domingo, 25 de noviembre de 2018

A decir verdad, estos matutinos hacen de mí lo que quieren

¡Buenas tardes!

Eso creo, que me tienen casi cada día dándoles forma a golpe de tecla, haciendo de mi voluntad la suya, medio obnubilado desparramando casi sin filtro todo lo que pasa por mis entendederas tras haber visto una película, obra de teatro en este caso. De hecho, pienso que me han obligado a mentir en el título, porque esto será un vespertino, casi sin oposición mía, no sé si conscientemente o psicotrópicamente, por droga artificial o la producida por mi propio organismo, como la alucinógena debida a la falta de sueño, con lo que no pude madrugar para hacer un matutino, o eso creo recordar. Por lo demás, llevamos todo el día muy gris y lloviendo, haciendo el otoño de su capa un sayo, sin poder hacer nada al respecto para evitarlo, así que a relajarse y disfrutar del canónico día de otoño y sus tibios 13ºC de máxima, chapoteando cual chaval por todo charco con el que me cruce.

Este fin de semana estuve en el teatro viendo la obra escrita por Jordi Galcerán "Burundanga. El final de una banda" (2010), dirigida por Gabriel Olivares, e interpretada por Rebeca Brik, Adriana Bruguera, Bart Santana, César Camino, y Eloy Arenas. Lleva ocho temporadas consecutivas en cartel en una sala madrileña. De este autor había visto anteriormente en el teatro dos de sus obras, las excelentes "El crédito" (2013) y "El método Grönholm" (2003), de la que se hizo una versión cinematográfica que también vi, "El método" (2005), de Marcelo Piñeyro. Además, había visto otra película, "Palabras encadenadas" (2003), de Laura Mañá, que está inspirada en otra pieza teatral suya, homónima, de 1995.

Una joven estudiante está embarazada de su novio, pero no se atreve a decírselo pues tiene muchas dudas sobre si él realmente está enamorado de ella. Su compañera de piso, estudiante de farmacia, le ofrece una solución, darle al novio escopolamina o burundanga, una droga que anula la voluntad y provoca amnesia, y la más absoluta sinceridad. Se la echa en una cerveza, pero acaba por descubrir verdades más allá de lo que pretendía, inesperadas y de imprevisibles consecuencias.

Una estupenda obra de teatro (nota: 8), comedia espléndidamente interpretada y muy divertida, con la que me eché bastantes carcajadas, tan ingeniosa como las anteriores obras que había visto de Jordi Galcerán, y con su muy acerada visión sobre la actualidad en la que vivimos. Tras el inicio, da un giro y trata, con mucho humor e ironía, de un muy espinoso asunto, que mejor no desvelar, por si alguien todavía no la hubiera visto tras ocho exitosas temporadas siendo representada. Os la recomiendo si tuvierais oportunidad de verla, pues amén de daros que pensar, os hará mucho reír.

Ahora algo de sabiduría ajena, con las siguientes citas, ajustada dosis que pueda hacer de antídoto de todo aquel que quiera manejaros a su antojo:

 - "La razón se compone de verdades que hay que decir y de verdades que hay que callar".  (Rivarol).

 - "Por las verdades se pierden amigos, y por las no decir se hacen desamigos".  (Refrán).

 - "Las verdades, como las rosas, tienen espinas; recíbelas por la parte de la flor y no te pincharás".  (Salvador Jacinto Polo de Medina).

 - "El pasado es lo que recuerdas, lo que imaginas recordar, lo que te convences en recordar, o lo que pretendes recordar". (Harold Pinter).

Besos y abrazos,

Don.
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