jueves, 7 de noviembre de 2019

Interminable emparedado matutino

¡Buenos días!

No, no es que vaya a comerme un inmenso bocadillo entre pan y pan de molde, ni que me vaya a enclaustrar en estos mis bien amados matutinos hasta el fin de mis días. Así que en esta gris y lluviosa mañana de otoño, en la que no sé si ponerme la trinchera para no mojarme, no me amoldo, dejo volar libremente mi imaginación, mi alma, y casi que mi cuerpo, sin miedo alguno a mostrarme tal cual soy, sin parapeto alguno, dejándome empapar por el agua del cielo. Se esperan 12ºC de máxima, y rachas de viento, para hoy por los madriles.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La trinchera infinita", de Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga, y con Antonio de la Torre y Belén Cuesta. De estos tres directores había visto dos de sus anteriores films, en los que permutaban comanditariamente sus tareas como codirectores y guionistas: "Handia" (2017) y "Loreak" (2014).

Año 1936. La Guerra Civil hace poco que ha comenzado. Un matrimonio de recién casados vive en un pequeño pueblo de Andalucía, que es tomado por el bando nacional, y la vida de él corre serio peligro. Es detenido en una redada, y cuando iba camino de ser fusilado escapa y regresa al hogar, ocultándose, con la ayuda de su mujer, en un pequeño agujero de la casa, escondite provisional del que espera salir a no mucho tardar. Pero el miedo a las represalias le empuja, de común acuerdo con su esposa, a permanecer recluido indefinidamente.

Una estupenda película (nota: 8) este drama sobre la intimidad de una pareja, de su cotidiano día a día, también de su historia de amor, condicionadas por el miedo a ser descubiertos y morir, que atenaza los posibles intentos de salir de ese agujero, tanto físico como emocional. A través de la vida de esta pareja, y de como él solo puede mirar a través de furtivas rendijas la vida que allende no cesa, se deja traslucir veladamente la historia de la España franquista de entonces. De grandísima factura formal, y con una historia que te atrapa desde el mismo inicio, sus dos horas y media de metraje no cansan un ápice. Un pequeño pero, el cerradísimo acento andaluz, unido a muchos diálogos casi que susurrados, a veces impedía la comprensión de lo dicho, pero todo se entendía en su conjunto. Hace años recuerdo haber visto otra película española sobre topos durante nuestra posguerra civil, "Los girasoles ciegos" (2008) de José Luis Cuerda.

Pues ahora, antes de poner fin a este matutino, que ya se va terminando, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena, que espero ayuden a nuestras entendederas a salir de sus eventuales enroques:

 - "Los temores, las sospechas, la frialdad, la reserva, el odio, la traición, se esconden frecuentemente bajo ese velo uniforme y pérfido de la cortesía".  (Jean Jacques Rousseau).

 - "El tiempo saca a luz todo lo que está oculto, y encubre y esconde lo que ahora brilla con el más grande esplendor".  (Horacio).

Besos y abrazos,

Don.
_____

No hay comentarios: