martes, 29 de marzo de 2022

Matutino que enrojece

¡Buenos días!

No sé si este sonrojo es por vergüenza, o por sanguínea ira, no sé, aunque creo que lo más probable es que sea por mero acaloramiento a causa de la enardecida pasión que me arroba cuando entro en estos matutinos, muy especialmente en estos días de primeriza primavera, cuando todo se vive con mayor intensidad. La mañana, más que roja, que hace ya muchos días que la calima sahariana no nos envuelve, está grisácea, y más que eso, gris muy oscura, y vuelve a llover, lo que es de agradecer. La máxima prevista para hoy por los madriles será de 16ºC.

Este fin de semana, además de haber ido al cine, estuve viendo en televisión una película en Disney+, de animación por ordenador, de la Pixar. Se trató de "Red" ("Turning red", 2022), de Domee Shi. Es el primer largo de esta directora canadiense de origen chino, de quien había visto el corto con el que debutó, "Bao" (2018), que hacía de telonero de "Los increíbles 2" ("Incredibles 2", 2018) de Brad Bird.

Año 2002 en Toronto. Una niña de 13 años, aplicadísima estudiante y de ejemplar comportamiento, se debate entre ser obediente a su madre, controladora y metomentodo que la avergüenza con su sobreprotección, e ir a su aire cortando lazos falderos, cosa propia de la edad, mientras planea ir con sus mejores amigas al concierto de su grupo favorito (en contra de la opinión de sus respectivos padres). El día que le llega su primera regla se estresa tanto por el desconcierto que siente que se convierte en un panda rojo, mostrando su lado más animal. No sabe muy bien que le pasa, pero va descubriendo que cuando se emociona en exceso le pasa lo mismo. Sus padres se encargarán de explicarle que le está ocurriendo.

Estupenda película (nota: 8), entretenida, muy divertida en determinados pasajes y con inteligente trasfondo. Historia del paso de la infancia a la pubertad, en este caso femenina, con sus tormentas hormonales y consecuentemente emocionales, que a través de la metáfora del panda rojo nos habla tanto de aceptar la regla y el ser femenino sin complejos, como el animal que todos llevamos dentro (nuestro arisco carácter que a veces sale afuera) sea cual sea nuestro sexo o género, de aceptar nuestras propias emociones, incluso las negativas, de aprender a convivir con ellas, no tanto de esconderlas, dominarlas o reprimirlas. También de emancipación femenina y de romper ciertas tradiciones.

Yo, que nunca he tenido la menstruación, o eso creo, y ya queda en el pleistoceno mi pubertad, me sentí muy identificado con las vicisitudes de la protagonista. Por cierto, deberían estrenar en salas esta película para que la viera más gente que los pocos que estén abonados a la plataforma distribuidora, porque es muy recomendable y educativa.

Con arrojo me lanzo a por las citas de sabiduría ajena, que ya llegó su momento, reglas de comportamiento que tal vez transformen el nuestro para bien:

 - "Más vale un abrojo de experiencia que toda una selva de advertencias".  (James R. Lowell).

 - "Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos".  (Baltasar Gracián).

Besos y abrazos,

Don.

_____

No hay comentarios: