Estos
muy persuasivos matutinos me seducen cada mañana con su revoltosa palabrería, y
"pacá" que me cuelo, entro en su juego y la verborrea disquisitoria
me invade, y tecleo, tecleo y tecleo, cada vez más atinadamente, espero...
hasta llegar, ya en silencio, a los besos y abrazos. La primavera sigue a lo
suyo, con su embelesador discurso de nubes que a veces velan con sutileza el
radiante discurrir solar, hoy de mayor templanza, pues la máxima prevista será
de 19ºC.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Una razón brillante"
("Le brio"), de Yvan Attal, y con Daniel Auteuil y Camélia Jordana.
De este director francés tan solo había visto una de sus anteriores películas,
"Mi mujer es una actriz" ("Ma femme est une
actrice", 2001).
Una
joven de origen argelino del extrarradio parisino acude a su primer día de
clase en una exclusiva facultad de Derecho. Llega un poco tarde y el profesor,
un tipo misántropo, cínico y muy exigente, la toma con ella y en el rifirrafe
verbal se excede en sus palabras, que toman tintes racistas. El video de la
discusión enseguida se hace trending topic en internet y el pedante e
intolerante profesor es llamado al orden puesto que no es la primera vez que le
ocurre. El rectorado le ofrece como redención el que ayude a la alumna a
prepararse para un prestigioso concurso de oratoria. Pero antes ambos deberán
aprender a superar sus respectivos prejuicios.
Una
muy buena película (nota: 7) que más que una dramedia romántica podría
decirse que es una "pigmaloniana", muy agradable de ver, con la que
reí y que me tocó sutilmente el flanco emotivo en unas pocas ocasiones.
Obviamente, por parte de su tema, es una película muy locuaz, de largos
monólogos argumentativos y retos verbales punzantes en los que la borrosa
frontera entre tener la razón y la verdad no está clara. Bebiendo del mito de
Pigmalión, se nos narra esta relación entre alumna y profesor, de generaciones
y ambientes sociales radicalmente opuestos, que gracias al bien hablar pueden
llegar a entenderse, pero en la que no necesariamente aprende más el discípulo
de, ni es condicionado por, su mentor, sino viceversa. Os la recomiendo.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, brillantes razonamientos de otros que espero os
convenzan:
- "Los oradores utilizan algún señuelo
con que distraer al auditorio para caer con más fuerza verbal por el flanco
desguarnecido". (Luis Landero).
- "No es muy difícil atacar las opiniones
ajenas, pero sí el sustentar las propias: porque la razón humana es tan débil
para edificar como formidable ariete para destruir". (Jaime Balmes).
- "Nada más estúpido que vencer; la
verdadera gloria es convencer".
(Víctor Hugo).
- "Para decir la verdad, poca elocuencia
basta". (Sócrates).
Besos
y abrazos,
Don.
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