Siempre
que puedo me dedico a cultivar un matutino de estos con el que ayudar a poblar
mi mente de nueva vida, y mucho más fácil parece esta grata tarea en estas feraces
jornadas de primavera, en las que tras las abundantísimas lluvias de pasadas
semanas, gracias al tibio y radiante solecito de estos días, todo brota a
borbotones, pimpollos de juvenil verdor, pipiolas florecillas silvestres que se
nos abren de par en par, y sin ningún rubor, con sus coloridas galas... en
definitiva, la vida, en su arrebolada vitalidad, que sigue su natural curso.
Este
fin de semana estuve en el teatro viendo "Yerma",
escrita por Federico García Lorca (1934), y dirigida e interpretada por un
grupo de actores aficionados locales (de los alrededores de donde vivo).
En
la profunda España rural de principios del siglo XX Yerma es una joven casada
hace poco más de dos años con un marido que eligió su padre para ella. No
siente amor por él. Además se encuentra profundamente frustrada porque ni
pueden engendrar hijos ni a su marido esto le importa tanto como a ella. Desea
casi obsesivamente ser madre para sentirse una mujer completa y aceptada, pero
sus férreas convicciones morales le impiden seguir los consejos de sus amigas,
que la animan a que, si tan desesperada se encuentra, lo intente furtivamente
con un antiguo pretendiente. Y este dilema la tortura hasta lo indecible,
abocándola a una drástica decisión.
Tragedia,
que era la que me faltaba por ver, de la trilogía rural lorquiana, formada
además por "Bodas de sangre" (1933), y por "La casa de Bernarda Alba" (1936), esta, una de las
cumbres del teatro mundial según mi parecer. Ambas las vi en su día también en
teatro, amén de sendas adaptaciones cinematográficas.
Partiendo
de la base de que Yerma es la que menos me ha interesado de las tres de la
trilogía lorquiana y de que fue un grupo teatral no profesional el que la
interpretó, no acabó de convencerme del todo (nota: 4). Las actuaciones,
correctas, teniendo en cuenta el nivel, aunque además, salvo algunos momentos
en que no, me parecieron acartonadas, desangeladas, les faltó algo de alma... y
tripas, que es lo que piden estos desgarrados dramas lorquianos. Como siempre
en las obras de Lorca, historias en femenino preñadas de metafórica poesía que
van más allá de la mera trama para criticar a toda una sociedad anquilosada.
Conjugando mito, realidad y poesía, se plantea el dilema entre el deseo de
libertad y la rígida y opresiva moralidad y costumbres de la época.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, que espero fecunden nuestras entendederas y las
lleven a crecer hasta nuevas cotas:
- "La vida sería dos y diez veces vida,
si la empleáramos con sabios y fecundos compañeros". (Ralph W. Emerson).
- "Para llegar al momento de la
realización es preciso atravesar el desierto de los años estériles". (Rabindranath Tagore).
- "No es impropio el llanto en las
grandes almas, antes bien indica el consorcio fecundo de la delicadeza en
sentimientos con la energía de carácter".
(Benito Pérez Galdós).
- "La agonía física, biológica, natural,
de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del
alma insatisfecha dura toda la vida".
(Federico García Lorca).
Besos
y abrazos,
Don.
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