Otro
matutino más, o el mismo que se repite sin solución de continuidad, en el que
desgrano cual letanía mis eventuales pesares, o alocados desparrames, de los
que me siento absuelto gracias a su benevolencia. Liberados estamos por hoy de
la retahíla de gotas de lluvia de este gris otoño, con sol radiante y máxima
prevista para hoy de 11ºC. Vamos a disfrutarlo tal cual nos venga.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "La noche de 12 años",
de Álvaro Brechner, y con Antonio de la Torre, Chino Darín, y Alfonso Tort. Es
el tercer largo de este director uruguayo, de quien ya había visto sus dos
anteriores, "Kaplan" ("Mr. Kaplan", 2014), y "Mal día para pescar" (2009).
Uruguay,
1973. Un golpe de estado implanta la dictadura militar. Una noche, nueve
significados presos tupamaros son sacados de su prisión, con nocturnidad y
alevosía, en una misión militar secreta, con la orden de aislarlos en diminutas
celdas sin luz exterior, atados y encapuchados, en silencio, sin dirigirles la
palabra, privados de las más básicas necesidades, apenas alimentados, sin
dejarles casi dormir, torturados sistemáticamente, con la idea de volverlos
locos, de aniquilar su mente, ya que salieron vivos físicamente de su detención
y cautiverio. Además eran considerados rehenes, de manera que si sus compañeros
realizaban algún acto armado ellos serían ejecutados. Así estuvieron hasta que
fueron liberados en 1985 con el regreso de la democracia. La película se centra
en tres de ellos, está basada en las memorias de dos de ellos, siendo el
tercero el inefable Pepe Mujica, que lo mejor es escuchar lo que dice (o leer
su cita de más abajo, a modo de ejemplo), un muy peculiar y carismático tipo
que me fascina cada vez que le oigo hablar, y que llegó a ser, ya setentón,
presidente de Uruguay, entre 2010 y 2015.
Una
muy buena película (nota: 7), dura, que me gustó especialmente por su muy
original modo de narrar los sucesos, en el que más que recrearse en la dureza
de la experiencia carcelaria, aunque no quede obviada su extrema crueldad, se
centra en el viaje, en la lucha interior de cada uno por no asomarse y caer al
abismo del delirio, con cierta pátina kafkiana, mientras tratan de resistir, de
sobrevivir a la inhumana pesadilla, o realidad, tanto monta, sin perder la
chaveta, manteniendo cierta dignidad en la medida de lo posible, por mucho que
todo parezca perdido.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, que nos hagan eterno cualquier instante, o fugaz
cualquier eternidad por las que podamos pasar:
- "Fue en aquellos largos y solitarios
años donde mi hambre por la libertad de mi propio pueblo se convirtió en hambre
por la libertad de todos, blancos y negros. Yo sabía que el opresor tiene que
ser liberado de la misma manera que el oprimido. Un hombre que restringe de esa
forma la libertad de otro ser humano es un prisionero del odio, el prejuicio y
la estrechez mental. Tanto el opresor como el oprimido ven robada su
humanidad". (Nelson Mandela).
- "Compañeros... Nada vale más que la
vida. Luchen por la felicidad. Y la felicidad es darle contenido a la vida, y
rumbo a la vida. Y no dejar que te la roben. Para eso no hay receta, está acá,
en la conciencia… si usás la maravillosa oportunidad de haber nacido, casi
milagrosa. Por lo demás, un segundo consejo a los jóvenes: lo imposible cuesta
un poco más, y derrotados son solo aquellos que bajan los brazos y se entregan.
La vida te puede dar mil tropezones en todos los órdenes, el amor, en el
trabajo, en la aventura de lo que estás pensando, en los sueños que pensás
concretar; pero una y mil veces estás hecho con fuerza para volverte a levantar
y volver a empezar, porque lo importante es el camino. No hay una meta, no hay
un arco de triunfo, no hay un paraíso que nos recibe, no hay odaliscas que te
van a recibir porque moriste en la guerra, no, la quedaste y punto. No, lo que
hay es otra cosa, es la hermosura de vivir al tope, de querer la vida en
cualquier circunstancia, de luchar por ella e intentar transmitirla. Porque la
vida no es solo recibir, es antes que nada, dar algo de lo que tenemos, por
jodido que estés, siempre tenés algo para darle a los demás". (José
Mujica).
...
Como estos besos y abrazos,
Don.
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