viernes, 3 de marzo de 2023

¡Oh, y un nuevo matutino!

¡Buenos días!

Ahora que el sol naciente asoma por el horizonte vuelvo a asombrarme con otro de mis matutinos, este que ahora aparece por escena, del que espero represente lo más (o menos) creativamente posible mis desvaríos mañaneros, tratando de no repetirse, pero guardando sus estilosas señas de identidad que, sin embargo, han ido cambiando imperceptiblemente con el paso de los años. Helado me he quedado, no tanto por la indiferencia que no me ha causado este matutino, como por los -2ºC con los que nos hemos despertado hoy, en una soleada jornada menos fría que las anteriores pues se esperan 12ºC de máxima por los madriles.

Ayer por la tarde no estuve en el cine, sino viendo una película en televisión, en Movistar+, que hace unos meses se me escapó de su muy fugaz paso por la cartelera. Se trató de una de animación, "Inu-Oh" (2021), basada en la novela "Heike monogatari: Inu-Oh no maki" (2017) de Hideo Furukawa, a su vez basada en un poema épico medieval, y dirigida por Masaaki Yuasa. De este director japonés había visto una de sus anteriores películas, también animada, "El amor está en el agua" ("Kimi to, nami ni moretara", 2019).

En el Japón medieval unos nobles señores encargan a un pescador y su hijo que recuperen un tesoro hundido bajo las aguas debido a una cruenta batalla naval entre facciones rivales por hacerse con el poder absoluto en el país, pero cuando lo rescatan del naufragio sufren una maldición que provoca la muerte del padre y que quede ciego el hijo. Éste deambula a lo largo de los años por el país tratando de encontrar la solución a su sortilegio, entra en una congregación de monjes que conservan antiguas tradiciones musicales y teatrales, donde las aprende, y conoce a un ser deforme, Inu-Oh, también maldito, que esconde su monstruosidad tras una máscara y tupidos ropajes, con el que forma un grupo musical y artístico que empieza a romper con las estrictas normas establecidas en sus representaciones, que cada vez gustan a más gente, hasta que esto llega a oídos del shogun.

Película con cierto interés (nota: 5), de estupenda y creativa animación, original y diferente, extraña, desconcertante, que comenzó muy confusa y siguió algo menos dificultosa de aprehender, quizá cosa de mi desconocimiento de esas expresiones culturales tradicionales japonesas y de su historia. Inu-Oh fue un artista real de un tipo de teatro ancestral y del que se conoce más bien poco. La historia narrada, con la que me costaba mucho conectar, muy trufada de música tradicional modernizada con estilos de hoy día, como el rock, el glam, etc., nos habla de gente marginada que alcanza la fama, de gente que se rebela y trata de cambiar el estado de las cosas de su época, de evolucionar y cambiar, siempre con la opresiva y opresora resistencia de los guardianes de los cánones establecidos por miedo a perder el control.

Ahora, no os asombréis si os digo que ahora toca la sabiduría ajena, pues ya es tradición de estos matutinos el dejar por aquí algunas citas de otros, acabando por la misma con la que empecé las del anterior:

 - "No sé hasta qué punto un escritor puede ser revolucionario. Por lo pronto, está trabajando con el idioma, que es una tradición".  (Jorge Luis Borges).

 - "Para crear debes ser consciente de las tradiciones, pero para mantener las tradiciones debes de crear algo nuevo".  (Carlos Fuentes).

Besos y abrazos,

Don.

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