martes, 26 de abril de 2022

Matutinos desvaríos sin seudónimo

¡Buenos días!

Ya sabéis que mis desparrames mentales en estos matutinos lo son sin embozarme tras la máscara de un alias, que firmo con mi nombre. Vamos, que no pretendo ser o tener un álter ego de mí mismo, ¿para qué?, si hace años ya que perdí la vergüenza, ni pretendo sinvergonzonerías desde el anonimato (tan en boga últimamente con la explosión de las redes sociales). La primavera, tan voluble ella como siempre, hoy nos presenta casi que todas sus caras, sol mañanero con algunas nubes descarriadas y tormentas vespertinas con agua y sus rayos y truenos. La máxima prevista para hoy por los madriles será de 21ºC. La primavera, revoltosa y sin tapujos, en todo su esplendor.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Arthur Rambo" (2021), de Laurent Cantet, y con Rabah Nait Oufella, Antoine Reinartz, Aleksandra Yermak, Sofian Khammes, y Anaël Snoek. Es el octavo largo en solitario de este espléndido director francés, de quien había visto sus cinco anteriores más recientes: "El taller de escritura" ("L'atelier", 2017), "Regreso a Ítaca" ("Retour à Ithaque", 2014), "Foxfire, confesiones de una banda de chicas" ("Foxfire, confessions of a girl gang", 2012), "La clase" ("Entre les murs", 2008), y "Hacia el sur" ("Vers le sud", 2005). Además también había visto su participación con el episodio de "La fuente" en el film coral "7 días en La Habana" (2012).

Un joven escritor, hijo de emigrantes argelinos, acaba de conseguir un gran renombre con su primera novela, aclamada por crítica y público, por su afilado, ponderado y sensible análisis de la realidad de los inmigrantes, y los programas de televisión se lo rifan para que aparezca en ellos. Durante la noche en que se celebra la fiesta por el fulgurante éxito editorial, empiezan a aparecer mensajes en redes sociales, que enseguida se convierten en multitudinaria tendencia, en los que se rescatan una serie de tuits muy incendiarios del joven escritor, pretendidamente graciosos, en los que descargaba su rabia, difundidos cuando era adolescente bajo el seudónimo de Arthur Rambo, con decenas de miles de seguidores, profundamente racistas, antisemitas, homófobos, misóginos, etc. De repente, todos sus allegados (o casi) o se vuelven contra él o le apartan de su lado, a la par que empieza a recibir insultos o amenazas por redes sociales.

Muy buena película (nota: 7), que nos narra el paso, de la noche a la mañana, del glorioso apogeo al suplicio del perigeo, por parte de su desconcertado protagonista, de contradictorio discurso, sobrepasado por los acontecimientos y su extrema rapidez en el mundo virtual de las redes sociales, pero totalmente imbricado con el real. Aparte de las redes sociales y sus circunstancias nos habla de los límites del humor, de los de la libertad de expresión, del afán desmedido por conseguir clics o seguidores a cualquier precio, sin pensar demasiado en otras consideraciones, lo que también se puede trasladar a otros ámbitos, como conseguir espectadores de televisión, lectores de periódicos y demás. También de los gurús (o influencers) y sus descerebrados seguidores, que siguen a pies juntillas sus más vanas ocurrencias o peor... Todo expuesto para la propia reflexión del espectador.

Y al final, y como anticipo de la sabiduría ajena, hoy solo con el primer verso del poema "Roman" de Arthur Rimbaud (que se pronuncia en francés casi igual que el título de la película, Rimbaud, insigne poeta, Rambo, descerebrado sicario, dos polos opuestos), también se destila que todos tenemos derecho a ir aprendiendo en la vida, sin tener que ser crucificados por nuestros errores de juventud:

 - "Con diecisiete años no puedes ser formal [...]".  (Arthur Rimbaud).

Besos y abrazos,

Don.

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