¡Buenos
días!
Llevamos
ya tanto tiempo juntos, cuidando con mimo los unos de los otros, que estos
matutinos, enraizados en mi ser y en perfecta simbiosis conmigo, me rebrotan
casi cada mañana. Y de tanto sorprenderme cada día, parece que ni me sorprendo,
pero así es el milagro de la vida. Las grises nubes, las lluvias y las
tormentas, parecen no querer abandonarnos, aferradas con fuerza al celeste
cielo que nos impiden ver. Así llevan casi una semana, pero seguro que por
entre sus resquicios asomarán los rayos de sol un día de estos, o a ratitos de
cada uno de estos días de efervescencia primaveral. Con eso nos contentaremos,
y con todo lo demás.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo una preciosa película que me encantó, y
por tanto os recomiendo encarecidamente. Se trató de "El olivo", de
Icíar Bollaín, y con Anna Castillo, Javier Gutiérrez, y Pep Ambròs. De esta
directora, guionista y actriz he visto todos los estupendos films de ficción
que ha dirigido: "Katmandú, un espejo en el cielo" (2011), "También la lluvia" (2010), "Mataharis" (2007), "Te doy mis ojos" (2003), "Flores de otro
mundo" (1999), y "Hola, ¿estás sola?" (1995). Y algunos como
actriz, desde que debutara cuando adolescente en esa maravillosa y sublime obra
maestra que es "El sur" (1983), de Víctor Erice.
Una
chica poco más que adolescente, rebelde y en guerra contra todo, incluso
consigo misma, y que trabaja en la granja de pollos familiar, adora a su
abuelo, quien lleva más de diez años sin hablar desde que la familia, contra su
voluntad, decidió vender un olivo milenario de su finca. Ahora que también se
niega a comer, la muchacha toma la decisión de recuperar el árbol y que así su
abuelo se recupere. Una vez averigua donde fue a parar el árbol, liará a su tío
y a su enamorado compañero de trabajo para que la lleven en camión hasta una
ciudad alemana para traerse de vuelta el querido olivo. Pero no tiene ni plan
ni apenas dinero, y además convenció con engaños a sus dos acompañantes.
Una
magnífica película (nota: 9) esta quijotesca road-movie con maneras de
"dramedia" en la que su impetuosa, emotiva y soñadora protagonista
aprende algo de la vida en su aventura, de su dureza y de cómo asimilarla para
poder seguir adelante con decisión. A pesar de algún detallito que me sobraba,
sobresaliente por lo que cuenta (guión) y por cómo lo cuenta en imágenes, con
grandísimas interpretaciones de su trío protagonista, especialmente de Javier
Gutiérrez. Sin ser taciturna, los silencios y miradas mucho dicen. Mi atención
no decayó ante esta historia de una familia y sus rotas relaciones a causa de
la crisis económica y sus injustas consecuencias, aunque esto no sea más que un
lejano eco sobre lo que verdaderamente importa. A través del escultural olivo,
símbolo de lo que perdemos por unos u otros motivos (vejez o especulación,
o...), y de la especial relación que la protagonista y su abuelo mantienen con
él, nos habla de no rendirse ante los obstáculos cuando perseguimos nuestros
sueños y de echar nuevas raíces cuando las anteriores ya no pueden ser, pero
siempre preservando lo mejor de lo pasado. No os la perdáis.
Ahora
algo de sabiduría ajena, que seguro nos ayuda a enraizar doquiera que nos
apetezca:
- "El olivo hacerte ha bien si le haces
mal". (Refrán).
- "El justo debe imitar al bosque de
sándalo, que perfuma al hacha que lo lastima". (Proverbio indio).
- "Quien se empeña en pegarle una pedrada
a la Luna no lo conseguirá, pero terminará aprendiendo a manejar la
honda". (Proverbio árabe).
- "Así como el árbol se fertiliza con sus
hojas secas que caen, y crece por sus propios medios, el hombre se engrandece
con todas sus esperanzas destruidas y con todos sus cariños deshechos". (F. William Robertson).
- "El amor semeja un árbol: se inclina
por su propio peso, arraiga profundamente en todo nuestro ser y a veces sigue
verdeciendo en las ruinas de un corazón".
(Víctor Hugo).
- "Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en
su mitad podrido,
con
las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas
hojas verdes le han salido". (Antonio
Machado, "A un olmo seco").
Besos
y abrazos,
Don.
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