¡Buenos días!
Rojo encendido en el crepúsculo previo al amanecer (al menos en mi fogosa cabeza). Se enciende la mañana en cuanto el sol asoma por el horizonte (esto lo veo con mis ojos, lo mire por donde lo mire), da igual las tenues nubes que puedan velarlo, apenas lo consiguen. Agradable calorcito nos espera en la jornada de hoy, en la que están previstos 29ºC de máxima por los madriles, lejos todavía de los ardores caniculares que vendrán cuando tengan que venir, así que a disfrutar de esta dulzura veraniega, en amorosa compañía a ser posible, más allá de nosotros mismos.
Este fin de semana estuve en el cine viendo "El cielo rojo" ("Roter himmel", 2023), de Christian Petzold, y con Thomas Schubert, Paula Beer, Langston Uibel, Enno Trebs, y Matthias Brandt. Es la décima película de este excelentísimo director alemán, de quien había visto sus cuatro anteriores más recientes, "Ondina" ("Undine", 2020), "En tránsito" ("Transit", 2018), "Phoenix" (2014), y "Bárbara" (2012).
Dos jóvenes amigos berlineses van a pasar unos días de verano en la casa familiar de vacaciones de uno de ellos, cerca de la playa, en el Mar Báltico. Ambos van a desconectar y trabajar cada uno en lo suyo. El primero, apremiado por su editor, para terminar de escribir su segunda novela, tarea que se le está consumiendo; y el segundo, para presentar un proyecto artístico que le permita ingresar en un curso de Bellas Artes. Allí se encuentran, inesperadamente, aunque con el permiso de la dueña de la casa (la madre del segundo), a otra joven viviendo, quien cada noche no deja dormir a los otros dos debido a sus ruidosas relaciones sexuales con desconocidos. Debido al seco y sofocante calor veraniego que está produciendo una oleada de incendios por la zona, algo lejanos todavía, pero extendiéndose y cada vez más cerca, el cielo nocturno se tiñe de rojo encendido, a la par que también se van prendiendo las pasiones amorosas.
Magnífica película (nota: 9), elegantísima, que me encandiló y os recomiendo muy encarecidamente que vayáis a ver... ¡qué manera de narrar, tan exquisita, tan apasionante! Es además muy divertida, no de reír, sino de sonreír, con algún que otro afiladísimo diálogo, y con toque trágico hacia el final. Su personaje principal, que al final se hace querer, el amargado, cicatero, egocéntrico y soberbio escritor, que además se autoengaña pues se resiste a ver la realidad que le rodea, en las antípodas de sus compañeros de alojamiento, disfrutones a pesar de sus pesares, no como él, podría ser el trasunto del cineasta en sus primeros años de carrera, al menos eso he leído que ha declarado él.
Bueno, ya estoy empezando a arder en deseos de leer unas citas de sabiduría ajena que, a modo de combustible, enciendan mis entendederas, no hasta quemarlas, sino para iluminarlas hasta en sus últimos recovecos, la mayoría de las cuales son de un autor del que se declama una de sus poesías en la película hoy glosada:
- "Mi trabajo es cantar todo lo bello, encender el entusiasmo por todo lo noble, admirar y hacer admirar todo lo grande". (José Martí).
- "Los ángeles lo llaman placer divino; los demonios, sufrimiento infernal; los hombres, amor". (Heinrich Heine).
- "Cada mujer es para mí un maravilloso mundo que se me ofrece; me recreo con las hermosas melodías de su rostro, y basta con una efímera mirada de mis ojos para poder gozar más que otros, con todos sus sentidos, en su vida entera". (Heinrich Heine).
- "Cuando una mujer nos cautiva ¿cómo discernir dónde empieza su sonrisa y dónde termina su boca?". (Heinrich Heine).
Besos y abrazos,
Don.
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