¡Buenos días!
El sol esta mañana parece haber ganado la partida a las grises nubes y lluvias de pasados días, pero será efímera su existencia más allá de un día o dos, que el otoño canónico volverá a reclamar su sitio natural. La máxima prevista para hoy por los madriles será de 20ºC. En cuanto a este matutino, querida creación que estoy empezando a ensamblar con más o menos gracia y nervio, a insuflarle el necesario hálito vital, y esperando que me quede razonablemente bien proporcionado, no me preocupa que tenga que irse cuando deba, cosa natural, ni haré por alargar innecesariamente su inevitable adiós.
Este fin de semana estuve en el cine viendo "Frankenstein" (2025), de Guillermo del Toro, basada en la novela "Frankenstein; or, The Modern Prometheus" (1818) de Mary Shelley, que leí hace siete años, el año en que se cumplía el segundo centenario de su publicación, y con Oscar Isaac, Jacob Elordi, Mia Goth, Christoph Waltz, Charles Dance, Felix Kammerer, David Bradley, y Lars Mikkelsen. De este director mexicano tan solo había visto hasta ahora cinco de sus anteriores películas: "El callejón de las almas perdidas" ("Nightmare Alley", 2021), "La forma del agua" ("The shape of water", 2017), "La cumbre escarlata" ("Crimson Peak", 2015), "Hellboy II: el ejército dorado" ("Hellboy II: the golden army", 2008), y "El laberinto del fauno" (2006).
Un explorador del Polo Norte, cuyo barco está atrapado en la masa de hielo, se encuentra por allí, moribundo, al doctor Víctor Frankenstein, brillante científico obsesionado con dotar de vida a los muertos para vencer a la muerte, que le narra cómo llegó hasta ese lugar desde que empezó a experimentar con ello y consiguió crear a su criatura, lo que significó para ambos (el creador y su creación) el más absoluto de los tormentos, cual si fueran Prometeo, el titán castigado por los dioses del Olimpo por su insolencia, la de otorgar a los humanos el don del fuego.
Estupenda película (nota: 8), de impecable factura, que comenzó gustándome no demasiado, básicamente por alguna truculencia que otra que estuvo de más, pero que en su segunda parte (o tercera, si contamos el prólogo), la narrada por la criatura, me acabó por encantar, como lo hizo en su día la novela desde su mismo inicio, de la que conserva buena parte de su esencia y estructura narrativa, a mi parecer la más fiel adaptación cinematográfica que he visto del libro hasta la fecha, a pesar de las licencias que se toma el cineasta para recrear su universo habitual, siempre habitado por monstruos (presuntos) y humanos monstruosos o bondadosos, todos dignos de comprensión, aunque según dice el director esta no es una película de monstruos sino una historia sobre lo que significa ser humano. Pues eso, en ella es más monstruo el creador que la criatura creada. De entre las adaptaciones más o menos libres de la novela de Mary Shelley, destacaría una que vi hace año y poco que, más que adaptarla, se inspira libérrimamente en ella, y que me fascinó, "Pobres criaturas" ("Poor things", 2023) de Yorgos Lanthimos.
No me doy por vencido, así que antes de acabar con reconfortantes besos y abrazos este matutino, que espero vuelva reencarnado en el próximo, os lo prometo, ahí os dejo estas citas de sabiduría ajena para amenizar la espera mientras reflexionamos sobre ello:
me hicieras hombre? ¿Te exigí acaso
que me sacaras de la oscuridad? [...]". (John Milton).
- "A decir verdad Dios no parece necesitar razones para hacer lo que hace ni para omitir lo que omite, al igual que sus criaturas". (Samuel Beckett).
- "Pero a un personaje no se le da vida en vano. Criaturas de mi espíritu, aquellos seis vivían ya una vida que era la suya propia, que había dejado de ser una vida que ya no estaba en mi poder negársela". (Luigi Pirandello).
- "¿Cómo es posible contemplar a un ser tan noble destruido por el dolor sin experimentar una profunda pena?". (Mary Shelley).
- "Para pequeñas criaturas como nosotros la inmensidad es soportable solo a través del amor". (Carl Sagan).
Besos y abrazos,
Don.
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