En
este confortable cobijo matutino, tras las nocturnas correrías de mis
entendederas tratando de desentrañar los misterios de la película vista
recientemente, más que panza arriba y a la defensiva, que este no es lugar para
ello, me acomodo ronroneando lo mejor que puedo para disfrutar de las caricias
que me procuran mientras me lamo los eventuales rasponazos que el mero hecho de
vivir nos va dejando. Desde luego las incesantes gotas de lluvia de estos días
otoñales no me los producen, tan suaves y húmedas ellas que se me evaporan al
poco de acariciar mi ardor vital, que alocado a veces pudiera parecer, pero que
tiene todo el sentido. Máxima prevista para hoy por los madriles, tierra de
gatos, de unos tibios 16ºC, que ni escaldan ni hielan.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Bienvenida a Montparnasse"
("Jeune femme"), de Léonor Serraille, y con Laetitia Dosch. Es el
debut en el largo de esta joven directora francesa.
Una
joven treintañera se encuentra en París, tras haber pasado algo más de 10 años
fuera de Francia, en México, junto a su amante, un antiguo profesor suyo, quien
justo tras el regreso de ambos acaba de echarla de casa. Está desquiciada,
rabiosa, cual desvalido animalillo herido, sin novio, cargando con el gato de
él, sin trabajo, sin un céntimo, y sin nadie a quien recurrir, pues a nadie
conoce allí ni se trata con su madre por pasadas desavenencias. Deambulará por
la fría ciudad, buscando un lugar donde cobijarse, mirando siempre adelante con
gran vitalismo, a pesar de las continuas decepciones.
Muy
buena película (nota: 7) esta agridulce comedia dramática, muy fresca y
sorprendente, sobre una excéntrica e impulsiva joven, alocado personaje de gran
inestabilidad emocional, casi que bipolar, tierna a la vez que irascible, según
el caso, insegura y perdida, a la que las circunstancias obligan a encontrarse
consigo misma, a madurar tardíamente, mientras va dando tumbos de un eventual
alojamiento a otro y trata de buscarse la vida. A la que se enfrenta a
topetazos, rebosante de vitalidad, desconcertando con sus vaivenes emocionales,
dura y frágil a la vez.
A
través de la odisea de esta joven mujer, personaje la mar de fascinante gracias
a la sobresaliente interpretación de la actriz protagonista, y del modo de
narrar, nos habla de la fría soledad en la gran ciudad cuando se han perdido
los vínculos, de superar los trompicones que nos propina la vida, de salir con
bien de dependencias emocionales, de... El título en español parece aludir, con
ironía, a la casi nula buena acogida que se dispensa en las grandes urbes a los
recién llegados, que les suelen parecer lugares desalmados, hasta que logran
hacerse un hueco, si es que lo consiguen. Por cierto, el fundamental, aunque
casi marginal, personaje del gato me pareció el alter ego del personaje
principal, ambos tan abandonados, heridos y desvalidos, y al que la joven no
cesa de intentar encontrar buen acomodo, como con ella trata de hacer consigo
misma.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena que espero nos enseñen a mejor encarar, sin
darnos cabezazos ni revolvernos a zarpazos, los sinsabores que nos depare
nuestro vital devenir:
- "Gato escaldado, del agua fría
huye". (Refrán).
- "De mis disparates de juventud lo que
más pena me da no es el haberlos cometido, sino el no poder volver a
cometerlos". (Pierre Benoit).
- "¡Ay de aquel cuyo corazón no ha
aprendido mientras era joven a esperar, amar y poner su confianza en la vida!". (Joseph Conrad)
Besos
y abrazos,
Don.
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