jueves, 8 de noviembre de 2018

Consanguinidad matutina

¡Buenos días!

Como sangre de mi sangre, como carne de mi carne... ¡pero qué melodramático me estoy poniendo!, y tan solo para decir que estos matutinos son parte de mi ser, el virtual. Así que dejo este ramal y os hablo del tiempo, no del pasado, sino del meteorológico, pues hoy sigue muy nublado y gris, pero no parece que llueva, incluso quiere asomar algún tímido rayo de sol, pero según las previsiones terminará por caer algo de agua, lloviznas seguramente. La máxima prevista para hoy será de 14ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El árbol de la sangre", de Julio Medem, y con Úrsula Corberó, Álvaro Cervantes, Najwa Nimri, María Molins, Patricia López Arnaiz, Daniel Grao, Joaquín Furriel, Emilio Gutiérrez Caba, Luisa Gavasa, Josep Maria Pou, Ángela Molina, y muchos otros más, que es un film muy coral. Noveno largo de Medem, de quien, salvo su anterior, "Ma ma" (2015), había visto el resto: "Habitación en Roma" (2010), "Caótica Ana" (2007), "La pelota vasca, la piel contra la piedra" (2003), "Lucía y el sexo" (2001), "Los amantes del círculo polar" (1998), "Tierra" (1996), "La ardilla roja" (1993), y "Vacas" (1992).

Este director, del que me iban encantando todas sus películas, desde la primera hasta la de 2003 incluida, por la que recibió unos terribles e injustos palos (fue una cuestión de miserias políticas de la época), no levanta cabeza desde entonces, pues las siguientes, incluida la que enseguida os pasaré a glosar, me parecieron un fiasco, respecto del tono y nivel de su anterior filmografía. De hecho, su anterior, la de 2015, ni me molesté en ir a verla. Esta vez me animé, y volví a pifiarla.

Una joven pareja de enamorados viaja hasta un antiguo caserío que perteneció a la familia de uno de ellos para inspirarse y escribir en comandita la historia de sus respectivas familias, tratando de recomponer el intrincado árbol genealógico de ambas estirpes, de raíces estrechamente entrelazadas, cuajadas de amor, desamor, sexo, locura, celos e infidelidades, tratando de desentrañar el profundo misterio y oscuros secretos familiares que marcó sus vidas y cuyo descubrimiento pondrá en peligro su propia relación amorosa.

Otra vez la pifié (nota: 3), como antes dije, al ir a ver una película de este director, que últimamente no me gustan nada. Melodrama romántico que nada me dijo, afectado, relamido, impostado, y redicho, pleno de autocitas a su anterior cine, o autoplagio, según se mire. El guion, por lo que a mí respecta, terrible, rozando y sobrepasando el ridículo en bastantes ocasiones, amén de que el modo de narrar tampoco me gustó. Y encima, requetepasada de minutaje. Eso sí, buenas maneras formales, y bellísima fotografía, amén de preciosos cuerpos desnudos, o semidesnudos, de sus guapísimas actrices (también actores, pero esto a mí...). Esta historia cruzada de dos familias durante varias generaciones, casi que la misma después de tanto cruce, por mucho RH negativo que haya (más bien poco), puestas en situaciones bastante inverosímiles, casi que diría, si me apuran, que además de lo evidente, me pareció que narraba metafóricamente, mucho, la historia de este nuestro país de piel de toro (o de vaca).

Ahora, en la sección de sabiduría ajena, ahí os dejo una tríada de citas, aunque no sé si muy emparentadas:

 - "Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija".  (Refrán).

 - "La sangre se hereda, y el vicio se apega".  (Refrán).

 - "En cuestión de árboles genealógicos es más seguro andarse por las ramas que atenerse a las raíces".  (Jacinto Benavente).

Besos y abrazos,

Don.
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