Mucho
perro no veo por estos lares matutinos, tampoco me parece que el cinismo se
deje ver, tan poco propensos a permitir maldad alguna entre sus transeúntes y
residentes. En cualquier caso, si alguna hubiera escondida a mis ojos, no creo
que vaya más allá de la supina estupidez, sin malicia alguna. Tampoco creo que
sea muy malévolo este otoño, por mucho que hoy nos devuelva a las lluvias, tan
fieles con nosotros en pasados días, que de tontos sería el enfadarse, pues es
su ser natural, y nada podemos contra ello. Para el gris día de hoy tendremos
una máxima prevista de 7ºC.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Buenos principios"
("Mon chien Stupide"), de Yvan Attal, y con él mismo y Charlotte
Gainsbourg, su mujer también en la vida real, amén de en esta película, que
está basada en uno de los relatos del libro "West of Rome" de John
Fante, y que es la tercera que veo de las de este director francés, tras "Una razón brillante" ("Le brio", 2017), y
"Mi mujer es una actriz" ("Ma femme est une
actrice", 2001).
Un
escritor cincuentón en crisis, que tuvo un único y gran éxito (de crítica y
público) en su juventud, y que ha perdido la creatividad y solo escribe
noveluchas alimenticias, está casado desde hace 25 años con una mujer
deprimida, que dejó su carrera por la familia, y con cuatro hijos veinteañeros,
demasiado mimados y que siguen viviendo en su hogar (y algunas de sus parejas),
gorroneándole. Echa la culpa de su falta de inspiración y fracaso a su
rutinaria y frustrante vida familiar. Una noche de tormenta aparece por su
jardín un perrazo perdido, quien como Pedro (o perro) por su casa se instala en
el hogar familiar. Todos quieren echarlo, menos él, que decide quedárselo, pues
es el único que le escucha, aunque sea un lascivo can, pajillero y sodomita.
Este hecho alterará todavía más las relaciones familiares, lo que desencadenará
que los hijos se vayan yendo de casa uno a uno, por uno u otro motivo.
Película
con la que no acabé de conectar del todo (nota: 5), aceptable sin
embargo, esta tragicomedia sobre la vida y difícil convivencia en pareja, y la
familiar, con las crisis de madurez y literaria levitando sobre el
protagonista. Cierto grado de cinismo, de sorna, destila esta descreída historia
sobre la reparación amorosa en la madurez, tras años de desgaste rutinario, y
de haber conseguido desembarazarse de sus retoños, más por la propia voluntad
de estos de volar del nido que por otra cosa.
Y ya
toca un buen final para este matutino, y cualquier otro, con estas citas de
sabiduría ajena, que a lo mejor algo mitigan las memeces que podamos llegar a
cometer:
- "Los sabios aprenden mediante la razón,
las mentes normales mediante la experiencia, los estúpidos mediante la
necesidad, y los bestias por instinto".
(Marco Tulio Cicerón).
- "Todos los hombres son dioses para su
perro. Por eso hay tanta gente que ama a sus perros más que a los
hombres". (Aldous Huxley).
Besos
y abrazos,
Don.
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