martes, 5 de noviembre de 2019

No echo de menos a los matutinos

¡Buenos días!

Así que nada tengo que lamentar, que pocos días falto a mi cita con ellos, fallando tan solo cuando no voy al cine o al teatro, dándonos unos breves espacios para reflexionar sobre nuestros encuentros, suficiente y muy necesarios para fortalecer nuestra relación. Y tampoco echo en falta ya al otoño, tras varios días muy ventosos, nublados y con lluvias intermitentes que poco a poco van reverdeciendo el suelo campestre, lo que realza sobremanera las ocres copas arbóreas... típica estampa otoñal, también la de hoy, con algo más de sol regateando por entre las nubes, y con 14ºC de máxima prevista por los madriles.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Sorry we missed you", de Ken Loach, y con Kris Hitchen, Debbie Honeywood, Rhys Stone, Katie Proctor, y Ross Brewster. De este veteranísimo director británico había visto algunos de sus films del siglo pasado, y casi todos los de éste, todos plenos de compromiso socio-político en pro de las clases menos favorecidas: "Yo, Daniel Blake" ("I, Daniel Blake", 2016), "Jimmy's hall" (2014), "El espíritu del 45" ("The spirit of '45", 2013), "La parte de los ángeles" ("The angel's share", 2012), "Route Irish" (2010), "Buscando a Eric" ("Looking for Eric", 2009), "En un mundo libre" ("It is a free world", 2007), "El viento que agita la cebada" ("The wind that shakes the barley", 2006), "Sólo un beso" ("Ae fond Kiss", 2004), "Felices dieciséis" ("Sweet sixteen", 2002), y "La cuadrilla" ("The navigators", 2001).

Una familia, azotada por la crisis de fines de la década pasada, trata de salir adelante como buenamente puede. La madre trabaja como asistente social en maratonianas jornadas que apenas le permiten atender su hogar y a sus dos hijos. El padre acaba de comenzar a trabajar como autónomo, falso autónomo, para una franquicia de reparto de paquetería, con la esperanza de poder permitirse comprar un piso con las ganancias. Pero no es oro todo lo que reluce, pues para poder comprarse la furgoneta que necesita para trabajar deben vender su coche, con el que su mujer acudía a trabajar, y aceptar unas draconianas condiciones de trabajo que le obligan a estar de sol a sol por unos ingresos indignos para tanto trabajo. Todo esto repercutirá en las relaciones familiares, deteriorándolas.

Una muy buena película (nota: 7) este drama familiar rodado con actores no profesionales, una nueva muestra de la crudeza social típica del tándem Loach-Laverty (director-guionista), con su peculiar mirada, que nos muestra tal cual, sin tapujos, las miserias de la aparentemente lustrosa sociedad capitalista, ultracapitalista más bien. Nos habla de trabajos precarios, de explotación disfrazada hipócritamente de autogestión laboral que puede reportar grandes beneficios, más un timo piramidal que otra cosa. Crítica socio-política de un sistema muy, pero que muy injusto para con los menos favorecidos. Y todo esto con profundas implicaciones sobre la conciliación laboral y familiar, minando de raíz la vida familiar de esta gente necesitada de esos pírricos salarios si quiere subsistir con cierta dignidad.

Pues antes de empezar a lamentar la ausencia de la sabiduría ajena, ya mismo os dejo unas citas:

 - "La libertad, por lo que respecta a las clases sociales inferiores, es poco más que la elección entre trabajar o morirse de hambre".  (Samuel Johnson).

 - "La riqueza es un poder usurpado por unos pocos para obligar a la mayoría a trabajar en su provecho".  (Percy B. Shelley).

 - "Pedir más retribución es justo; pedir menos trabajo es humano; pedir más retribución y menos trabajo es gollería".  (Enrique Jardiel Poncela).

 - "Las vacaciones deben durar tanto como para que tu jefe te eche de menos, pero no tanto como para que se dé cuenta de que puede prescindir de ti".  (Mario Benedetti).

 - "Si los rústicos no trabajáramos así en el campo, ¿cómo se las compondrían las personas finas por más que se devanaran los sesos? Tenedlo bien entendido, si nosotros no sudáramos, os quedaríais yertos de frío".  (Johann W. Goethe).

Besos y abrazos,

Don.
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