lunes, 19 de febrero de 2018

Acuosa morfología matutina

¡Buenos días!

Estos matutinos tienen la forma que ellos mismos han ido modelando con su intrínseco comportamiento hacia lo que les rodea. Ven amor y belleza porque lo dan y, consecuentemente, lo reciben. Lo intentan al menos. Y se adaptan a lo que les rodea, la película que toca ver, como el agua haría en cualquier situación. Agua, ni sólida ni líquida, que desde hace días no se deja caer desde los cielos. Hoy, por los madriles, muy agradable, con 5ºC de mínima y 14ºC de máxima, con sol y nubes que cambian caprichosamente sus formas, y casi que su modo de ser, cada vez más bondadoso, al albur de leve brisa que las acaricia con amorosa suavidad.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "La forma del agua" ("The shape of water"), de Guillermo del Toro, y con Sally Hawkins, Doug Jones, Michael Shannon, Octavia Spencer, Richard Jenkins, y Michael Stuhlbarg. De este director mexicano tan solo había visto hasta ahora tres de sus anteriores films: "La cumbre escarlata" ("Crimson Peak", 2015), "Hellboy II: el ejército dorado" ("Hellboy II: the golden army", 2008), y "El laberinto del fauno" (2006).

En plena Guerra Fría, a principios de los años 60, una solitaria mujer, muda de nacimiento, y de rutinaria vida, trabaja como limpiadora en un laboratorio militar estadounidense de alto secreto en el que tienen enclaustrada a una extraña criatura anfibia, mitad hombre, mitad pez, capturado en la selva sudamericana y con el que pretenden hacer experimentos. Enseguida se establece una conexión entre ambos.

Una estupenda película (nota: 8), fantástica, podría decirse que un cuento de hadas adulto y romántico, casi seguro que invertido, simbiosis de cine total, de monstruos, de amor, negro, de espías, de fugas, drama, con toques de comedia, y más, toda una metáfora política (en su más amplio sentido) de toda una sociedad, la de entonces y la de ahora mismo, en la que sigue dándose la marginación y alienación del diferente (presuntamente), por raza, sexo, sexualidad, minusvalía o lo que sea, de miedo al desconocido que azuza al odio, tal vez porque se ve reflejado en él, donde el monstruo no es el evidente, sino el otro, uno mismo; mítico monstruo semidivino, casi que mudo mesías nada mesiánico, con el que se desmitifica el sueño americano, pesadilla más bien, al excluir al que no cuadra en sus entelequias, barriéndolo bajo la alfombra, cuando no espachurrándolo, foráneo que además parece poder vivir a caballo entre dos mundos, cual perfecto anfibio, tanto del que procede como en el que ahora se encuentra, a pesar de estar absolutamente acorralado y solo, e incluso acosado. Y, sobre todo, historia de amor por encima de las dificultades, y como mitigación de la profunda soledad que a veces nos ahoga, de empatía, de dar lo que recibes, o más, según el caso.

Ahora unas citas de sabiduría ajena que cual agua de mayo espero den forma, para mejor, a nuestro modo de percibir el mundo y amoldarnos a él:

 - "Esto viene a ser lo que hacen los seres humanos: convertir a los objetos en gente, y a la gente en objetos".  (Chuck Palahniuk).

 - "[...] ¿No tenemos ojos, manos, órganos, dimensiones, sentidos, afectos, pasiones? ¿No somos alimentados con la misma comida y heridos por las mismas armas, víctimas de las mismas enfermedades y curados por los mismos medios, no tenemos calor en verano y frío en invierno? Si nos pinchan, ¿no sangramos? ¿No nos reímos si nos hacen cosquillas? Si nos envenenan, ¿no morimos? Si nos hacen daño, ¿no nos vengaremos? [...]".  (William Shakespeare, "El mercader de Venecia").

 - "El agua adopta la forma de lo que sea que la contenga en ese momento, y aunque el agua puede ser algo muy apacible, también es la fuerza más poderosa y maleable del universo. Así es también el amor, ¿verdad? Independientemente de la forma que tenga aquello en lo que depositamos nuestro amor, éste se adapta, ya sea a un hombre, a una mujer o a una criatura".  (Guillermo del Toro).

 - "Las imperfecciones son maravillosas y la única historia de amor que funciona es aquella en la que no demandamos una transformación en la otra persona".  (Guillermo del Toro).

Besos y abrazos,

Don.
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