Pues
ya estamos sagazmente preparados para estar a la que salta, calculando nuestro
siguiente paso, enfundados tal vez en cualquier disfraz, pero, calma, calma,
calma, que aquí se viene a jugar, a disfrutar cual chavales de este mundo
matutino mientras casi sin darnos cuenta vamos adquiriendo las necesarias
herramientas para mejor desenvolvernos en la real realidad que nos espera
allende sus puertas. Por lo demás, la primavera sigue tan juguetona como suele,
hoy disparándonos, cual si fuéramos marcianitos, pequeñas gotas de llovizna en
fugaces chubascos que se parapetan tras el sol en cuanto cargamos nuestros
paraguas para defendernos y poco más que de sombrilla nos sirven. Pero nos
andaremos listos y no nos lo olvidaremos, que las lluvias seguirán jugando al
escondite hoy con nosotros, cada vez poniéndonoslo más difícil, intensificando
su frecuencia e intensidad, como obligándonos a subir de nivel.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Ready player one",
dirigida por Steven Spielberg, basado en la novela homónima de Ernest Cline, y
con Tye Sheridan, Olivia Cooke, Ben Mendelsohn, Mark Rylance, y Simon Pegg. De
este director he visto la gran mayoría de sus films, casi todos. En concreto,
de los de este siglo: "Los archivos del Pentágono" ("The Post",
2017), "Mi amigo el gigante" ("The BFG. The Big Friendly
Giant", 2016), "Lincoln" (2012), "Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio"
("The adventures of Tintin: Secret of the Unicorn", 2011), "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal"
("Indiana Jones and the kingdom of the crystal skull", 2008), "Munich" (2005), "La terminal" ("The terminal", 2004), "Atrápame si puedes" ("Catch me if you can",
2002), "Minority report" (2002), y "A.I. Inteligencia Artificial" ("A.I. Artificial
Intelligence", 2001).
Año
2045, la mayoría de la gente malvive en un mundo en decadencia y se evade de
sus miserias a través de avatares en la fascinante realidad virtual de un
videojuego total (de acción, de estrategia, de rol, etcétera), al que todos
están enganchados, creado por un gurú de la informática fallecido cinco años
antes. Como testamento dejó que heredaría toda su inmensa fortuna y el control
del videojuego aquella persona que supere los retos de la yincana (gymkhana)
virtual que ideó. Tras cinco años absolutamente nadie ha conseguido desentrañar
ni una sola de las pistas. Un solitario adolescente parece que es el que más se
va aproximando para encontrar la primera de las llaves que le lleve a resolver
el enigma, pero deberá competir con otros muchos que ansían lo mismo, así como
con una megacorporación multinacional que trata de hacerse a toda costa con el
monopolio absoluto de ese mundo lúdico-virtual.
Una
buena película (nota: 6), de aventuras futuristas, con mucha acción,
divertida y entretenida, visualmente apabullante, a veces demasiado, pero cuya
historia me pareció de lo más normalita. Todo un popurrí, podría decirse que
nostálgico, de referencias a películas, series de televisión, videojuegos,
juguetes y demás, básicamente de los años 80. Alternando realidad virtual y
real realidad destila avisos sobre el mal uso de aquella y reivindica nunca
dejar de tener los pies en el suelo por mucho que dejemos volar nuestras
fantásticas mentes buscando quien sabe qué inexistente Santo Grial. También es
una loa a nunca dejar de tener espíritu lúdico en nuestras vidas, por muy
complicadas que nos parezcan.
Pues
antes de terminar esta pantalla matutina toca recoger estas citas de sabiduría
ajena, artefactos ideales que seguro nos ayudan a lidiar mejor cualquier avatar
vital que nos haga frente:
- "El trabajo es todo lo que se está
obligado a hacer; el juego es lo que se hace sin estar obligado a ello". (Mark Twain).
- "El hombre bien preparado para la lucha
ya ha conseguido medio triunfo".
(Miguel de Cervantes).
- "La mentira gana bazas, pero la verdad
gana el juego". (Sócrates).
- "No paséis el tiempo soñando con el
pasado y con el porvenir; estad listos para vivir el momento
presente". (Mahoma).
Besos
y abrazos,
Don.
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