Creo
que me voy a rebatir, en lo que al título respecta, pero solo en su parte
final, pues en este remanso de paz matutino, de contenidas pasiones que a
gloria me saben, nada me alarma ni aviso alguno tengo que dar de ello. Por lo
demás, la primavera ha vuelto por sus más paradisíacos fueros, casi que echando
las campanas al vuelo, en esta serena y radiantemente soleada mañanita, con
contenida vehemencia y 24ºC de máxima prevista por los madriles.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Gloria Bell",
de Sebastián Lelio, y con Julianne Moore y John Turturro. Séptimo largo de este
director chileno, de quien había visto sus tres anteriores, "Una mujer fantástica" (2017), la para mí magistral
"Disobedience" (2017), y "Gloria" (2013). De hecho, la que hoy glosaré,
norteamericana, es un auto-remake de
la casi homónima, chilena.
Gloria
es una cincuentona divorciada desde hace más de diez años, madre de dos hijos
que ya volaron del nido y tienen su propia vida, y que le acaban de hacer
abuela. Vive sola, y pasa los días en su aburrido trabajo, las tardes en
actividades lúdicas, y las noches en las discotecas bebiendo cócteles y
bailando con quien se tercie. Una noche conoce a un tipo con el que inicia un
apasionado romance, al que se entrega en cuerpo y alma. Habrá complicaciones,
pero su indómito espíritu puede con todo, se levanta tras cada decepción, y
sigue bailando sin desánimo hasta que el cuerpo aguante.
Estupenda
película (nota: 8) que incluso siendo casi la misma que la
original chilena, salvo nimias diferencias, me gustó más que la otra vez, pues
entonces me dejó algo frío. No sé si será debido a que ahora tendría el estado
de ánimo en mejor sintonía para empatizar con la vitalista protagonista o qué
(tal vez que Julianne Moore me pone, y mucho), pero el caso es que desde su
anterior incursión extranjera con "Disobedience", con la que quedé maravillado, de diez,
me encanta todo lo que hace Sebastián Lelio, sus historias, su modo de mirar y
enfocar sus personajes y sus circunstancias.
Una
observación, las canciones que canta o tararea la protagonista, tanto en la
discoteca como mientras conduce el coche, en ambas versiones, en aquella
canciones latinas, ahora anglosajonas, dicen mucho (sus letras) de su estado de
ánimo en esos momentos. Además, se declama un precioso poema, "Poema para
una joven amiga que intentó quitarse la vida", de Claudio Bertoni, que en
cierto modo me evocó a otro de Mario Benedetti, "No te rindas",
también maravilloso.
Ahora,
en la sección de sabiduría ajena, bien podrían valer las citas que en su día
puse cuando glosé la "Gloria" chilena, pero también estas dos más, la
primera un trozo de poema, cervantino este:
- "Por eso juzgo y discierno
por
cosa cierta y notoria,
que
tiene el amor su gloria
a
las puertas del infierno". (Miguel
de Cervantes).
- "Tan gloriosa es una bella retirada
como una gallarda acometida".
(Baltasar Gracián).
Besos
y abrazos,
Don.
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