lunes, 26 de noviembre de 2018

El matutino de casi 20 años

¡Buenos días!

Otro matutino más, o el mismo que se repite sin solución de continuidad, en el que desgrano cual letanía mis eventuales pesares, o alocados desparrames, de los que me siento absuelto gracias a su benevolencia. Liberados estamos por hoy de la retahíla de gotas de lluvia de este gris otoño, con sol radiante y máxima prevista para hoy de 11ºC. Vamos a disfrutarlo tal cual nos venga.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "La noche de 12 años", de Álvaro Brechner, y con Antonio de la Torre, Chino Darín, y Alfonso Tort. Es el tercer largo de este director uruguayo, de quien ya había visto sus dos anteriores, "Kaplan" ("Mr. Kaplan", 2014), y "Mal día para pescar" (2009).

Uruguay, 1973. Un golpe de estado implanta la dictadura militar. Una noche, nueve significados presos tupamaros son sacados de su prisión, con nocturnidad y alevosía, en una misión militar secreta, con la orden de aislarlos en diminutas celdas sin luz exterior, atados y encapuchados, en silencio, sin dirigirles la palabra, privados de las más básicas necesidades, apenas alimentados, sin dejarles casi dormir, torturados sistemáticamente, con la idea de volverlos locos, de aniquilar su mente, ya que salieron vivos físicamente de su detención y cautiverio. Además eran considerados rehenes, de manera que si sus compañeros realizaban algún acto armado ellos serían ejecutados. Así estuvieron hasta que fueron liberados en 1985 con el regreso de la democracia. La película se centra en tres de ellos, está basada en las memorias de dos de ellos, siendo el tercero el inefable Pepe Mujica, que lo mejor es escuchar lo que dice (o leer su cita de más abajo, a modo de ejemplo), un muy peculiar y carismático tipo que me fascina cada vez que le oigo hablar, y que llegó a ser, ya setentón, presidente de Uruguay, entre 2010 y 2015.

Una muy buena película (nota: 7), dura, que me gustó especialmente por su muy original modo de narrar los sucesos, en el que más que recrearse en la dureza de la experiencia carcelaria, aunque no quede obviada su extrema crueldad, se centra en el viaje, en la lucha interior de cada uno por no asomarse y caer al abismo del delirio, con cierta pátina kafkiana, mientras tratan de resistir, de sobrevivir a la inhumana pesadilla, o realidad, tanto monta, sin perder la chaveta, manteniendo cierta dignidad en la medida de lo posible, por mucho que todo parezca perdido.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, que nos hagan eterno cualquier instante, o fugaz cualquier eternidad por las que podamos pasar:

 - "Fue en aquellos largos y solitarios años donde mi hambre por la libertad de mi propio pueblo se convirtió en hambre por la libertad de todos, blancos y negros. Yo sabía que el opresor tiene que ser liberado de la misma manera que el oprimido. Un hombre que restringe de esa forma la libertad de otro ser humano es un prisionero del odio, el prejuicio y la estrechez mental. Tanto el opresor como el oprimido ven robada su humanidad".  (Nelson Mandela).

 - "Compañeros... Nada vale más que la vida. Luchen por la felicidad. Y la felicidad es darle contenido a la vida, y rumbo a la vida. Y no dejar que te la roben. Para eso no hay receta, está acá, en la conciencia… si usás la maravillosa oportunidad de haber nacido, casi milagrosa. Por lo demás, un segundo consejo a los jóvenes: lo imposible cuesta un poco más, y derrotados son solo aquellos que bajan los brazos y se entregan. La vida te puede dar mil tropezones en todos los órdenes, el amor, en el trabajo, en la aventura de lo que estás pensando, en los sueños que pensás concretar; pero una y mil veces estás hecho con fuerza para volverte a levantar y volver a empezar, porque lo importante es el camino. No hay una meta, no hay un arco de triunfo, no hay un paraíso que nos recibe, no hay odaliscas que te van a recibir porque moriste en la guerra, no, la quedaste y punto. No, lo que hay es otra cosa, es la hermosura de vivir al tope, de querer la vida en cualquier circunstancia, de luchar por ella e intentar transmitirla. Porque la vida no es solo recibir, es antes que nada, dar algo de lo que tenemos, por jodido que estés, siempre tenés algo para darle a los demás". (José Mujica).

... Como estos besos y abrazos,

Don.
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