jueves, 21 de abril de 2016

El matutino de la selva

¡Buenos días!

Nada selvático se me antojan estos matutinos, pues ni acechantes peligros ni espesas dificultades hay por aquí, que todo es claro y diáfano. Tampoco impera la ley de la jungla, donde el más grande se come al chico, que se trata de llevarse lo mejor que se puede, que es mucho. De hecho, gracias a mis benefactoras hadas y ninfas, que me acogen sin pedir nada a cambio y casi me amamantan cual si fuera un Rómulo o un Remo, puedo remar armoniosamente por doquier. Bueno, dejo de divagar, que hoy parece que no lloverá tanto como ayer, que tras un jarreo lluvioso que me pilló de sopetón tras el cine, casi llego haciendo surf a mi casa. Eso sí, con tanta lluvia a lo mejor el paisaje se nos vuelve exuberantemente selvático.

Pues eso, que ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El libro de la selva" ("The jungle book"), de Jon Favreau, y con Neel Sethi y las voces de un montón de conocidos actores hollywoodienses, que es un film de animación digital con un único actor de carne y hueso: el niño que hace de Mowgli. De este director, también actor y guionista, había visto tres de sus anteriores films como director, "Iron man" (2008), "Iron man 2" (2010), y "#Chef" (2014).

Nueva adaptación, también de la Disney, de los famosos relatos de Rudyard Kipling, recopilación de cuentos y leyendas de animales de la selva india que, a modo de las fábulas de Esopo, Samaniego o Lafontaine, plantean lecciones morales. La historia, imagino que la sabéis, un bebé queda abandonado en la selva cuando sus padres son atacados por un tigre. El muchacho es acogido por una manada de lobos y criado como tal, pero acosado por el tigre que desea comérselo, deja a los lobos y emprende aventuras en solitario con la compañía de una pantera y un oso que le tutelan, cruzándose con otros animales, como elefantes, una boa constrictor o un orangután y su alocada manada de simios.

No me gustó en general esta película (nota: 4), y no sé muy bien el porqué fui a verla, que no suelo ver remakes, pero fui. Apabullante calidad de las imágenes y la técnica de animación por ordenador, rayanas en la misma realidad, que más vivas que virtuales parecen. Los animales, casi reales, salvo porque hablan, los paisajes, espectaculares e hiperreales, tanto como los fantasiosos de "Avatar" (2009) de James Cameron. Pero el cómo estaba contada la historia, me disgustó y decepcionó, a pesar de que contenía en esencia, ya casi sin buen aroma, las líneas fundamentales de los relatos de Kipling. Tiene algún buen momento, pocos, pero el tono general me pareció bastante infumable. A destacar, por lo negativo, dos escenas: la del orangután Rey Louie, todo un remedo del cine catastrofista de monstruos tipo King-Kong; y la final con la lucha a muerte entre Mowgli y el tigre Shere Khan, cual si fuera una de tétricos superhéroes y malos malísimos antagónicos. En definitiva, grandilocuente y excesiva, chirriante para mis entendederas, nada que ver con el ingenuo encanto del clásico Disney de dibujos animados de 1967, cuya maravillosa banda sonora también quedó casi arrasada por la riada de vana espectacularidad y acción ramplona.

Ahora algo de sabiduría ajena, que seguro nos sirve de guía para la exploración de esa intrincada selva que es la vida:

 - "Cuando un hombre mata a un tigre, lo llaman deporte; cuando el tigre mata al hombre, lo llaman ferocidad".  (George Bernard Shaw).

 - "La unión en el rebaño obliga al león a acostarse con hambre".  (Proverbio africano).

 - "Seis honrados servidores
me enseñaron cuanto sé;
sus nombres son cómo, cuándo,
dónde, qué, quién y por qué".  (Rudyard Kipling)

Besos y abrazos,

Don.
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