lunes, 4 de abril de 2016

Matutino entonado

¡Buenos días!

Como cada mañana de primavera hago gorgoritos al unísono con los pajarillos que nos alegran el legañoso despertar, y mientras no se asusten es que tal vez no lo haga tan mal. Bueno, con la voz entonada ya me pongo a escribir mis desparrames en este matutino, en este día muy gris y lluvioso con que nos ha salido la primavera, y con máxima prevista por debajo de los 10ºC.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Madame Marguerite" ("Marguerite"), de Xavier Giannoli, y con Catherine Frot. Es el primer largo que veo de este director francés, que está basado en la vida de una rica heredera de la alta sociedad neoyorquina.

En el París de los años veinte, una muy adinerada aristócrata, apasionada por la ópera, canta de vez en cuando ante su exclusivo club de amigos con motivo de las pomposos actos benéficos que organiza periódicamente. Lo hace desentonando desaforadamente, pero nadie se atreve a decírselo, en especial su abochornado marido, unos por hipocresía, otros por interés, otros por necesidad; todos alentando colateralmente sus fantasías de diva del bel canto. Todo se complicará cuando un par de artistas vanguardistas, que se colaron en una de sus fiestas, seguidores del dadaísmo (movimiento contracultural provocativo y burlón de las convenciones artísticas burguesas), la convencen para actuar en un escenario público, mientras se aprovechan económicamente de ella.

Una estupenda película (nota: 8) esta peculiar comedia, o drama, según se mire, con toques de sátira y cierto romanticismo, que me encantó (para bien, no como el chirriante canto de la protagonista) por lo que cuenta y por como lo cuenta. Con varias lecturas, según el punto de vista, nos habla con aires farsantes, precisamente no los de la protagonista que vive en su particular burbuja creada por los fingidos admiradores, sobre crueles verdades y si conviene o no el saberla (la ignorancia feliz y demás), sobre papanatismo artístico y todo su coro de simple estulticia o vil interés. Risa, lástima, y demás afectos o defectos, genera entre su círculo esta casi surrealista mujer, entre lo cómico, lo patético, lo grotesco y lo trágico, no sólo de voz cascada, sino de alma dolida y muy necesitada del cariño de los demás, merecedora de una gran ternura, a la que no se ridiculiza desde el film.

Y como coda final, toda vez que ya entonamos nuestra voz, podremos declamar o, si queréis ponerle música, cantar, unas citas de sabiduría ajena, hoy todas de margaritas, perdón, de Margaritas, con bastante relación, como casi siempre, con lo que se destila en el film glosado hoy:

 - "Nuestro gran error es intentar obtener de cada uno en particular las virtudes que no tiene, y desdeñar el cultivo de las que posee".  (Marguerite Yourcenar).

 - "Exageráis la hipocresía de los hombres. La mayoría piensa demasiado poco para permitirse el lujo de poder pensar doble".  (Marguerite Yourcenar).

 - "A veces hace falta un ramalazo de locura para construir un destino".  (Marguerite Yourcenar).

 - "Cuando se tiene cierta moral de combate, de poder, hace falta muy poco para dejarse llevar, para pasar a la embriaguez, al exceso".  (Marguerite Duras).

 - "No se trata de que sea necesario conseguir algo, sino de que es necesario salirse de donde se está".  (Marguerite Duras).

 - "Podría engañarme, creer que soy hermosa como las mujeres hermosas, como las mujeres miradas, porque realmente me miran mucho. Pero sé que no es cuestión de belleza sino de otra cosa, sí, de otra cosa, por ejemplo, de carácter".  (Marguerite Duras).

Besos y abrazos,

Don.
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