Pues
sí, estos matutinos no siempre me hacen todo el caso que debieran, pues muchas
veces hacen de su capa un sayo, pero lógico es que una vez que salen de mí a
volar por ahí ya no tenga demasiada jurisdicción sobre ellos. Y la voluble
primavera sigue a lo suyo, revoltosa como siempre, dejando caer de cuando en
cuando arrebatadas tormentas con toda su parafernalia, y hoy, con 22ºC de
máxima prevista, volverá a hacer lo propio... con su pan se lo coma, que sarna
con gusto no pica. Ella a lo suyo, y yo a lo mío.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo una película que desde ya os recomiendo,
muy, pero que muy encarecidamente, pues me fascinó. Se trató de "Disobedience",
de Sebastián Lelio, basado en la novela homónima de Naomi Alderman, y con
Rachel Weisz, Rachel McAdams, y Alessandro Nivola. Sexto largo de este director
chileno, de quien había visto su cuarto, "Gloria" (2013). Curiosamente no he visto su quinto, el
que ganó este mismo año el Óscar a la mejor de habla no inglesa, "Una
mujer fantástica" (2017), y que supongo tendré que ver en algún momento.
Una
mujer que vive y trabaja en Nueva York, regresa por unos días a la cerrada
comunidad judía ortodoxa de Londres que la vio nacer, para asistir al funeral
de su padre, recién fallecido, el más reputado y querido rabino de la
comunidad. A pesar de la aparente cordialidad, el recibimiento es frío y
receloso por parte de su familia y antiguos vecinos, y parece entreverse que
algún hecho traumático ocurrió en el pasado, motivo por el que ella se fue al
extranjero. Su primo, quien además será el sucesor del fallecido al frente de
los asuntos espirituales de la comunidad, y que le dice que se casó, la invita
a alojarse en su casa. Queda atónita al descubrir que la esposa es su más
íntima amiga de la infancia y adolescencia.
Magistral
película (nota: 10), que me maravilló por lo que cuenta, ¡y cómo!,
por su tono, por sus modos de narrar y mirar, por todo. Me enganchó ya desde su
mismo principio, con el sermón del viejo rabino, hasta casi el final, con el
parafraseo de este en el sermón final del nuevo rabino, y la conjugación en un
abrazo de los vértices del casi divino triángulo amoroso, cual santísima
trinidad, que ocurre en este melodrama romántico sobre el libre albedrío que
insufla Dios a sus criaturas, para desobedecer e intentar ser libres (si es que
tal cosa se puede en realidad o es una ilusión), o para acatar ciertas
opresivas reglas, impuestas por otros, y así no desentonar ni ser marcado,
cuando no marginado. Por tanto, va de difíciles elecciones (entre deber y
deseo, por ejemplo) y las renuncias que necesariamente conllevan, sea lo que
sea lo decidido; todo encerrado en el claustrofóbico ambiente de una estricta
comunidad religiosa, que marca como debe ser la vida de los demás. En
definitiva, de la libertad de amar cada cual a quien le plazca y como le
plazca.
Ahora
acabo de decidir poneros estas citas de sabiduría ajena, a las que obedeceréis
o no según sea vuestro parecer:
- "El acto de desobediencia, como acto de
libertad, es el comienzo de la razón".
(Eric Fromm).
- "En cuanto alguien comprende que
obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía
puede dominarle". (Mahatma Gandhi).
- "La libertad de amar no es menos
sagrada que la libertad de pensar. Lo que hoy se llama adulterio, antaño se
llamó herejía". (Victor Hugo).
- "Del cielo es la inclinación;
el
sí o el no todo es mío;
que
el hado en el albedrío
no
tiene jurisdicción". (Juan Ruiz de
Alarcón).
Besos
y abrazos,
Don.
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