Me
atrae la idea de volver a escribir otro de estos matutinos al calor de mis
efervescentes neuronas, siempre inquietas, bullendo a su libre albedrío, sin
orden aparente. Los ardores térmicos y primaverales de ayer, cuando casi
coqueteamos con la treintena, parece que se enfriaron algo hoy, con solo 25ºC
de máxima prevista, revertiéndose la acalorada entropía hacia el verano en que
nos estábamos precipitando antes de tiempo. Y esta tendencia a bajar la
temperatura, contra natura de la que predice la termodinámica, va a continuar
en días sucesivos, pero ya rebotará, cual sinuosa onda, que se nos hará
partícula si es que llegara a detenerse en su ondulante devenir.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Las leyes de la termodinámica",
de Mateo Gil, y con Vito Sanz, Berta Vázquez, Chino Darín, Vicky Luengo, Irene
Escolar, Josep Maria Pou, Andrea Ros, y Juan Betancourt. Es el cuarto largo
como director, y tercero que veo, tras "Proyecto Lázaro" ("Project Lazarus", 2016),
y "Blackthorn (Sin destino)" (2011), de este también
guionista, muy bueno en sus dos facetas, de quien sí he visto todos los que ha
escrito sin además ser el director, la mayoría dirigidos por Alejandro Amenábar.
Solo me falta por ver su primer film como director, "Nadie conoce a
nadie" (1999).
Un
doctorando en física, y profesor auxiliar de universidad, algo
obsesivo-compulsivo, nos narra su proceso de enamoramiento de una despampanante
modelo y aspirante a actriz que hace que rompa la relación que mantenía con su
novia. E inexplicablemente parece que el enamoramiento es mutuo, pero todo se
acaba. Trata de dar un sentido a lo que le ocurrió, o le está ocurriendo,
encontrando un curioso paralelismo entre las leyes físicas clásicas (gravedad,
termodinámica, etc.), la teoría de la relatividad y la física cuántica, y el
errático proceder humano ante el amor, argumentando que el comportamiento de
ningún cuerpo físico (átomos, astros, humanos, o cualquier otro fractal) puede
escapar de tales leyes.
Una
muy buena película (nota: 7), muy original y divertida, más cuantas más
nociones de física se tengan, esta comedia romántica con formato de documental
serio y prestigioso sobre ciencia. Las disertaciones de científicos sobre
física, que van explicando el extraño y caótico comportamiento amoroso de los
protagonistas, son reales y ciertas y aportan retranca a los meros, o muy
complicados, según se mire, avatares amorosos, cosas de la relatividad.
Muy
ingeniosa y ocurrente, muy bien tramadas las partes de documental y comedia
romántica, fragmentadas y a capas, pero sin embargo no fue redonda, o
perfectamente elíptica en su órbita gravitacional sobre mí, por algunas
perturbaciones electromagnéticas que me la desmerecieron un poquito. No
importó, pues en esos momentos en los que me desenchufaba, y no sabía si estaba
o no, tal vez por principio de incertidumbre, quizá debido a la gatuna paradoja
de Schrödinger, ahí siempre estaba Berta, bombón de masiva belleza, para que mi
mente no dejara de rotar en torno a la película, además de sobre sí misma,
reflexivamente. En cierto modo me recordó a "Pagafantas" (2009) de Borja Cobeaga, aunque en esta el
elemento científico es bastante menos acusado.
Ahora,
como corolario de lo escrito anteriormente, no sé si con bien estructuradas
proposiciones, más o menos deshonestas, según se mire, ahí os dejo una sola
cita de sabiduría ajena a modo de resumen, especie de ley de la que no estoy
nada seguro que todo lo compendie:
- "El mejor científico está abierto a la
experiencia, y ésta empieza con un romance, es decir, la idea de que todo es
posible". (Ray Bradbury).
Besos
y abrazos,
Don.
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