viernes, 31 de agosto de 2018

Matutino requeteincreíble

¡Buenos días!

Ya casi ni me creo que vaya a terminar este verano, cuyo fin ya atisbo a ver con mi supervisión, encaramado a este último día de agosto, pero tendremos que seguir tirando de nuestra superresistencia al calor para poder sobrellevarlo, o superllevarlo, hasta que él mismo decida evaporarse, escampe y nos queden unos estupendos días de mayor frescor. De momento, hoy tendremos por los madriles 33ºC de máxima, con mínimas superando la veintena, cosa que no ayuda mucho a conciliar bien el sueño nocturno.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una de animación por ordenador, de la Pixar, "Los increíbles 2" ("Incredibles 2"), de Brad Bird. Es, obviamente, la continuación de las andanzas de la familia de superhéroes (matrimonio y tres hijos, todos con supertalentos) que conocimos en "Los increíbles" ("The incredibles", 2004), del mismo director. Además de esta, también había visto otra de sus anteriores, la estupenda "Ratatouille" (2007), esta codirigida con Jan Pinkava.

Tras una no muy afortunada intervención de la familia Increíble para detener a un supermalo, se refuerzan las ideas de los gobernantes de proscribir a todos los superhéroes y prohibir que manifiesten sus superpoderes en público, cosa que sucede. Un magnate, contrario a esta opinión, decide mejorar su imagen para revertir la prohibición, y se lo propone a la madre de la familia, quien debe combatir con el nuevo supervillano mientras es retransmitida la acción en directo; así que el padre debe quedarse de amo de casa, asumiendo totalmente las tareas domésticas, actividad tan heroica como la que más (aunque él no lo crea). Mientras tanto, con la ausencia de la madre por su nuevo trabajo, el bebé de la familia empezará a dar sus primeros pasos... quería decir, a mostrar sus primeros superpoderes, para asombro de todos.

Una muy buena película (nota: 7), con acción, aventuras y estupendos golpes cómicos, muy divertida y entretenida, y que no desfallece en todo su metraje, con algunos destilados muy inteligentes y otros que no me acabaron de convencer. Desde luego, virtuosismo técnico. Una vuelta de tuerca más, con actualización de las novedades sociológicas de estos días (dar relevancia a lo femenino del mundo, tradicionalmente soslayado) a lo contado en la primera, que también allí se apuntaban. También nos habla de la cotidianidad familiar, por muy superhéroes que sean, de la idiotización a la que nos someten las pantallas, antaño la caja tonta, hoy en día los cachivaches para juegos y conectar en redes sociales virtuales. Y como en la anterior, reivindicación de lo diferente a la presunta normalidad, normalmente subyugado por la estúpida brutalidad (o viceversa) de la masa aborregada.

Por cierto, como siempre, precediendo a un largo Pixar se proyecta un corto, normalmente y casi siempre mejores que el propio largo. Esta vez se trató de "Bao", de Domee Shi: Una melancólica mujer prepara baos (especie de empanadillas orientales cocidas al vapor) para el desayuno de su marido y ella. Él se los come apresuradamente y sale para el trabajo. Ella queda sola terminando de comer los que quedan y cuando va a meterse en la boca el último, este grita y toma vida animada, convirtiéndose en un pequeño bebé de pan, que va creciendo a toda prisa conforme el día avanza gracias a los esmerados cuidados de la mujer.

Estupenda historia (nota: 8), divertida y entrañable, esta ensoñación sobre el síndrome del nido vacío, que me trajo leves reminiscencias a la magnífica escena de arranque de "Up" (2009) de Pete Docter y Bob Peterson, también de la Pixar; y a esa magistral y exquisita joya de la animación que es "El cuento de la princesa Kaguya" ("Kaguyahime no monogatari", 2013) de Isao Takahata.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, que tal vez nos hagan resaltar las increíbles maravillas que encierra este variado mundo:

 - "Cuando yo tenía catorce años, mi padre era tan ignorante que no podía soportarle. Pero cuando cumplí los veintiuno, me parecía increíble lo mucho que mi padre había aprendido en siete años".  (Mark Twain).

 - "La ciencia, a pesar de sus progresos increíbles, no puede ni podrá nunca explicarlo todo. Cada vez ganará nuevas zonas a lo que hoy parece inexplicable. Pero las rayas fronterizas del saber, por muy lejos que se eleven, tendrán siempre delante un infinito mundo de misterio".  (Gregorio Marañón).

 - "No veo lógico rechazar datos porque parezcan increíbles".  (Fred Hoyle).

 - "En algún sitio algo increíble espera ser descubierto".  (Carl Sagan).

Besos y abrazos,

Don.
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