¡Buenos
días!
No
me cabe el corazón en el pecho cada vez que vengo por aquí, por mis bien amados
matutinos, a los que mimo y cuido, sin esperar nada a cambio, aunque todo me lo
den sin ni siquiera dármelo, y viceversa, espero. Me parten el corazón sin yo
sufrir el más leve daño. Por lo demás, tras tantos días de gris nubosidad y
tormentosos chaparrones, por fin parece que el sol se anima a lucir sin mesura,
cual corazón palpitante en medio del cielo azul, bombeando su infinita
luminosidad por doquier, y arropado con mimo por algunas aisladas nubes de
algodón. Las máximas ya empiezan a coquetear tímidamente con los 20ºC... y
viniéndose arriba para próximos días al calor del sol.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Corazón gigante"
("Fúsi"), de Dagur Kári, y con Gunnar Jónsson e Ilmur
Kristjánsdóttir. Es el primer largo que veo de este director islandés.
Fúsi
es un cuarentón de casi dos metros de alto y doscientos kilos de peso,
solitario e inadaptado, un bonachón introvertido que vive con su madre, jamás
ha tenido novia, y se divierte en casa jugando con maquetas en las que recrea
batallas de la II Guerra Mundial. Trabaja como porteador de equipajes en el
aeropuerto, y día sí, día también, sus compañeros de trabajo se mofan de él y
le gastan bromas pesadas, soportando con bondadoso estoicismo su particular
calvario. Todo cambiará a partir del día de su cumpleaños, en el que su madre y
el novio de ella le regalan, contra su voluntad, un bono para asistir a unas
clases de baile, donde conocerá a una mujer con intensos altibajos emocionales,
tan solitaria como él, y muy necesitada de ayuda.
Una
estupenda película (nota: 8) este muy peculiar melodrama romántico, pleno de
ternura e inmensa humanidad, sin el más leve ápice de azúcar, con lo que se
quedaría en drama, pero en las antípodas del dramón, y con toques de gélida
comedia nórdica, tan helada que casi ni lo parece. Nos cuenta una preciosa
historia sobre un ingenuo y noblote grandullón que apenas ha salido del
cascarón, que gracias a su relación con una mujer, y también con una niña
vecina suya, acabará por encontrar su lugar en el mundo... de una manera
insospechada. De refilón, también nos habla de lo inapropiado de juzgar a los
demás por las apariencias. Os la recomiendo si no os importa ver un cine
distinto de las usuales convenciones, pero rebosante de inmensa hermosura
vital. Por algunos detalles, en forma y contenido, me recordó a un exquisito
film argentino que me maravilló, y también absolutamente recomendable: "Todas las azafatas van al cielo" (2002) de Daniel
Burman.
Ahora
tengo la corazonada de que viene la sabiduría ajena, así que ahí os dejo, de todo
corazón, con unas citas que me encajan como anillo al dedo con lo que se trata
en este espléndido film:
- "El justo debe imitar al bosque de
sándalo, que perfuma al hacha que lo lastima". (Proverbio indio).
- "Ámame cuando menos lo merezca, ya que es
cuando más lo necesito". (Proverbio
chino).
- "Para gozar íntimamente y para amar se
necesita soledad, mas para salir airoso se precisa vivir en el
mundo". (Stendhal).
Besos
y abrazos,
Don.
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