No,
no es que vaya a comerme un inmenso bocadillo entre pan y pan de molde, ni que
me vaya a enclaustrar en estos mis bien amados matutinos hasta el fin de mis
días. Así que en esta gris y lluviosa mañana de otoño, en la que no sé si
ponerme la trinchera para no mojarme, no me amoldo, dejo volar libremente mi
imaginación, mi alma, y casi que mi cuerpo, sin miedo alguno a mostrarme tal
cual soy, sin parapeto alguno, dejándome empapar por el agua del cielo. Se
esperan 12ºC de máxima, y rachas de viento, para hoy por los madriles.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "La trinchera infinita",
de Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga, y con Antonio de la Torre y
Belén Cuesta. De estos tres directores había visto dos de sus anteriores films,
en los que permutaban comanditariamente sus tareas como codirectores y
guionistas: "Handia" (2017) y "Loreak" (2014).
Año
1936. La Guerra Civil hace poco que ha comenzado. Un matrimonio de recién
casados vive en un pequeño pueblo de Andalucía, que es tomado por el bando
nacional, y la vida de él corre serio peligro. Es detenido en una redada, y
cuando iba camino de ser fusilado escapa y regresa al hogar, ocultándose, con
la ayuda de su mujer, en un pequeño agujero de la casa, escondite provisional
del que espera salir a no mucho tardar. Pero el miedo a las represalias le
empuja, de común acuerdo con su esposa, a permanecer recluido indefinidamente.
Una
estupenda película (nota: 8) este drama sobre la intimidad de una pareja, de
su cotidiano día a día, también de su historia de amor, condicionadas por el
miedo a ser descubiertos y morir, que atenaza los posibles intentos de salir de
ese agujero, tanto físico como emocional. A través de la vida de esta pareja, y
de como él solo puede mirar a través de furtivas rendijas la vida que allende
no cesa, se deja traslucir veladamente la historia de la España franquista de
entonces. De grandísima factura formal, y con una historia que te atrapa desde
el mismo inicio, sus dos horas y media de metraje no cansan un ápice. Un
pequeño pero, el cerradísimo acento andaluz, unido a muchos diálogos casi que
susurrados, a veces impedía la comprensión de lo dicho, pero todo se entendía
en su conjunto. Hace años recuerdo haber visto otra película española sobre
topos durante nuestra posguerra civil, "Los girasoles ciegos" (2008) de José Luis Cuerda.
Pues
ahora, antes de poner fin a este matutino, que ya se va terminando, ahí os dejo
unas citas de sabiduría ajena, que espero ayuden a nuestras entendederas a
salir de sus eventuales enroques:
- "Los temores, las sospechas, la
frialdad, la reserva, el odio, la traición, se esconden frecuentemente bajo ese
velo uniforme y pérfido de la cortesía".
(Jean Jacques Rousseau).
- "El tiempo saca a luz todo lo que está
oculto, y encubre y esconde lo que ahora brilla con el más grande
esplendor". (Horacio).
Besos
y abrazos,
Don.
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