martes, 12 de abril de 2016

Prístino manto matutino

¡Buenos días!

Es de justicia reconocer que estos originales matutinos, por lo que a mí respecta, espero que también para los demás, me cubren y colman de bondades cada vez que me arropo con ellos, así que los luzco con soberano orgullo cada vez que puedo, y además trato de ser lo más ecuánime posible en los eventuales juicios que vierto por aquí. Por lo demás, la gris cobertura, como de muy sucio algodón, de este muy nuboso y lluvioso día de primavera, como enfurruñado, también nos protege a su manera de otras inclemencias. Máxima prevista para hoy de 13ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una película que desde ya os recomiendo encarecidamente que vayáis a ver. Se trató de "El juez" ("L'hermine"), de Christian Vincent, y con Fabrice Luchini y Sidse Babett Knudsen. Es el segundo largo que veo de este director francés, tras haber visto su anterior, "La cocinera del Presidente" ("Les saveurs du Palais", 2012). Hace algo más de un año estuve viendo otro film de título homónimo (en español): "El juez" ("The judge", 2014) de David Dobkin, una buena película, pero poco que ver con la hoy glosada.

En una provinciana ciudad al norte de París, un muy estricto juez preside un tribunal de lo penal. De recto proceder, es respetado, y temido en su entorno laboral debido a las severas penas que impone y a lo huraño de su carácter. Ahora le toca decidir en un caso de asesinato de un bebé por parte de su padre. Para su sorpresa, entre los miembros del jurado popular elegidos por azar para este juicio está una mujer de la que ha estado secretamente enamorado desde hace algunos años cuando tras un grave accidente, al despertarse de los anestésicos sopores tras la operación, fue a quien primero vio al abrir los ojos, flechazo instantáneo, una de las médicos que le atendió, con cariñosa amabilidad, y a quien no había vuelto a ver desde entonces, quizá el amor de su vida.

Excelente película (nota: 9) que me cautivó hondamente, no sólo por el corazón, sino también por el intelecto. Empieza centrándose en los pormenores de un juicio, sin abrumar, casi como un documental, pero con cierta mirada socarrona, la realidad misma, cual teatral "dramedia", que es así de cómica a pesar del drama de un juicio por asesinato. Pero luego, pasada la mitad del metraje, entra en contarnos una deliciosa historia de amor, sin abandonar la cuestión procedimental, y destilando de camino profunda sabiduría vital, no sólo judicial, y algunas preguntas sin respuesta. Imprescindible, y no sólo para el gremio de la judicatura y aledaños.

Ahora algo de sabiduría ajena, a la que para darle algo de solemnidad no sé si ponerle la toga, pues va a ser que no, que el hábito no hace al monje:

 - "Tenga el juez una oreja para el demandante, y la otra, para la otra parte".  (Refrán).

 - "El juez debe tener en la mano los libros de la ley y el entendimiento en el corazón".  (Francis Bacon).

 - "Enamorarse es sentirse encantado por algo, y algo sólo puede encantar si es o parece ser perfección".  (José Ortega y Gasset).

 - "Hay quien ha venido al mundo para enamorarse de una sola mujer y, consecuentemente, no es probable que tropiece con ella".  (José Ortega y Gasset).

 - "Enamorarse no es lo difícil, pero sí acertar a expresar ese estado".  (Alfred de Musset).

Besos y abrazos,

Don.
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