Así
que nada tengo que lamentar, que pocos días falto a mi cita con ellos, fallando
tan solo cuando no voy al cine o al teatro, dándonos unos breves espacios para
reflexionar sobre nuestros encuentros, suficiente y muy necesarios para
fortalecer nuestra relación. Y tampoco echo en falta ya al otoño, tras varios
días muy ventosos, nublados y con lluvias intermitentes que poco a poco van
reverdeciendo el suelo campestre, lo que realza sobremanera las ocres copas
arbóreas... típica estampa otoñal, también la de hoy, con algo más de sol
regateando por entre las nubes, y con 14ºC de máxima prevista por los madriles.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Sorry we missed you",
de Ken Loach, y con Kris Hitchen, Debbie Honeywood, Rhys Stone, Katie Proctor,
y Ross Brewster. De este veteranísimo director británico había visto algunos de
sus films del siglo pasado, y casi todos los de éste, todos plenos de
compromiso socio-político en pro de las clases menos favorecidas: "Yo, Daniel Blake" ("I, Daniel Blake", 2016),
"Jimmy's hall" (2014), "El espíritu del 45" ("The spirit of '45",
2013), "La parte de los ángeles" ("The angel's
share", 2012), "Route Irish" (2010), "Buscando a Eric" ("Looking for Eric", 2009),
"En un mundo libre" ("It is a free world",
2007), "El viento que agita la cebada" ("The wind that
shakes the barley", 2006), "Sólo un beso" ("Ae fond Kiss", 2004), "Felices dieciséis" ("Sweet sixteen", 2002),
y "La cuadrilla" ("The navigators", 2001).
Una
familia, azotada por la crisis de fines de la década pasada, trata de salir
adelante como buenamente puede. La madre trabaja como asistente social en
maratonianas jornadas que apenas le permiten atender su hogar y a sus dos
hijos. El padre acaba de comenzar a trabajar como autónomo, falso autónomo,
para una franquicia de reparto de paquetería, con la esperanza de poder permitirse
comprar un piso con las ganancias. Pero no es oro todo lo que reluce, pues para
poder comprarse la furgoneta que necesita para trabajar deben vender su coche,
con el que su mujer acudía a trabajar, y aceptar unas draconianas condiciones
de trabajo que le obligan a estar de sol a sol por unos ingresos indignos para
tanto trabajo. Todo esto repercutirá en las relaciones familiares,
deteriorándolas.
Una
muy buena película (nota: 7) este drama familiar rodado con actores no
profesionales, una nueva muestra de la crudeza social típica del tándem
Loach-Laverty (director-guionista), con su peculiar mirada, que nos muestra tal
cual, sin tapujos, las miserias de la aparentemente lustrosa sociedad
capitalista, ultracapitalista más bien. Nos habla de trabajos precarios, de
explotación disfrazada hipócritamente de autogestión laboral que puede reportar
grandes beneficios, más un timo piramidal que otra cosa. Crítica socio-política
de un sistema muy, pero que muy injusto para con los menos favorecidos. Y todo
esto con profundas implicaciones sobre la conciliación laboral y familiar,
minando de raíz la vida familiar de esta gente necesitada de esos pírricos
salarios si quiere subsistir con cierta dignidad.
Pues
antes de empezar a lamentar la ausencia de la sabiduría ajena, ya mismo os dejo
unas citas:
- "La libertad, por lo que respecta a las
clases sociales inferiores, es poco más que la elección entre trabajar o
morirse de hambre". (Samuel
Johnson).
- "La riqueza es un poder usurpado por
unos pocos para obligar a la mayoría a trabajar en su provecho". (Percy B. Shelley).
- "Pedir más retribución es justo; pedir
menos trabajo es humano; pedir más retribución y menos trabajo es
gollería". (Enrique Jardiel
Poncela).
- "Las vacaciones deben durar tanto como
para que tu jefe te eche de menos, pero no tanto como para que se dé cuenta de
que puede prescindir de ti". (Mario
Benedetti).
- "Si los rústicos no trabajáramos así en
el campo, ¿cómo se las compondrían las personas finas por más que se devanaran
los sesos? Tenedlo bien entendido, si nosotros no sudáramos, os quedaríais
yertos de frío". (Johann W.
Goethe).
Besos
y abrazos,
Don.
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