jueves, 12 de abril de 2018

Es fácil convivir con mi familia matutina

¡Buenos días!

Pues sí, nada fatigoso es, que siempre se desvelan por mí, mi bienestar, y viceversa, eso espero. Como asimismo sucede con estos días de primavera. ¿Que llueve, está ventoso y bastante desapacible, como hoy mismo? Cosas de su voluble carácter intrínseco, pero que no nublan para nada esas exultantes ganas de disfrutar de todo que me infunden con su mera manera de ser. La máxima prevista para hoy por los madriles será de 12ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Verano de una familia de Tokio" ("Kazoku wa tsuraiyo 2"), de Yoji Yamada, y con Isao Hashizume, Kazuko Yoshiyuki, Yû Aoi, Satoshi Tsumabuki, Masahiko Nishimura, Tomoko Nakajima, Shozo Hayashiya, y Yui Natsukawa. Es el sexto largo que veo de este casi nonagenario y prolífico director japonés, que lleva dirigidos tantos como años tiene, y de quien había visto anteriormente seis de sus más recientes, todos de este siglo: "Maravillosa familia de Tokio" ("Kazoku wa tsuraiyo", 2016), "La casa del tejado rojo" ("Chiisai ouchi", 2015), "Una familia de Tokio" ("Tokio kazoku", 2013), y los tres de la trilogía de samuráis en horas bajas, "Love and honor" ("Bushi no ichibun", 2006), "The hidden blade" ("Kakushi-Ken: Oni no tsume", 2004), y "El ocaso del samurái" ("Tasogare Seibei", 2002).

En esta secuela del anterior film más reciente del director, se nos siguen narrando las vicisitudes cotidianas de la familia protagonista, matrimonio de septuagenarios que convive en la misma casa con el hijo mayor, su nuera y sus dos nietos, y es visitada regularmente por la hija y el hijo menores y sus respectivos. En esta ocasión, pocos años después de la anterior, la matriarca decide irse con sus amigas de vacaciones a Noruega para ver la aurora boreal pues su cascarrabias, tozudo y borrachín marido se niega a viajar con ella, así que él se dedica a visitar viejas amistades que hace tiempo no veía. Tras descubrir sus hijos múltiples abolladuras en su destartalado coche deciden decirle que debería dejar de conducir ya con tantos años, que empieza a ser un peligro al volante, pero se van pasando el marrón de unos a otros, pues nadie se atreve, y él se resistirá cual gato panza arriba.

Una película regularcilla (nota: 5), con algunos buenos momentos de interés, apenas unos pocos, pues esta secuela está muy desinflada con respecto a su precedente. Amable tragicomedia con divertidas situaciones, charlas familiares, algo de enredo, y con humor simplón a base trompazos y momos, aunque subyazcan todavía unas ralas pizcas de humor socarrón, bastantes menos con relación a la anterior. Se destilan mensajes de respeto hacia los otros, de no resistirse a envejecer, de ser conscientes del paso del tiempo, y de como tomamos constancia de la importancia en nuestras vidas de los demás, especialmente los familiares, casi cuando les perdemos.

Ahora unas citas de sabiduría ajena que tal vez nos ayuden a convivir más fácilmente con el prójimo:

 - "Al envejecer se tiene más prudencia y se hacen más locuras".  (François de la Rochefoucauld).

 - "Nada nos hace envejecer con mayor rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos".  (Georg Ch. Lichtenberg).

 - "Saber envejecer es una obra maestra de la sabiduría, y una de las partes más difíciles del gran arte de vivir".  (Henri Frédéric Amiel).

 - "Acomódate a las cosas que la suerte te ha destinado, y ama con verdadero amor a los hombres con quienes debes convivir".  (Marco Aurelio).

Besos y abrazos,

Don.
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