Otro
matutino más que me abre su interior durante el breve instante del alba para
enseguida deshojarse y flotar al albur de los bits electrónicos antes de
posarse levemente, quien sabe donde, hasta aparentemente desaparecer justo
después de los besos y abrazos. Pero no importa, que volverá inminentemente en
otra mañana del mañana, y así una vez tras otra, cual especie de maná que me alimenta
las ganas de seguir disfrutando de lo que me toque vivir. Mañana soleada, algo
brumosa, que enseguida disipará, con 23ºC de máxima prevista. Aprovechadlo, que
pronto volverán las grises nubes y las lluvias, que también habrá que
disfrutar, pero de otro modo. Al fin y al cabo todo es primavera. Carpe diem.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo una maravillosa película que desde ya os
recomiendo encarecidamente, muy encarecidamente que vayáis a ver. Se trató del anime "Quiero comerme tu páncreas"
("Kimi no suizô wo tabetai"), de Shin'ichirô Ushijima, basado en el
manga homónimo (publicado on line en
2014) de Yoru Sumino. Es el primer largo de este director nipón
Un
estudiante adolescente, solitario y muy introvertido, siempre leyendo libros,
que no siente el más mínimo interés por relacionarse con los demás, cuando está
en la sala de espera de un hospital se encuentra olvidado un libro manuscrito
titulado "Convivir con la muerte", y empieza a leerlo. Se trata del
diario íntimo de una joven, compañera suya en el instituto, que enseguida
aparece para reclamarlo cuando apenas ha leído un poco, y le cuenta que padece
una grave enfermedad terminal de páncreas (salvo sus padres, nadie más lo sabe)
y que ha decidido disfrutar al máximo el poco tiempo que le queda de vida. A
pesar de su frialdad consigue involucrarlo en tal tarea. Poco a poco la
peculiar relación de amistad entre ambos se irá asentando, lo que acabará por
cambiar la vida del chaval.
Maravillosa
película, exquisita (nota: 10) y que me cautivó
sin remisión. El estilo de animación no es para tirar cohetes, pero ¡qué más
da!, la historia que se nos narra, formidablemente por cierto, es tan
arrobadora que enseguida te olvidas y entras en su poética hermosura (imágenes
de fondo incluidas). Preciosa película, cuajada de esa delicadeza tan
típicamente oriental, sobre amistad, quizá amor puro y profundo, sobre vivir la
vida, tan efímera como la floración de los cerezos, lo mejor que se pueda y
rodeados de las personas que nos quieren. Todo un canto a la vida y a su
disfrute a cada momento que podamos. Me conmovió profundamente, con sereno
fluir lacrimal, nada torrencial, esta historia entre chico rarito sin ilusión
por vivir y chica de desbordante vitalidad que gusta a todos, dos polos
opuestos que acaban por conectar, pues se necesitan mutuamente.
Imprescindible
por lo que a mí respecta, no os la perdáis... ni tampoco, si vais a verla, la
coda final de un par de minutos, tras los varios minutos de créditos finales en
los que suena una bonita canción, como el resto de la banda sonora. Por cierto,
me recordó, amén de a otras más, a dos películas: "Yo, él y Raquel" ("Me & Earl & the dying
girl", 2015) de Alfonso Gómez Rejón, cuyo planteamiento argumental es muy
similar; y a "Mi vida sin mí" ("My life without me", 2003)
de Isabel Coixet, por eso de los propósitos a cumplir antes de la inminente
muerte. Ambas tan sublimes como la hoy glosada. Las tres, de diez.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, alimento para nuestras entendederas que espero
devoréis con fruición y aprovechamiento:
- "¡Qué raro y maravilloso es ese fugaz
instante en el que nos damos cuenta de que hemos descubierto un
amigo!". (William Rotsler).
- "Se va la juventud año tras año; los
días de primavera son fugaces y las frágiles flores mueren pronto. El sabio nos
advierte que la vida es tan sólo una gota de rocío en una hoja de
loto". (Rabindranath Tagore).
- "¿Qué es la vida eterna sino aceptar el
instante que viene y el instante que se va?". (Cesare Pavese).
Besos
y abrazos,
Don.
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