¡Buenos
días!
¡No,
que yo no soy esa!... quería decir, en este remanso de paz y buena armonía
matutina, al que cada mañana rindo pleitesía, pleitear jamás se me ocurriría. Y
mucho menos en este dulcísimo día de primavera adelantada a su ya casi
inminente equinoccio que vendrá en menos de diez días, soleada, con 24ºC de
máxima prevista, que nos invita a que disfrutemos del momento, de lo que nos
rodea, y hace olvidar todo resquemor que eventualmente pudiera importunarnos.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Yo no soy Madame Bovary"
("Wo bu shi Pan Jinlian"), de Feng Xiaogang, y con Fan Bingbing. Es
el primer largo que veo de este veterano director chino. Está basado en la
novela homónima (en chino) de Liu Zhenyun, también guionista del film. Una
aclaración cultural que se hace nada más comenzar la película: en China se
denomina despectivamente Pan Jinlian a las malas esposas, adúlteras y aquellas
que no cumplen con lo que se espera de ellas, pues esa mujer conspiró con su
amante para asesinar a su marido. En los países occidentales, que desconocemos
esto, se cambió en la traducción el nombre propio del título en chino por el de
Madame Bovary, el famoso personaje novelesco de Gustave Flaubert que también
engañó a su marido.
Una
joven pareja de casados, para conseguir un nuevo apartamento, montan un falso
divorcio, y una vez conseguido el inmueble, volver a casarse. Pero el marido
inesperadamente se casa con otra y la deja compuesta y sin marido, ni tampoco
casa nueva, que ocupa con su nueva mujer. Profundamente despechada acude a los
tribunales a reclamar que se anule ese divorcio, con la idea de una vez
conseguido esto, divorciarse, esta vez de verdad, de su odiado marido, que la
acusa de ser una Pan Jinlian, y así vengarse de él. Pero pierde el litigio, así
que empecinada en conseguir su propósito de redimir su buen nombre emprenderá
un laberíntico proceso de diez años, de reclamaciones ante cada vez más altas
instancias burocráticas, que nada entienden, ni del caso ni de la sociedad en
general, pues velan más por conservar su puesto que por el bien de sus
administrados.
Muy
buena película (nota: 7) esta satírica comedia sobre el absurdo, tanto
el de la vida en general, de sus pequeños actos cotidianos, como el de la
burocracia en particular. Maravillosa fotografía, muy pictórica, hermosísima,
enmarcada la mayor parte de su metraje en un círculo (el resto de la pantalla
en negro), cual si estuviéramos cotilleando por una mirilla, aunque al poco ya
ni te das cuenta de ese detalle técnico y tu cabeza, ya inadvertidamente, te lo
hace ver normalmente, ignorando la zona oscura. Comedia principalmente por lo
que respecta a la sarcástica crítica social de una kafkiana burocracia, y melodrama
en lo relativo a la peripecia personal de la protagonista para conseguir ser
redimida de su mala fama.
En
la sección de sabiduría ajena tres citas, con cierta relación con el film, de
Flaubert, a pesar de que su Madame Bovary tiene poco que ver, si acaso
tangencialmente y en el título, con la atribulada heroína fílmica:
- "La humanidad es como es. No se trata
de cambiarla, sino de conocerla".
(Gustave Flaubert).
- "Un hombre que juzga a otro hombre es
un espectáculo que me haría estallar de risa, si no me diese piedad". (Gustave Flaubert).
- "Bovarismo es no estar contento con la
realidad, un anhelo de una vida construida sobre ensoñaciones". (Gustave Flaubert).
Besos
y abrazos,
Don.
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