lunes, 9 de mayo de 2016

Matutino nada desarraigado

¡Buenos días!

Llevamos ya tanto tiempo juntos, cuidando con mimo los unos de los otros, que estos matutinos, enraizados en mi ser y en perfecta simbiosis conmigo, me rebrotan casi cada mañana. Y de tanto sorprenderme cada día, parece que ni me sorprendo, pero así es el milagro de la vida. Las grises nubes, las lluvias y las tormentas, parecen no querer abandonarnos, aferradas con fuerza al celeste cielo que nos impiden ver. Así llevan casi una semana, pero seguro que por entre sus resquicios asomarán los rayos de sol un día de estos, o a ratitos de cada uno de estos días de efervescencia primaveral. Con eso nos contentaremos, y con todo lo demás.

Este fin de semana estuve en el cine viendo una preciosa película que me encantó, y por tanto os recomiendo encarecidamente. Se trató de "El olivo", de Icíar Bollaín, y con Anna Castillo, Javier Gutiérrez, y Pep Ambròs. De esta directora, guionista y actriz he visto todos los estupendos films de ficción que ha dirigido: "Katmandú, un espejo en el cielo" (2011), "También la lluvia" (2010), "Mataharis" (2007), "Te doy mis ojos" (2003), "Flores de otro mundo" (1999), y "Hola, ¿estás sola?" (1995). Y algunos como actriz, desde que debutara cuando adolescente en esa maravillosa y sublime obra maestra que es "El sur" (1983), de Víctor Erice.

Una chica poco más que adolescente, rebelde y en guerra contra todo, incluso consigo misma, y que trabaja en la granja de pollos familiar, adora a su abuelo, quien lleva más de diez años sin hablar desde que la familia, contra su voluntad, decidió vender un olivo milenario de su finca. Ahora que también se niega a comer, la muchacha toma la decisión de recuperar el árbol y que así su abuelo se recupere. Una vez averigua donde fue a parar el árbol, liará a su tío y a su enamorado compañero de trabajo para que la lleven en camión hasta una ciudad alemana para traerse de vuelta el querido olivo. Pero no tiene ni plan ni apenas dinero, y además convenció con engaños a sus dos acompañantes.

Una magnífica película (nota: 9) esta quijotesca road-movie con maneras de "dramedia" en la que su impetuosa, emotiva y soñadora protagonista aprende algo de la vida en su aventura, de su dureza y de cómo asimilarla para poder seguir adelante con decisión. A pesar de algún detallito que me sobraba, sobresaliente por lo que cuenta (guión) y por cómo lo cuenta en imágenes, con grandísimas interpretaciones de su trío protagonista, especialmente de Javier Gutiérrez. Sin ser taciturna, los silencios y miradas mucho dicen. Mi atención no decayó ante esta historia de una familia y sus rotas relaciones a causa de la crisis económica y sus injustas consecuencias, aunque esto no sea más que un lejano eco sobre lo que verdaderamente importa. A través del escultural olivo, símbolo de lo que perdemos por unos u otros motivos (vejez o especulación, o...), y de la especial relación que la protagonista y su abuelo mantienen con él, nos habla de no rendirse ante los obstáculos cuando perseguimos nuestros sueños y de echar nuevas raíces cuando las anteriores ya no pueden ser, pero siempre preservando lo mejor de lo pasado. No os la perdáis.

Ahora algo de sabiduría ajena, que seguro nos ayuda a enraizar doquiera que nos apetezca:

 - "El olivo hacerte ha bien si le haces mal".  (Refrán).

 - "El justo debe imitar al bosque de sándalo, que perfuma al hacha que lo lastima".  (Proverbio indio).

 - "Quien se empeña en pegarle una pedrada a la Luna no lo conseguirá, pero terminará aprendiendo a manejar la honda".  (Proverbio árabe).

 - "Así como el árbol se fertiliza con sus hojas secas que caen, y crece por sus propios medios, el hombre se engrandece con todas sus esperanzas destruidas y con todos sus cariños deshechos".  (F. William Robertson).

 - "El amor semeja un árbol: se inclina por su propio peso, arraiga profundamente en todo nuestro ser y a veces sigue verdeciendo en las ruinas de un corazón".  (Víctor Hugo).

 - "Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido".  (Antonio Machado, "A un olmo seco").

Besos y abrazos,

Don.
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