¡Buenos días!
Bailan las grises nubes al son del viento, abrazadas más o menos estrechamente al sol según les parece, destilando amables lluvias cuando la ocasión lo necesita. La máxima prevista para hoy por los madriles será de 23ºC, con ambiente de lo más agradable y disfrutón. Y celebro mi nuevo reencuentro con otro de mis muy queridos matutinos, toda una pequeña y efímera vida encerrada en la mía propia.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una película maravillosa, que me encantó y os recomiendo, de esas que hacen que te congracies con la vida (la tuya propia y la del mundo que te rodea) al salir de la sala. Se trató de "La vida de Chuck" ("The life of Chuck", 2024), de Mike Flanagan, basada en un relato corto homónimo (2020) de Stephen King, y con Tom Hiddleston, Chiwetel Ejiofor, Karen Gillan, Mia Sara, Mark Hamil, Jacob Tremblay, Benjamin Pajak y Cody Flanagan. Es la primera película que veo de las de este director.
Chuck es un hombre corriente, anodino, que trabajaba como contable, que acaba de morir de cáncer con 39 años, a la par que la vida en la Tierra comienza a desvanecerse poco a poco tras varios cataclismos a causa de diversos fenómenos cósmicos, naturales o inducidos por la humanidad. Mientras todavía funciona la tecnología aparecen inexplicables anuncios por doquier agradeciendo a Chuck su existencia, que nadie sabie quien es ni le ven el sentido.
Estupenda película (nota: 8), a la que si no le pongo mayor nota es porque le faltó un qué sé yo para ser redonda del todo, aunque incluso así me fascinó. Está estructurada en tres actos narrados en orden inverso y con toques de misterio y realismo mágico. El primero con la muerte del protagonista y el inicio del fin del mundo. El segundo, pocos meses antes del momento anterior, cuando él todavía no sabe que va a morir. Y el tercero, durante su infancia y adolescencia, donde se termina por entender el sentido de toda una vida, la de Chuck, la de cualquiera de nosotros y la del mismo Cosmos (Carl Sagan incluido). Una reflexión melancólica, alegre y esperanzadora, con filosofía, matemáticas, danza y emociones incluidas, sobre lo fugaz y bello de la extraordinaria vida de cada cual, con sus pequeños grandes momentos, y de su consecuente e inevitable muerte, sobre su aceptación y celebración, y de la gente que nos encontramos, nos deja huella, y viceversa, vidas cual estelas de resplandecientes estrellas fugaces. No os la perdáis.
Bueno, parece que este matutino termina y se despedirá, no sin antes hacerlo con esta colección de citas de sabiduría ajena, comenzando por una meramente musical, sin texto, para dar el tono inicial (para oírla pinchad en el hipervínculo), cuyo título dice mucho de lo narrado, aunque no suene en la película hoy glosada, y acabando con una buenísima reflexión de Quino, el mítico creador de "Mafalda", también muy apropiada:
- "Fanfarria para el hombre corriente" ("Fanfare for the common man", 1942), de Aaron Copland.
- "La vida cotidiana es la parte de nuestra existencia que está más llena de vida. Todos los momentos extraordinarios de nuestra existencia están entretejidos en la vida cotidiana. Tenemos que aprender a sentir y ver estas cosas". (Maryam Touzani).
- "La felicidad humana se compone no tanto de acontecimientos extraordinarios de buena suerte, que raras veces acontecen, como de inapreciables adquisiciones que pueden lograrse todos los días y sin que nos demos cuenta". (Benjamín Franklin).
- "Obrad en todos vuestros actos, palabras y pensamientos como el hombre que está presto a morir en un momento". (Marco Aurelio).
- "El universo no fue hecho a medida del hombre; tampoco le es hostil: es indiferente". (Carl Sagan).
Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen de allí cuando ya no eres tan viejo para estar dentro. Entonces empiezas a trabajar, trabajar durante un período de 40 años hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu merecida jubilación.
Luego llegas a ser un bebé, y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos nueve meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo... ¡Eso sí que es vida!". (Joaquín Salvador Lavado, "Quino").
Besos y abrazos,
Don.
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