¡Buenos
días!
En
estos días de dulce primavera, hoy con nubes y probables lluvias y algo de
imperial sol naciente por entre los resquicios o grandes claros nubosos, es
fácil vivir romances, tanto en estos matutinos como allende, en la realidad. Ya
saben lo comprometido que estoy con ellos, que mis promesas no son vanas, o
directamente nada prometo, simplemente sigo mi natural curso, dejando que todo
suceda tal cual debe ser.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Romance en Tokio"
(Tokio fiancée"), de Stefan Liberski, y con Pauline Etienne (una monada) y
Taichi Inoue. Es el tercer largo de este director belga, y primero suyo que
veo, que está basado en una novela de Amélie Nothomb, "Ni d'Ève ni d'Adam",
de tintes autobiográficos.
Amélie
es una soñadora y algo ingenua chica de 20 años que acaba de llegar a vivir a
Tokio. De padres belgas, nació en Japón y a los cinco años volvió a la tierra
natal de sus padres. Siempre quiso ser japonesa, vivir allí y ser escritora,
así que ahora trata de cumplir sus sueños e ilusiones. Se anuncia como
profesora particular de francés, y al poco un tímido joven japonés se presenta
ante ella para que le dé clases. Será su primer y único alumno. Poco a poco
irán intimando y se enamorarán, mientras ella va descubriendo, con cierta
perplejidad, la peculiar cultura japonesa, muy diferente a los ojos europeos,
cuando no chocante. Su integración será dificultosa, pero su arrollador entusiasmo
le facilitará la tarea.
Una
muy buena película (nota: 7), agradable de ver, bonita, con encanto, esta
peculiar comedia romántica, agridulce, naif al principio, con cierta sorna. Se
nos muestra la algo extravagante, a nuestra mirada europea, cultura japonesa,
en algunas de sus facetas. Cómicos malentendidos puntean la trama, mientras
nuestra pizpireta protagonista en su poco convencional inmersión cultural se
debate entre algunas dudas existenciales, y tiene delirantes ensoñaciones sobre
su situación y expectativas allí. Me pareció ver reminiscencias a medio camino
entre dos estupendos films: de "Amelie" ("Le fabuleux destin d'Amélie Poulain",
2001) de Jean Pierre Jeunet, y no sólo por el nombre de la protagonista y su
álter ego creador, sino por algo del modo de ser de sus protagonistas; y de
"Lost in translation" (2003) de Sofía Coppola, por esa
sensación de desorientación (en oriente) vital y cultural de los expatriados,
sean voluntarios, como en este caso, o forzosos.
Y
para acabar con este matutino por hoy (no romperé con él para siempre, que
seguro mañana nos reconciliamos), unas citas de sabiduría ajena, con las que ya
sabéis siempre estoy comprometido, hoy otra vez muy refranera:
- "Novio. No vio, que si viera, no
quisiera". (Refrán).
- "Ve en lo que te metes, si algo
prometes". (Refrán).
- "Hasta meter, prometer; y una vez
metido, nada de lo prometido".
(Refrán).
Besos
y abrazos,
Don.
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