lunes, 23 de abril de 2018

Matutina fertilidad

¡Buenos días!

Siempre que puedo me dedico a cultivar un matutino de estos con el que ayudar a poblar mi mente de nueva vida, y mucho más fácil parece esta grata tarea en estas feraces jornadas de primavera, en las que tras las abundantísimas lluvias de pasadas semanas, gracias al tibio y radiante solecito de estos días, todo brota a borbotones, pimpollos de juvenil verdor, pipiolas florecillas silvestres que se nos abren de par en par, y sin ningún rubor, con sus coloridas galas... en definitiva, la vida, en su arrebolada vitalidad, que sigue su natural curso.

Este fin de semana estuve en el teatro viendo "Yerma", escrita por Federico García Lorca (1934), y dirigida e interpretada por un grupo de actores aficionados locales (de los alrededores de donde vivo).

En la profunda España rural de principios del siglo XX Yerma es una joven casada hace poco más de dos años con un marido que eligió su padre para ella. No siente amor por él. Además se encuentra profundamente frustrada porque ni pueden engendrar hijos ni a su marido esto le importa tanto como a ella. Desea casi obsesivamente ser madre para sentirse una mujer completa y aceptada, pero sus férreas convicciones morales le impiden seguir los consejos de sus amigas, que la animan a que, si tan desesperada se encuentra, lo intente furtivamente con un antiguo pretendiente. Y este dilema la tortura hasta lo indecible, abocándola a una drástica decisión.

Tragedia, que era la que me faltaba por ver, de la trilogía rural lorquiana, formada además por "Bodas de sangre" (1933), y por "La casa de Bernarda Alba" (1936), esta, una de las cumbres del teatro mundial según mi parecer. Ambas las vi en su día también en teatro, amén de sendas adaptaciones cinematográficas.

Partiendo de la base de que Yerma es la que menos me ha interesado de las tres de la trilogía lorquiana y de que fue un grupo teatral no profesional el que la interpretó, no acabó de convencerme del todo (nota: 4). Las actuaciones, correctas, teniendo en cuenta el nivel, aunque además, salvo algunos momentos en que no, me parecieron acartonadas, desangeladas, les faltó algo de alma... y tripas, que es lo que piden estos desgarrados dramas lorquianos. Como siempre en las obras de Lorca, historias en femenino preñadas de metafórica poesía que van más allá de la mera trama para criticar a toda una sociedad anquilosada. Conjugando mito, realidad y poesía, se plantea el dilema entre el deseo de libertad y la rígida y opresiva moralidad y costumbres de la época.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, que espero fecunden nuestras entendederas y las lleven a crecer hasta nuevas cotas:

 - "La vida sería dos y diez veces vida, si la empleáramos con sabios y fecundos compañeros".  (Ralph W. Emerson).

 - "Para llegar al momento de la realización es preciso atravesar el desierto de los años estériles".  (Rabindranath Tagore).

 - "No es impropio el llanto en las grandes almas, antes bien indica el consorcio fecundo de la delicadeza en sentimientos con la energía de carácter".  (Benito Pérez Galdós).

 - "La agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida".  (Federico García Lorca).

Besos y abrazos,

Don.
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