¡Buenos días!
Ya estaba tardando en llegar, ya lo estaba echando en mucha falta, pero por fin hoy habrá un grandísimo bajón térmico en las máximas por los madriles, pues tras los muy sofocantes 37 de ayer hoy tan solo se quedarán en los 25ºC, acompañados de tormentas varias. Así que, con renovada frescura, me pongo a escribir este matutino del que, como de cualquiera de los otros anteriores, espero lo más de lo más, ya veremos si no defrauda mis muy altas expectativas... seguro que no, que nunca lo han hecho pues, aunque amaguen, siempre acabamos por reconciliarnos, que al fin y al cabo no son más que fruslerías casi siempre, y el resto es perdonable.
Ayer por la tarde, no sin la lógica sudadera por tanto calor y las prisas por llegar a tiempo, no estuve en el cine, sino en el teatro, viendo la obra "Los amigos de ellos dos" (2021), escrita por Matías del Federico y Daniel Veronese, dirigida por Daniel Veronese, e interpretada por Malena Alterio y David Lorente. De sus autores, ambos argentinos, había visto la adaptación cinematográfica de una de las obras del primero, "Bajo terapia" (2023) de Gerardo Herrero, y del segundo otra obra teatral, adaptada y dirigida por él, "Retorno al hogar" ("The homecoming", 1965), escrita por Harold Pinter.
Un matrimonio llega a un restaurante para cenar con otra pareja, sus más íntimos amigos, con los que desde hace más de 10 años quedan cada jueves por la noche, pero los amigos todavía no han llegado. Los minutos pasan y siguen sin llegar, y se impacientan, bueno, él especialmente, y empiezan a preocuparse por su tardanza, a pesar de que siempre llegan tarde a las citas, pues ya empieza a ser más excesiva que nunca, y hablan y hablan mientras esperan, y se preguntan, sobre todo él, el porqué siempre llegan tarde los otros, si llega a preocuparles cómo se sienten por su falta de respeto, el porqué siguen siendo sus amigos, si ya llegó el momento de manifestarles sin tapujos su profundo descontento con sus reiteradísimas tardanzas, y demás bagatelas... o no tanto.
Estupenda obra de teatro (nota: 8), muy divertida, con la que se sueltan unas cuantas carcajadas, pero no de humor tontorrón precisamente, pues es de las que te hacen reflexionar sobre las cosas del amor y la amistad y sus cotidianidades, y sobre eso de compararnos con los demás, que no suele llevar a buen puerto, a partir de esta historia en la que se abren fisuras en la relación de un matrimonio a causa de sus diferentes posturas en torno a su pareja de amigos, a los que ven como entes superiores dignos de reverencia por su glamurosa vida en comparación con la corrientita suya, o eso es lo que les parece, que se sienten unos don nadie en comparación con los otros, y de cómo esto también podría dinamitar la relación de amistad de las dos parejas. Magníficas actuaciones de su par de protagonistas, actorazos ambos. Además, percibí en la obra cierto aire de teatro del absurdo, como en la obra "Esperando a Godot" (1952) de Samuel Beckett, en la que los protagonistas esperan en vano a que llegue (o no) el tal Godot, concentrado lo más ilógico hacia el final, pues al principio no es más que una conversación de lo más habitual, no exenta de mucha agudeza en la observación, entre cualquier matrimonio o pareja de consolidada convivencia, y que va deviniendo en cierta irracionalidad.
Bueno, pues no esperemos más, que llegó el momento de la sabiduría ajena, perfectamente engalanada con estas citas siempre tan puntuales:
- "La informalidad en atender una cita es un claro acto de deshonestidad. Robas el tiempo de una persona, del mismo modo que podrías robar su dinero". (Horace Mann).
- "Procuro ser siempre muy puntual, pues he observado que los defectos de una persona se reflejan muy vivamente en la memoria de quien la espera". (Nicolás Boileau).
Besos y abrazos,
Don.
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