tanto emocionalmente. A través del compromiso ético de su protagonista, que se siente responsable, casi incluso culpable, de esa muerte anónima, puede verse toda una metáfora de esta nuestra Europa ensimismada, indiferente, que en general mira para otro lado ante el cada vez mayor problema migratorio de los refugiados que se le viene encima, salvo algunos individuos concienciados de él y que tratan de aportar algo de dignidad a ese grupo de gente desesperada.

Ahora un par de citas de sabiduría ajena, sin anonimatos de por medio:

 - "Visto un león, están vistos todos, pero visto un hombre, sólo está visto uno, y además mal conocido".  (Baltasar Gracián).

 - "Casi todos los hombres ganan al ser conocidos".  (André Maurois).

Besos y abrazos,

Don.
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