¡Buenos
días!
No
hace falta que me lancen conjuros, que yo mismo me embeleso, cada vez que vengo
por aquí, con todo lo maravilloso que me ofrecen los matutinos y lo que pueda
haber allende sus lindes, adonde voy libre de cualquier temor a descubrirlo. La
primavera, en estos deliciosos días de sol y calorcito, con máximas ya
queriendo subir de los 25ºC, nos invita, como siempre, a disfrutar lo más que
podamos de lo que nos es dado, exentos de mortificación alguna que pudiera
ensombrecer tales dones.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "La bruja"
("The witch"), de Robert Eggers, y con Anya Taylor-Joy (estupenda
jovencita, y actriz, como el resto del elenco), Ralph Ineson, y Kate Dickie. Es
el primer largo de este director y guionista.
En
la Nueva Inglaterra de 1630, al poco de su colonización, un granjero y su
familia (mujer y cinco hijos) son expulsados de una comunidad puritana por
discrepancias religiosas. Instalan su nueva granja, aislada, en un claro al
lado de un tenebroso bosque. Poco tiempo después el hijo pequeño, un bebé,
desaparece cuando era cuidado por la hija mayor, una apenas adolescente. Ese
será el detonante de sucesivas desgracias que se cebarán con la obsesivamente
devota familia: la cosecha se malogra, el hijo segundo cae gravemente
enfermo,... así que los miembros de la familia empiezan por pensar que una
diabólica bruja que creen habita el bosque les ha echado una maldición, y
terminarán por desconfiar unos de otros pensando inquisitivamente que pudieran
estar poseídos por el maligno.
Excelente
film (nota: 8), de preciosa fotografía oscura con algunos
elementos radiantemente iluminados, muy pictórica, al estilo del tenebrismo.
Dicen que es de terror, no, más bien creo va de puro miedo, del natural e
intrínseco que todo ser humano necesita para sobrevivir, pero exacerbado hasta
la exasperación por el opresivo fanatismo religioso, lo que lleva a la
aberración más absoluta. Esta pesadilla, basada en diversas leyendas
norteamericanas de la época, está inquietante y perturbadoramente llevada sin
sustos ni sobresaltos, describiendo el asfixiante ambiente familiar (o social)
en el que todo es pecado y que todo lo desquicia, que tan sólo atiende a la fe
ciega que confunde lo real con lo sobrenatural, que demoniza inocentes juegos
infantiles y cualquier hecho producido por la mera naturaleza, por simple
ignorancia y debido al permanente e inhabilitante temor a lo desconocido,
entelequias mentales que sólo están en los pensamientos de quien las piensa,
que la maldad de las cosas únicamente está en nuestras cabezas y la proyectamos
sobre ellas. Película con muchas lecturas y capas de significado, diferente a
la inmensa mayoría. Me recordó vagamente, por algunos pequeños detalles, a
"El bosque" ("The village", 2004) de M. Night
Shyamalan.
Ahora
algo de sabiduría ajena, que ya sabéis que me encanta, y con la que siempre
espero saber algo más, el mejor antídoto contra el fanatismo, que se mitiga con
las más variopintas ideas, filosofías de aquí y de allá:
- "La ignorancia y el error son
manantiales de mal humor". (Barón
de Holbach).
- "Una verdadera anarquía es el elemento
generador de la religión. De la destrucción de todo lo posible, levanta ésta su
gloriosa cabeza cual nueva creadora del mundo". (Novalis).
- "Crecí en un universo judeo-cristiano
donde la culpabilidad está presente permanentemente. No es necesario ser malo
para convertirse en culpable". (Michael Haneke).
- "Admiro la cabeza que sabe llevar con
altivez la desgracia, como un rey la corona". (Carlo Bini).
- "Busca dentro de ti mismo, en tu
cabeza; y allí lo encontrarás".
(Solón).
- "Haz lo que temes y el miedo
desaparecerá totalmente".
(Krishnamurti).
Besos
y abrazos,
Don.
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