miércoles, 8 de marzo de 2023

Pacífico matutino y su descendencia

¡Buenos días!

Otro matutino que seguramente dejará su herencia en la estirpe de los que le seguirán... o quizá no, si es que no les apetece y saben zafarse de tal destino, o si caen en la cuenta de su libre albedrío. Aunque siempre en paz consigo mismos o eso espero, lo que suele llevar a estarlo con los demás. La mañana se nos ha levantado algo revoltosilla, con ventoleras, muy gris y nubosa, en la que más que llover llovizna; tibia, sin embargo, que para hoy se espera una máxima de 16ºC por los madriles.

Este fin de semana estuve en el teatro viendo la obra "Las guerras de nuestros antepasados", adaptación para el escenario de Eduardo Galán de la novela homónima (1975) de Miguel Delibes, dirigida por Claudio Tolcachir, e interpretada por Carmelo Gómez y Miguel Hermoso. Es la segunda adaptación teatral que veo de una novela de Delibes, tras "Señora de rojo sobre fondo gris", tan excelentísima como la que glosaré hoy. A este paso acabaré por leerme las obras completas de Miguel Delibes, de quien también había visto adaptaciones de algunas otras suyas para varias películas, cuyo culmen para mí es "Los santos inocentes" (1984) de Mario Camus, tremenda película, tremenda historia. Conforme voy descubriendo más y más de Delibes, hasta ahora solo indirectamente, a través de cine y teatro, mi fascinación por su obra no cesa de aumentar. De Claudio Tolcachir había visto varias obras teatrales escritas o dirigidas por él.

Año 1961. Pacífico Pérez es un recluso acusado por doble asesinato que va recordando su vida, y la de sus antepasados, a instancias del médico del sanatorio penitenciario donde está internado a causa de su avanzada tuberculosis. Es un tipo rústico, inocentón y sensible, que hace honor a su nombre propio pues le duelen los árboles podados y no mataría una mosca, que está profundamente marcado por las batallitas que le contaron su bisabuelo, abuelo y padre, quienes lucharon y mataron, respectivamente, en la 3ª guerra carlista (1872-76) a bayonetazos, en la del Rif (1911-27) ametrallando, y en la civil española (1936-39) granada en mano, y le animaban a prepararse para la guerra que estuviera por venir, que ya iba siendo tiempo de que hubiera una nueva para que él también combatiese.

Magnífica obra teatral (nota: 9), compleja y profunda como la novela de la que parte, que os recomiendo ver (o leer) si tenéis ocasión, todo un alegato antibelicista que se mofa socarronamente del ardor guerrero y reflexiona sobre la violencia secular heredada generación tras generación, especialmente en España, y del cainismo de las dos Españas (sin mentarlas directamente) mediante la rivalidad de dos villas vecinas, la de arriba y la de abajo, parábola de todo un país y una sociedad, con proyecciones universales y muy actuales (guerra de Ucrania, por ejemplo). Con toques de humor, negro, negrísimo a veces, con el personaje principal (inmensa, colosal actuación de Carmelo Gómez) hablando como lo hacen los aldeanos de la Castilla profunda, absolutamente resignado ante su destino, del que no sabe, ni quiere, salir.

Ahora, ahí dejo para que nos peleemos, en el sentido de afanarnos, contra estas citas de sabiduría ajena, bueno, mejor a su favor, hoy solo de nuestro insigne antepasado Miguel Delibes, esforzándonos por tratar de asimilarlas, que mucho tienen que decirnos y mejor nos irá, seguro:

- "La imposibilidad de poder replantearte el pasado y rectificarlo, es una de las limitaciones más crueles de la condición humana. La vida sería más llevadera si dispusiéramos de una segunda oportunidad".  (Miguel Delibes).

 - "Cada cual maneja su historia y sus palabras, y, como son suyas, puede hacer filigranas con ellas si quiere para acomodarlas a lo que le conviene, Jacinto, convéncete, porque el defecto de la historia. ¿Sabes cuál es?, pues sólo uno, mira, que la escriban los vivos, Jacinto, eso, que la historia deberían escribirla los muertos; pero hay una dificultad, Jacinto, ¿sabes?, como tienen las manos tan frías no pueden ni agarrar el palillero, no saben, pero es lo que digo, Jacinto; ¿por qué no les alfabetizamos?".  (Miguel Delibes, "Parábola del náufrago", 1969).

Besos y abrazos,

Don.

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