lunes, 31 de octubre de 2016

Yo, matutino, reivindico:

¡Buenos días!

Que este otoño sea como tiene que ser, hoy con estos plácidos y soleados días, mañana con eventuales lluvias y grisuras, siempre con esa arrobadora belleza de ocres arbóreos que nos hace la vida mejor. Que mis hadas y ninfas cuiden de mí, del mismo modo que yo cuido de ellas, ni más ni menos, lo que es justo y a lo que nos hemos comprometido. Que...

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Yo, Daniel Blake" ("I, Daniel Blake"), de Ken Loach, y con Dave Johns, y Hayley Squires. De este veteranísimo director británico había visto algunos de sus films del siglo pasado, y casi todos los rodados en éste, todos plenos de compromiso socio-político en pro de las clases menos favorecidas: "Jimmy's hall" (2014), "El espíritu del 45" ("The spirit of '45", 2013), "La parte de los ángeles" ("The angel's share", 2012), "Route Irish" (2010), "Buscando a Eric" ("Looking for Eric", 2009), "En un mundo libre" ("It is a free world", 2007), "El viento que agita la cebada" ("The wind that shakes the barley", 2006), "Sólo un beso" ("Ae fond Kiss", 2004), "Felices dieciséis" ("Sweet sixteen", 2002), y "La cuadrilla" ("The navigators", 2001).

Daniel Blake, un hombre viudo de 59 años que lleva toda su vida trabajando como carpintero, debido a una enfermedad del corazón tiene que dejar de hacerlo por recomendación médica, así que por primera vez en su vida debe solicitar un subsidio social del estado, pero se da de bruces contra las trabas burocráticas, cayendo en un bucle de absurdas situaciones. En sus continuas visitas a la oficina de empleo conoce a una joven, madre soltera con dos niños, a la que han concedido una ruinosa vivienda social a más de 400 km. de donde vivía, con lo que está alejada de su familia. En similar situación ante el kafkiano laberinto burocrático, intentarán ayudarse mutuamente.

Una estupenda película (nota: 8) este drama sobre la burocracia y el ayudarnos unos a otros, directo y sin florituras al meollo de la cuestión, marca de la casa Ken Loach, aunque emotivo en ciertos y medidos momentos, que nos remueve las conciencias sobre lo injusto de ciertos modos de operar de la administración. Historia, plena de veraces absurdos casi surrealistas, de estos dos protagonistas, atrapados en el laberinto burocrático de los servicios sociales, que en sus rígidas rutinas normativas deja de lado a los más desfavorecidos, donde la justicia social se convierte en caridad mal entendida, donde se culpabiliza a las víctimas, que no son sino gente que lucha por sobrevivir lo más dignamente posible, quedando realzada la casi crueldad, consciente o inconsciente, de unos servicios sociales que mucho deberían aprender de algunas ONG en eso del buen trato individual que humaniza, y que no deberían existir en nuestros "ricos" países si el estado protector funcionara como debe.

Pues reforcemos este reivindicativo alegato con algo de sabiduría ajena:

 - "El hombre que solamente es justo según las leyes, puede muy bien carecer de toda virtud social".  (Barón de Holbach).

 - "La libertad, por lo que respecta a las clases sociales inferiores de cada país, es poco más que la elección entre trabajar o morirse de hambre".  (Samuel Johnson).

 - "Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos".  (John F. Kennedy).

 - "La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo".  (Eduardo Galeano).

 - "Yo creo que el mejor medio de hacer bien a los pobres no es darles limosna, sino hacer que puedan vivir sin recibirla".  (Benjamín Franklin).

 - "El egoísmo que genera el sistema hace que los gobernantes antepongan su éxito personal a su responsabilidad social".  (Erich Fromm).

Besos y abrazos,

Don.
_____

No hay comentarios: