martes, 14 de marzo de 2017

Mis explosivos matutinos

¡Buenos días!

Sí, porque de vez en cuando me dan explosiones de júbilo mientras ando por aquí, descubriendo bajo sus más recónditos recovecos inesperados tesoros... vamos que son una mina para mí. La primavera, que oficialmente explotará, y nos hará casi implosionar en sus arrebatos, el próximo lunes de equinoccio, poco a poco parece volver por sus fueros (máxima prevista para hoy de 19ºC), tras el amago de revenido invierno de ayer que apenas ni nos dejó el más leve rasguño en nuestro entusiasmo vital.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Land of mine (Bajo la arena)" ("Under sandet" - "Unter dem sand"), de Martin Zandvliet, y con Roland Møller y Louis Hofmann, entre varios otros más. Es el primer largo que veo de este director danés, película nominada en los recientes Óscar a mejor film de habla no inglesa.

Nada más terminar la II Guerra Mundial, unos dos mil soldados alemanes prisioneros de guerra, buena parte de ellos adolescentes y sin experiencia en la desactivación de minas, fueron obligados, contraviniendo los postulados de la Convención de Ginebra de 1929, a retirar más de un millón de ellas colocadas por el ejército nazi en las playas de la costa oeste danesa durante la guerra. Al final del proceso, que duró cinco meses, casi la mitad murieron o fueron mutilados por explosiones accidentales. La película se centra en un pelotón de estos niños soldado o poco más, bajo la supervisión de un estricto sargento danés que odia a los nazis.

Muy buena película (nota: 7) esta coproducción germano danesa. Duro drama más allá del belicismo, posbélico podría decirse, que hurga en este ignominioso y oculto hecho de la historia de Dinamarca (aunque he leído que la idea fue sugerida por los británicos). Poderosa denuncia de los horrores de las guerras (posguerras en este caso, no menos horribles). Preciosa y luminosa fotografía de los paisajes playeros que contrasta aún más con la negrura de esta vergüenza para la humanidad. La tensión se masca a cada instante, con algunos momentos de fugaz alivio, en esta historia en la que el personaje del sargento evoluciona, al vaivén de las olas, de su rencoroso odio inicial al inevitable perdón por el mero contacto humano.

Ahora toca ir a la arena de la sabiduría ajena, con unas citas que he encontrado medio enterradas rebuscando por ahí:

 - "Escribid las injurias en la arena, grabad los beneficios en el mármol".  (Claude Boiste).

 - "En tierra ajena, la vaca al buey cornea".  (Refrán).

 - "Héroes si vencedores, y si vencidos, traidores".  (Refrán).

 - "El vencido, vencido; y el vencedor, perdido".  (Refrán).

Besos y abrazos,

Don.
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