¡Buenos días!
Con sumo agrado asciendo a estos matutinos en los que tan divinamente me encuentro, escribiendo y reflexionando, como levitando en una nube en las alturas, ajeno a los bajos pesares terrenales que pudieran lastrarme y arrastrarme al fango de sus sufridas incongruencias, donde se brega por nimias sabandijas que se creen eternas efímeras (cachipollas)... más bien gilipollas. Tras este desconcierto mental, me despierto esta mañana perdido entre la sutil neblina que enseguida levanta, no para dejar ver el sol, sino para seguir velando nuestras entendederas con gris nubosidad, tan consumida que ni gotas de agua destila, en este día con 11ºC de máxima prevista por los madriles y en el que a las 11:02 atravesaremos el solsticio de invierno.
Este fin de semana estuve en el cine viendo "Martin Eden" (2019), de Pietro Marcello, basada en la novela homónima (1909) de inspiración autobiográfica de Jack London, y con Luca Marinelli, Jessica Cressy, Denise Sardisco, y Carlo Cecchi. Es el primer largo que veo de este director italiano.
Martin Eden es un joven de origen muy humilde, sin estudios, que se gana la vida como marinero y en cualquier otro tipo de trabajo no cualificado. Un día salva de recibir una paliza a otro joven, de familia muy acomodada, quien en agradecimiento le invita a comer a su casa. Allí conocerá a la hermana de este, de quien se enamorará de inmediato, y que le ayudará en su deseo de obtener una educación para mejorar socialmente y en su ilusión de ser escritor, y tener éxito para poder casarse con su amada. Tarea difícil debido a lo provocador de sus obras, que no gustan porque dice cosas que casi nadie quiere oír, y que ningún editor quiere publicar.
Una buena película (nota: 6), muy original, diferente, sobre todo formalmente, desconcertante a veces, sobre todo al principio, errática tanto por llevarme de mi desinterés por ella a lo opuesto, y viceversa sucesivamente, como por ser una mezcla entre drama romántico, cine social, con una pizca de cines documental y experimental, de diversas épocas y estilos, como por utilizar narración convencional, pero ambientada con aparente aleatoriedad en diversas épocas, junto con momentos documentales, tanto reales como creados artificialmente por su director, para dar lugar a un desordenado collage que retrata anacrónicamente el siglo XX en Europa, básicamente de su primera mitad, y que por partes de la historia narrada, la de este desheredado social que asciende en la escala mientras transita vitalmente por la literatura, la filosofía y la política, como por muchos momentos de su estilo visual, me recordaba esporádicamente a "Novecento (1900)" (1976) de Bernardo Bertolucci, película que no me gustó gran cosa cuando la vi al poco de salir de mi adolescencia.
Y ahora, en la sección de sabiduría ajena, tan solo una cita, que retrata muy bien tanto a su autor como al personaje de su novela razonablemente autobiográfica:
- "Yo no vivo de lo que el mundo piensa de mí, sino de lo que yo pienso de mí mismo". (Jack London).
Besos y abrazos,
Don.
_____
No hay comentarios:
Publicar un comentario