Día
muy gris, como ayer, fresco casi de invierno, aunque subiendo de templanza
(máxima prevista de 13ºC). Llueve, parece que cada vez menos después de
habernos empapado la anterior jornada, pero todo da igual, que si sale el sol
por la tarde, bien, pero si no, también, que casi rezumo luminoso entusiasmo
vital... será cosa de la primavera existencial que me inunda, cual
reconfortante lluvia anímica.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Un sol interior"
("Un beau soleil intérieur"), de Claire Denis, basada en la novela
"Fragmentos de un discurso amoroso" de Ronald Barthes, y con Juliette
Binoche (ilumina la pantalla con su mera y sensual presencia en cuerpo y alma),
Xavier Beauvois, Philippe Katerine... y Gérard Depardieu. Es el tercer largo
que veo de los de esta directora francesa, tras "Los canallas" ("Les salauds", 2013) y "Una mujer en África" ("White material",
2009).
Una
mujer de radiante belleza, que ronda la cincuentena, artista plástica, divorciada
y madre de una hija, no cesa, sin demasiado acierto, de buscar un amor
verdadero, o al menos algo de cariño sincero. Decepción tras decepción con los
hombres, que cada uno tiene lo suyo, con los que mantiene breves y sucesivas
relaciones sentimentales más o menos carnales.
Una
buena película en general (nota: 6), con sus más y sus
menos, con momentos luminosamente espléndidos que me cautivaron y otros que me
desconcertaron y poco me dijeron, pues no acababa de entender las tribulaciones
de los personajes, especialmente de la protagonista, en los que me evadía
dejándome envolver en la carnal sensualidad de la Binoche, que traspasaba la
pantalla. Historia, contada en sucesivos cuadros, de esta mujer insatisfecha
con los hombres que pasan por su vida, que no le dan todo lo que ella espera,
casi desesperada por encontrar un inexistente príncipe azul sin mácula. No
entiende el porqué de su mala suerte con los hombres y llora de vez en cuando
por las noches.
Atención
a la última escena, mientras ruedan los títulos de crédito finales, absurdo
diálogo bastante banal, a mi entender, con un vidente, en el que con mucha
sorna toma sentido la causa del sinsentido de las desventuras amorosas de la
dubitativa protagonista. En definitiva, que además de lo anterior y escondida
entre vacua palabrería, le recomienda que irradie su sol interior y se regodee
en él cuando se le nuble su amoroso devenir, que se abra de par en par y
disfrute del momento, pues las alegrías (las carnales y las anímicas) van y
vienen.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, espero que nueva luz para nuestras entendederas:
- "El sol brilla en todas partes, pero
algunos no ven más que sus sombras".
(Arthur Helps).
- "El amor consuela como el resplandor
del sol después de la lluvia".
(William Shakespeare).
- "Amar y ser amado es sentir el sol por
ambos lados". (David Viscott).
- "Porque en la vida no hay más
realidades que éstas: un destello de sol, un aroma de rosa, el son de una voz;
y aun así de vanas y efímeras son lo mejor del mundo, lo mejor del mundo para
mí". (Luis Cernuda).
Besos
y abrazos,
Don.
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